Por: Mirella Quispe
Acaba de fallecer Estela Luna (Lima, 1943), una mujer de teatro. Dramaturga, actriz y pedagoga teatral, una de las más destacadas de su generación, junto a la recordada y mítica Sara Joffré. Ironías de la vida, Estela Luna falleció en un tiempo en el que usamos mascarilla, tal como ella describió en una de sus obras hace más de cuarenta años, como veremos más adelante. Pero no solo eso, su perspicacia también la llevó a montar la primera pieza con tema feminista en nuestro país. Por supuesto, no dejó de lado a los niños, para quienes también escribió obras.
Su trayectoria teatral profesional comenzó en 1969, cuando egresó del Instituto Superior de Arte Dramático (hoy ENSAD). Por su arte, recibió el Premio TUSM de Teatro Escolar (1970), por su obra Flor de retama. Fue distinguida el 2003 por el Congreso junto a las actrices Sarina Helfgott y Celeste Viale.
Su partida no puede ser más poética o, para decirlo en términos teatrales, dramática, pues acontece en un escenario que su dramaturgia había anticipado en 1979, con la obra ¿Qué tierra heredarán los mansos? Los sucesos de esta pieza futurista ocurren en el 2020. Es curioso, Luna vaticina que sus personajes, al igual que ahora, no podían salir de sus casas sin llevar una mascarilla. Claro, el motivo no era por un virus, sino la contaminación ambiental. El valor del oxígeno también se hace evidente en su pieza.
Adelantada a su época, escribió también Collage y Eva no estuvo aún en el paraíso, ambas publicadas en 1976. En la primera obra hace un cuestionamiento feroz al papel de los medios de comunicación, a la indolencia del Estado con los ciudadanos del interior, al doble discurso en torno a la mujer y su lugar en el mundo. En la segunda, que llevó a escena en 1971 junto a Sara Joffré como directora, realiza una crítica descarnada de la sociedad patriarcal, de su falocentrismo, del rol que este sistemasocial le asigna a la mujer, del cómo la “educa”, desde su nacimiento, para servir y agradar.
Según Ernesto Ráez, reconocido historiador de teatro, el estreno de esta obra en el Club de Teatro de Lima “provocó una suerte de ‘batalla de Hernán’ entre los feministas y antifeministas asistentes”.
Terroríficamente actuales. Sus obras para adultos nos hablan de un Perú que continúa cuestionándose, mientras que en su teatro para niños apuesta por dejar de lado las adaptaciones y se enfoca en escribir piezas que incluían, por primera vez en el Perú, los paisajes y musicalidad de la cotidianidad de la autora. Sus obras completas vienen siendo trabajadas por Ismael Contreras y los hijos de Estela, el diseñador de luces Mario Ráez y el rockero Rafo Ráez, para ser publicadas en fecha próxima.
Estela Luna no pudo escapar a su destino de escritora y, como se menciona en el texto que precede a Eva…, desarrolló sus escritos mientras vigilaba “la olla puesta en el fogón”. Su hijo, el músico Rafo Ráez, la describe así: “Siempre la vi pedir a la gente que no se deje abusar, que pelee y trabaje por lo que consideraran limpio y justo, así como ella lo hizo.
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Amaba el mar, los niños, la selva, el agua y a nosotros, sus hijos. Era una peruana intelectual orgullosa y popular, fue maestra en su admirada Villa El Salvador, así como sindicalista. Admiraba a Vallejo y a las mujeres humoristas como Serafi na Quinteras”. Estela grabó, en 1991, Los regalos del viento, junto a su hijo Rafo Ráez y Daniel F.
“El teatro de Estela Luna –dice Elton Honores– es humanista, pues está presente ese deseo de comunión e integración entre los seres humanos, tanto en su teatro para niños, como en otras obras en las que se critica a la sociedad moderna, distópica e irracional, desde un feminismo de avanzada”. Estela Luna escribió teatro para el futuro.
Ismael Contreras, dramaturgo
Conocí a Estela Luna cuando yo estudiaba secundaria. Ella era profesora de teatro en un colegio de mujeres que se unió al nuestro para formar un elenco mixto.
Allí nos hicimos amigos y siempre admiré en ella su capacidad de escribir y resolver las cosas de manera profesional, creativa e inteligentemente. Fue mi guía cuando comencé a escribir teatro para niños.