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Cultural

Ken Follet: “Vivimos bajo la sombra de una guerra nuclear”

El escritor británico en conferencia virtual ofreció detalles de su nueva novela, Nunca, cuyo tema es una crisis mundial que podría dar lugar a una tercera guerra mundial.

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El autor también aseguró que, "además del cambio climático, la pandemia acentuó la sensación de que el mundo está en peligro”. Foto: composición/ difusión

El escritor británico Ken Follet no dudo en decir que vive con el temor de que se desate una tercera guerra mundial. Así lo manifestó en conferencia virtual con la prensa para ofrecer detalles y responder preguntas sobre su última novela, Nunca, publicada en español por Plaza & Janés.

Con Nunca, Follet retorna al género thriller, aunque, más que eso, según los críticos es la historia de una crisis global que podría conducirnos a una tercera guerra mundial. La historia está ambientada en los tiempos actuales y va desde el desierto del Sahara hasta los centros del poder en las grandes capitales del mundo, donde, precisamente, podrían activar el botón para el estallido mundial.

“¿Podría eso volver a ocurrir? Dejando aparte que sea por un accidente, por un presidente que no esté bien de la cabeza, ¿podrían seres racionales llevarnos a una tercera guerra mundial?”, dijo y refirió que esas preguntas se planteó para escribir la novela.

El escritor británico, si bien ha imaginado para escribir la novela, como corresponde cuando se hace ficción, también dijo que esta novela está inspirada en hechos anteriores a la Primera Guerra Mundial. Narró que mientras investigaba descubrió que los líderes de ese entonces no querían una guerra entre sus países, pero cada quien por su lado fue obrando hasta llevarnos a la guerra mundial.

Así se percató de que “decisiones ingenuas pueden llevar a conclusiones terroríficas”. Recordó también un periodo de cierta paz, como fueron los años 80 y 90, cuando se dejaron de producir bombas nucleares. El escritor contó que esos años “eran momentos bonitos” porque se pensaba que no había más armas nucleares.

“Pero no. El peligro ha vuelto y vivimos ahora bajo su sombra”, dijo.

Una guerra nuclear significaría el fin de la humanidad. Y en eso fue tajante.

“No es probable que la raza humana sobreviviera a una guerra nuclear”, enfatizó Ken Follet.

Clima y pandemia

Al temor de una guerra nuclear se sumó el miedo al cambio climático o el temor a “ser borrados por un virus”, se ve cómo vivimos con “muchas más amenazas” en un “entorno de miedo”. La pandemia para él supuso sobre todo “acentuar la sensación de que el mundo está en peligro”.

Hay muchos peligros que preocupan a Ken Follet, pero sobre todo, ha dicho, le genera preocupación “la actitud desenfadada” de la gente ante ellos.

Se muestra así decepcionado por la cumbre del clima de Glasgow, donde dice que priman los intereses de cada uno a corto plazo: “¿Cuándo va a despertar la gente y se va a dar cuenta de que hay que hacer sacrificios?, se ha preguntado.

“La COP26 no puede y no será el fin de la lucha contra el cambio climático (...), pero, aunque no sea el final debe marcar el principio del fin”, manifestó Boris Johnson. Foto: EFE

En la investigación para escribir su libro, Follet se reunió con políticos, embajadores y militares para conocer la toma de decisiones en los escenarios internacionales que discurre la novela.

Unos escenarios (desierto del Sahara, China, Corea del Norte o Estados Unidos) en los que no ha incluido a Europa: “Europa se puede convertir en la mayor potencia económica del mundo, pero no en una potencia militar”, ha explicado el galés que ha dicho que la falta de ejército hace que no tenga un papel en la crisis que plantea.

“A lo mejor eso nos mantiene fuera de peligro”, ha confiando el escritor.

Ken Follet ha expresado también su sorpresa por el hecho de que haya personas que voten “para perder la libertad”, como cree que ha ocurrido en Turquía o en Polonia.

El autor estudió el ascenso del nazismo en la Alemania de los años 20 y 30 y asegura que lo deja “patidifuso” ver gente que vota a líderes “que se acercan cada vez más al fascismo”.

El escritor está de acuerdo con que la realidad supera la ficción: “La ficción debe tener sentido y lógica porque, si no, el lector no se lo cree. Y en cambio, en la vida real, las cosas más ilógicas pueden ocurrir”.