La paralización del sistema empresarial, debido a las medidas sanitarias que busca contener el contagio del nuevo coronavirus, ha provocado que muchas industrias se vean golpeadas económicamente, sobre todo las que están vinculadas con productos que no son considerados indispensables. Entre ellas se encuentran las editoriales y aquellas que viven de la venta, producción y distribución de libros.
Según estimaciones del Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (Cerlalc), los ingresos de las editoriales y de las librerías se redujeron en un 50% a consecuencia de la llegada de la pandemia. Esto sumado a las medidas de confinamiento provocaron, no solo la restricción del tránsito, sino también un fuerte golpe al sector editorial del país.
Conoces las fechas oficiales de la Feria Internacional del Libro 2020. (Foto: Paolo Aguilar)
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“Sí nos ha afectado bastante en el tema de las ventas, pues teniendo las librerías cerradas y teniendo en cuenta que el libro no se consideró un bien de primera necesidad, el mercado ha ido retomando la compra de los libros mucho después que otros rubros. (...) El choque sí ha sido bastante fuerte”, declaró Angela Arce, directora de la editorial Colmillo Blanco.
Sin embargo, el golpe no ha sido simétrico. Si bien las medidas de contención del virus han disminuido las ganancias y detenido la cadena de pago a las grandes cadenas de editoriales, el perjuicio ha sido mayor para las pequeñas editoriales y los libreros independientes como los que están asentados en Amazonas, Quilca y Camaná, en el Centro de Lima.
Las grandes editoriales pudieron acceder a préstamos de Reactiva Perú y, en algunos casos, se tratan de empresas trasnacionales que manejan diversas ramas de negocio. Pese a ello, la pandemia ha planteado cambios que deben ser para todos, como implementar estrictas medidas sanitarias en los locales, darle una mayor prioridad al delivery y el inminente paso al mercado digital.
La llegada del coronavirus, y el conocimiento de sus formas de contagio, han generado que las políticas mundiales estén dirigidas a tener el menor contacto entre las personas. Ante esta nueva realidad, las empresas tuvieron que innovar para encontrar nuevas modalidades que mantengan vivos sus negocios. Entre las principales medidas está darle mayor énfasis al delivery o la entrega del producto en un lugar pactado que no sea la tienda.
Las ventas de productos en tienda van a seguir en un ritmo bajo durante los próximos meses. Por ello, es necesario potenciar el delivery en la industria editorial. “Vamos a imprimir libros y vamos a implementar un servicio un poco más efectivo de delivery, ya que por el momento estábamos haciéndolo entre nosotros. Íbamos, repartíamos y lo manejábamos de esa manera, pero si nuestro fuerte en ventas va ser el delivery de libros, pues ahí tenemos que implementar un método mucho más elaborado y eficiente”, indicó Arce.
También será necesario el cumplimiento de exigentes medidas sanitarias que eviten aglomeraciones en las librerías o puestos ambulatorios que no pueden sostener un negocio a base del delivery, el cual requiere un mayor presupuesto. Este es el caso de los libreros de Quilca, Amazonas y Camaná, lugares que, según sus propios dirigentes, están reinventándose para poder recibir a los amantes de la lectura bajo las estrictas medidas que impone la pandemia.
El señor Sergio Montañez Ferrari, representante de este campo ferial de Amazonas, declaró anteriormente a La República que “los miembros de este campo ferial han activado los protocolos de seguridad, que permitan acondicionarse a las medidas sanitarias como el distanciamiento, módulos de desinfección y establecer un aforo limitado”, precisó.
libros
El inminente paso al modelo de negocio basado en los mercado digitales ha abierto una serie de nuevas posibilidades para llegar al lector evitando la aglomeración de personas, pero también ha comenzado a generar incertidumbre en las editoriales, sobre todo, con respecto al monopolio que tendrían ciertas plataformas de comercio digital como Amazon.
La transformación digital ha generado una serie de nuevos retos que, a inicios de año, ninguna veía como una prioridad. Lamentablemente, las cifras de libros vendidos por internet todavía sigue siendo minúsculo con relación al impreso. Sin embargo, la realidad impone un cambio que ya no se puede seguir dejando para después.
“Pasar los libros a digital no es algo que tuviéramos dentro de nuestras prioridades hasta el mes de marzo de este año. Pero descubrimos que ya era momento, y apuramos algo que habíamos estado pateando. Lo primero que hicimos fue informarnos al respecto. Descubrimos que no es solamente cambiarlo a formato epub o compartir PDF. Sino que, a la hora de ponerlo en estas librerías virtuales, tienes que utilizar metadata especializada para que tu libro pueda ser visualizado por diferentes personas y no se quede como un enlace más olvidado en la web”, señaló Angela Arce de Colmillo Blanco.
Pese a la necesidad de cambio, el mercado digital todavía es un mundo poco amigable para la industria que vive de los libros, debido a que no existe una regulación de los precios y mucho menos de los descuentos que se establecen a estas publicaciones.
FIL
La nueva edición de la Feria Internacional del Libro de Lima 2020 también se ha transformado a una versión totalmente virtual. Esta vez se rinde homenaje al Perú y a sus 25 regiones a través del programa “Una mirada al Perú”. Además de ser gratuita, ofrece diversas actividades hasta el 6 de septiembre. Estas se podrán ver a través de todas sus plataformas en redes sociales.
Existirán espacios para la divulgación de temas de ciencia, salud y economía relativos a la pandemia, así como mesas especiales sobre el Bicentenario y autores invitados. La FIL Lima 2020 contará con la participación de 107 expositores que ofrecerán más de 100 mil títulos. Además, implementarán enlaces, por medio de una tienda virtual, para acceder a las compras online.
Willy del Pozo, presidente de la Cámara Peruana del Libro, mencionó que este sería un nuevo paso a cómo se realizarán las ferias en una sociedad post pandemia.
Los libros, ya sea en sus formatos físicos o digitales, seguirán formando parte de la nueva normalidad. De este modo, se registra y retrata las historias del mundo en sus páginas para entender dónde estamos hoy y luego de la COVID-19.