Un equipo de científicos del Museum für Naturkunde de Berlín y de la Universidad de Viena ha identificado la flor más grande jamás descubierta en ámbar. Esta especie no solo destaca por su tamaño sino también por su antigüedad.
La flor y su polen quedaron atrapados y conservados en esta resina hace al menos 34 millones de años y, con sus tres centímetros de ancho, es tres veces más grande que la mayoría de flores en el mismo estado de preservación.
El ámbar es como una cápsula del tiempo: conserva con increíble detalle inclusiones de plantas y animales de millones de años.
Las inclusiones vegetales en ámbar son especialmente raras y extremadamente valiosas para la ciencia. Permiten reconstruir la vegetación durante varios periodos de la historia de la Tierra y comprender la flora de los llamados bosques de ámbar.
La inclusión floral de este estudio está encerrada en ámbar báltico y procede del mayor yacimiento de ámbar del mundo, situado en Kaliningrado, en la costa del mar Báltico. La flor se describió hace más de 150 años como Stewartia, un género que pertenece a la familia del té (Theaceae). Sin embargo, en los años siguientes, esto se consideró dudoso.
Vista completa del trozo de ámbar donde se encuentra la flor. Foto: Museum für Naturkunde Berlin
En general, las inclusiones de ámbar de flores son de unos pocos milímetros de tamaño y sólo en raras ocasiones, mayores de 10 mm. Aún se desconoce qué procesos pueden limitar el tamaño de las inclusiones vegetales. Sin embargo, se sugiere que, en función de la tensión superficial y la viscosidad de la resina, es probable que los órganos vegetales más pequeños queden retenidos más fácilmente que los grandes.
Los científicos descubrieron numerosos granos de polen desprendidos por los estambres de la flor de ámbar. “Es muy excepcional encontrar una flor tan grande en ámbar, con los estambres en el punto perfecto de estar justo abiertos para liberar su polen mientras la flor estaba retenida por la resina”, dice en un comunicado Eva-Maria Sadowski, investigadora del museo berlinés y coautora del hallazgo.
El polen se extrajo cuidadosamente de la inclusión con un bisturí y, a continuación, los científicos examinaron los granos de polen con un microscopio electrónico de barrido. “Solo un aumento extremadamente alto nos permite ver los detalles morfológicos de los granos de polen, que solo miden unos pocos micrómetros”, añade Christa Hofmann.
Las características del polen y la inclusión de la flor ayudaron a los científicos a asignar este fósil a un miembro asiático del género Symplocos, que contiene árboles y arbustos de la familia de las “hojas dulces” (Symplocaceae).
Es el primer registro fósil de este género en el ámbar báltico, pero Symplocos no era la única planta del bosque de ámbar báltico.
Hace entre 34 y 38 millones de años, este bosque albergaba numerosas especies de plantas cuyos parientes modernos también están restringidos a Asia oriental y sudoriental.
Con información de Europa Press.