¿Quién no ha soñado con volar? En el caso de Santiago de Cárdenas, peruano nacido en 1726, estas ansias lo llevaron a adelantarse algunos siglos a su época, observar incesante el vuelo de las aves y diseñar una máquina que nunca pudo probar, por su falta de recursos. Pese a que los registros de sus planos desaparecieron, es posible conocer sus esfuerzos mediante varios de sus dibujos recuperados y algunas fuentes en la literatura.
Recreación de un ave dibujada por Santiago de Cárdenas. Foto: Andina
Santiago de Cárdenas, conocido como ‘El Volador’ por un relato en las Tradiciones Peruanas de Ricardo Palma, nació en un hogar muy pobre del Callao y aprendió a leer y escribir sin asistir a la escuela, según registros de la Biblioteca Nacional del Perú.
Admiraba el vuelo de las aves, desde muy joven, a las que observaba con frecuencia en las Lomas de Amancaes. Su pasión por ello lo llevó a idear diversas formas para hacer posible que el hombre se suspenda en el aire y vuele.
Fue ayudante de piloto de navío mercante y solía navegar desde el Callao hasta Valparaíso, antes de dedicarse a fabricar sombreros tras un terremoto en Lima. Su experiencia le permitió adquirir conocimientos que fueron claves para sus estudios autodidactas sobre aves y sus planes de crear un aparato para volar.
Dibujo de aves y autorretrato de De Cárdenas. Foto: Andina
Los vestigios de la máquina voladora ideada por De Cárdenas fueron recuperados en 'Navegar por los aires', libro de los hermanos Luciano Stucchi, que es biólogo, y Marcelo Stucchi, físico. Ambos expertos analizaron el trabajo del joven visionario para descubrir sus aciertos y confirmaron que se acercó bastante a los fundamentos para la creación del primer avión, evento histórico que ocurrió en 1903, más de un siglo después de la época.
A partir de la observación de las aves, Santiago dedujo que, para fabricar una máquina voladora, era necesario que la superficie de las alas y el peso del aparato sigan cierta proporción. Aquella deducción responde a la sustentación, un principio físico que es base para la movilización de los aviones.
El resultado de sus ideas fue una estructura con alas cóncavas, que además tenían elementos largos y puntiagudos en cada extremo, con el fin de empujar el aparato hacia adelante. Además, se estima que la máquina iba a tener un timón para cambiar la dirección en la cola ubicada detrás.
Máquina voladora recreada por Fernando Prieto, a partir de las descripciones. Foto: Andina
Los diseños de la máquina voladora fueron presentados a las autoridades del virreinato del Perú, en dos ocasiones, por medio de memoriales donde Santiago solicitaba recursos para llevar a cabo el experimento, pero fueron rechazados.
Para la primera ocasión, el virrey de aquel 1761, Manuel de Amat y Juniet, recibió el documento, lo envío al cosmógrafo mayor de aquel entonces y este lo rechazó.
Después, Santiago pasó un año perfeccionando sus planteamientos, asistiendo a bibliotecas y hablando con intelectuales. Sin embargo, tal como indica Palma en 'Santiago, El Volador', la segunda propuesta también fue denegada.
Asimismo, se estima que un tercer memorial fue enviado al rey de España, por medio de una tercera persona. Sin embargo, se desconoce si el recado llegó a su destino.
Los manuscritos de ‘El Volador’—también apodado ‘el pajarero’ por un cuento de Julio Ramón Ribeyro— desaparecieron con el incendio de la Biblioteca Nacional del Perú, en 1943. Se conoce acerca de ellos por una transcripción de la Fuerza Aérea de 1937 y los escritos de Ricardo Palma.