En el lago Titicaca, a más de 3.800 metros sobre el nivel del mar, se encuentra la Isla del Sol, un lugar que no solo destaca por su belleza natural, sino también por su profunda conexión con la mitología incaica. Considerada por muchos como el sitio de origen del Imperio Inca, la isla alberga a una roca misteriosa que, según la leyenda, fue el punto de partida de una de las civilizaciones más poderosas de América.
La Roca de los Orígenes, o Titikarka, se encuentra en la parte norte de la isla, en un área conocida como Challapampa. Esta piedra de forma irregular, con una longitud de 15 metros, es famosa por ser el lugar donde, según la mitología, los fundadores del Imperio Inca, Manco Cápac y Mama Ocllo, emergieron tras el diluvio universal.
La Isla del Sol no solo es un destino turístico debido a su belleza natural, sino también por el peso histórico que carga sobre sus tierras. Según la tradición incaica, la isla fue el lugar donde Viracocha, el dios creador, ordenó a sus hijos Manco Cápac y Mama Ocllo emprender su viaje hacia el Cusco, donde fundarían el Imperio Inca. Este relato es conocido como parte de la cosmovisión andina, que también considera a la isla como el refugio del sol (Inti) y la luna (Killa) durante la oscuridad primigenia del mundo.
En la Isla del Sol fue donde Viracocha, el dios creador, ordenó a sus hijos Manco Cápac y Mama Ocllo emprender su viaje hacia el Cusco. Foto: Travel Andes
Además de su importancia mitológica, la isla es un referente arqueológico. En sus alrededores, los investigadores han descubierto una serie de restos que atestiguan la existencia de una civilización que, según algunos estudios, se remonta a más de mil años antes de la fundación del Cusco.
La leyenda del origen del Imperio Inca está íntimamente ligada a la roca Titikarka. Se dice que Manco Cápac y Mama Ocllo, al recibir un báculo de Viracocha, comenzaron su viaje en busca del "lugar donde el sol se pone", lo que los condujo al valle del Cusco, donde establecerían su capital. En la Roca de los Orígenes se pueden apreciar figuras talladas, entre ellas el rostro de Viracocha, un puma, una serpiente y un cóndor, que representan la conexión de los Incas con los elementos fundamentales de su cosmovisión: la tierra, el agua y los animales sagrados.
En la Roca de los Orígenes encuentran figuras simbólicas de Viracocha, el puma, la serpiente y el cóndor, animales clave en la cosmovisión andina. Foto: Alexson Scheppa
La historia de los Incas también se complementa con la presencia de huellas humanas de gran tamaño, conocidas como las huellas del sol, que según algunos, marcan el lugar donde el Inti, dios del sol, posó sus pies antes de ascender al cielo.
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Además de la Roca Sagrada, la Isla del Sol alberga otros puntos de interés turístico. Entre ellos se encuentra la Mesa de Sacrificios, un antiguo altar inca donde se realizaban rituales de ofrenda a los dioses, y la Chinkana, un laberinto de túneles que, según la tradición, conectaba la isla con otros puntos sagrados, como Cusco y Copacabana. En esta zona también se encuentra un “ojo de agua” considerado por muchos como una fuente de la juventud.
Frente a la Isla del Sol se encuentra la Isla de la Luna, un lugar igualmente cargado de historia, que sirvió de convento para las vírgenes del Sol y, más tarde, como cárcel para los prisioneros políticos de Bolivia.
Para los viajeros, la Isla del Sol no solo ofrece un viaje a través del tiempo, sino una experiencia única en contacto con la naturaleza y la cultura andina. Llegar hasta este sitio es una experiencia enriquecedora que comienza en la ciudad de Copacabana, desde donde se puede tomar un bote hacia la isla, un recorrido que se realiza en unas dos horas.