—¿Qué fue lo primero que pensó cuando le propusieron formar parte de una nueva película de El planeta de los simios?
–Cuando vi entrar a mi bandeja de entrada El planeta de los simios pensé: “Dios mío, esto es una locura. Es una franquicia importantísima”. Una franquicia que está desde hace mucho tiempo, las primeras películas son de años atrás y mis padres las vieron todas. Fue muy emocionante porque tiene mucha tradición. Pero todo fue bastante misterioso al comienzo, y fue mi primera audición con Owen (Teague) lo que me atrapó. Pensé: “Me encanta este muchacho”. Fue un compañero de escena formidable. Y Wes (Ball, director) era claramente un hombre muy inteligente que tenía una visión muy clara.
—¿Supo desde el principio que iba a interpretar a un humano o por un momento pensó que tal vez sería el papel de un simio?
—No. Siempre supe que era el papel de una humana. Nunca pensé que sería el de un simio, aunque me hubiera gustado saber cómo hubiera sido eso, y cómo hubiera sido mi simio. Para interpretar a un simio hay que pasar por un proceso increíble. Pude ver a todos los demás actores transformarse en esos simios y me pareció algo realmente interesante. Hicieron campamento de simios juntos, lo que pareció muy divertido. Era como un zoológico. Participé ocasionalmente porque había ciertas cosas que me eran útil ver, por la actividad física de mi personaje.
—¿Cómo fue interpretar un papel como ese?
—Cuando era niña, siempre jugaba a ser perro. Así que el elemento salvaje del personaje me resultó muy natural. Pero también fue interesante interpretar a alguien que tiene tantas intenciones en conflicto y que todo lo que ella siempre supo está siendo puesto en tela de juicio durante el transcurso de la película.
—¿Hizo alguna investigación en particular para el papel?
—Sí. Investigué mucho sobre temas de los que no puedo hablar porque contaría la película. Hay ciertas cosas de mi transfondo que nadie va a conocer, necesariamente, al menos en esta película, pero que para mí fueron de importancia crucial durante todo el proceso.
—Hablando de energía y entusiasmo, ¿cómo fue trabajar con Wes Ball como director?
—Wes es un gran perfeccionista, pero yo lo entiendo totalmente, como decía al comienzo, para mí fue reconfortante. Realmente se preocupa por lo que hace y eso se transmite a todos los demás. Diría que es uno de los directores con los que trabajé que me inspiró más confianza.
—¿En qué diría que esta película difiere de la última trilogía El planeta de los simios?
—Lo más obvio para mí es el hecho de que los dos personajes centrales son jóvenes y que los arrojan a una posición en la que tienen que redefinir su visión del mundo. Y en el transcurso de su viaje hay un sentimiento de esperanza, que es algo que realmente necesitamos en este momento.