Cargando...
Ciencia

¿Cómo terminó el experimento en el que 8 personas en aislamiento simularon vivir en otro planeta por 2 años?

En los 90, 4 hombres y 4 mujeres se encerraron en un ambiente completamente cerrado para averiguar si los humanos podrían subsistir en confinamiento y con recursos limitados en otro mundo. El proyecto se llamó Biosphere 2.

larepublica.pe
El experimento de confinamiento se llevó a cabo en un domo denominado Biosfera 2. Foto: composición de Gerson Cardoso / La República / NEON

En septiembre de 1991, un grupo de 8 personas, 4 hombres y 4 mujeres, se encerraron en un domo construido en el árido desierto de Arizona, en Estados Unidos, e iniciaron un experimento de aislamiento extremo.

Allí, en ese ambiente, denominado Biosphere 2, el grupo se había propuesto el objetivo de simular, durante 2 años continuos y sin contacto con el exterior, cómo los humanos podrían adaptarse a vivir en otros planetas. Siempre con tecnología, alimentos, agua y oxígeno limitados.

Biosphere 2, una réplica de la Tierra

Biosphere 2, idea de John Polk Allen, ecologista e ingeniero de la Universidad de Harvard, fue construido en un terreno de 180.000 metros cúbicos en Oracle, Arizona, cerca a las montañas Catalina.

El proyecto había sido nombrado así porque Allen consideraba que la Biósfera 1 era la Tierra, pero dicho lugar se encontraba en peligro a causa de la contaminación humana.

La construcción consistía en tres ambientes. La primera —y más destacada de todas— era un domo de cristal y acero que contenía cinco ecosistemas en miniatura en su interior: un bosque tropical, un océano con olas artificiales, un desierto, una sabana y un manglar.

El diseño de la Biósfera 2. Foto: The Institute of Ecotechnics

El segundo ambiente era un espacio subterráneo. Mientras tanto, el tercero, una zona especial destinada a ser habitada por los 8 participantes (4 estadounidenses, 3 británicos y 1 belga), que se nombraban a sí mismos ‘biosferanos’.

Estos eran: Roy Walford, Taber MacCallum, Mark Nelson, Mark Van Thillo, Silke Schneider, Sally Silverstone, Jane Poynter y Linda Leigh.

Los participantes del experimento Biosphere 2. Foto: NEON

Todos ellos tendrían tareas específicas dentro del hábitat. Algunos se ocuparían de tareas domésticas como mantener el cultivo y cuidar a los animales; otros de evaluar el comportamiento de los gases en el interior (oxígeno y CO₂), y solo uno de ellos, Walford, el médico del equipo, de evaluar los efectos en la salud del confinamiento extremo.

Hambre y asfixia durante el experimento

Aunque el experimento inició bien ante el entusiasmo de todos los medios de comunicación del país norteamericano, en solo días, los biosferanos empezaron experimentar los primeros inconvenientes. Uno de ellos era la comida, reporta The Guardian.

Y es que, si bien en el domo se encontraban abastecidos con muchos cultivos, desde café hasta remolacha, muchos de estos crecían a una velocidad demasiada lenta o requería un número mayor de recolectores para que la producción valiese la pena para su consumo.

Los habitantes que se confinaron en la Biosfera 1 se denominaban biosferanos. Foto: Institute of Ecotechnics

Unos participantes contaron en un documental posterior que uno de los pocos cultivos exitosos fue el plátano y que tuvieron que emplearlo creativamente para múltiples recetas. Aun así, la sensación de hambre se hizo sentir en todo el equipo.

No obstante, había otro problema aún más drástico que la insuficiencia de comida: el aumento de los niveles de CO₂ y la disminución del oxígeno. Esto causaba que los habitantes respiraran con más dificultad y empezaran a tener dificultades para conciliar el sueño.

“Algunos miembros de la tripulación empezaron a sufrir apnea del sueño. Me di cuenta de que no podía terminar una frase larga sin detenerme y respirar aire", sostuvo Nelson, según recoge el diario The Guardian. “Si los niveles de oxígeno hubieran bajado un poco más, podría haber habido problemas de salud graves”, agregó.

"Estar peleándonos, además, no ayudaba a que consiguiéramos el objetivo por el que nos habíamos encerrado aquí", lamentó después.

El fracaso de la misión

Cuando el experimento de aislamiento parecía desmoronarse, el líder del proyecto autorizó que se introdujera, de contrabando, alimentos adicionales, bombas de oxígeno y extractores de CO₂ desde el exterior.

Ya con esa ayuda, los biosferanos consiguieron subsistir durante los dos años estipulados, aunque, los medios de comunicación habían atacado duramente la iniciativa tildándola de “un fracaso” o “un entretenimiento ecológico de moda”. Otras críticas también apuntaban a que el experimento "no era científico", puesto que los ocho participantes formaban parte de un grupo de teatro contracultural, liderado por Allen.

Aunque al año siguiente, 1994, se intentó replicar una segunda misión, esta nunca se pudo realizar debido a que Allen y los demás participantes fueron despedidos de esta iniciativa. Actualmente, el domo de la Biosfera 2 pertenece a la Universidad de Columbia.