Un equipo de investigadores de la Universidad Científica del Sur (UCSUR), liderado por la veterinaria Margot Ventura, ha identificado la presencia de bacterias resistentes a los antibióticos, también conocidas como ‘superbacterias’, en perros domésticos que viven en los distritos de Surco y Villa El Salvador.
Para su estudio, que forma parte del proyecto “Vigilancia de la resistencia a antimicrobianos: visión One Health”, los científicos tomaron muestras rectales de 90 perros y aislaron en total 39 cepas de Escherichia coli (E. coli). Estas son bacterias del tracto intestinal en su mayoría inofensivas, pero que pueden causar diarrea, infecciones urinarias, enfermedades respiratorias e infecciones del torrente sanguíneo.
Luego, dichas muestras fueron sometidas a 15 distintos antibióticos utilizados para el tratamiento en humanos y se encontró niveles elevados de resistencia a quinolonas, tetraciclina, ampicilina.
“Se hallaron bacterias resistentes a antibióticos en todos los animales muestreados. Más del 50% tenía resistencia a por lo menos tres antibióticos. La resistencia era un poco mayor cuando se sometían (las bacterias) a antibióticos considerados más antiguos, es decir, los que se usan desde hace muchos años”, precisó la médico veterinaria.
El trabajo recopiló información sobre el sexo de los animales, edad, distrito de residencia, tipo de alimentación, si convivían con otras mascotas y el consumo de antibióticos por parte de los dueños. El 44,4% de los dueños declaró que usaba estos fármacos.
Además, se halló que un 14% de las bacterias en las muestras era resistente a la colistina, un medicamento usado como último recurso en infecciones difíciles de tratar en humanos. Este fármaco también es utilizado como promotor de crecimiento en animales de granja, pero fue prohibido en nuestro país en 2019.
Los investigadores concluyeron que un 34% de bacterias presentes en estas mascotas son capaces de producir infecciones más difíciles de tratar.
Según Ventura, este es un problema importante, ya que actualmente los veterinarios cuentan con limitadas opciones de tratamiento. Esto quiere decir que si un animal enferma gravemente por alguna de estas bacterias, corre el riesgo de enfrentar un largo tratamiento e incluso morir.
Por otro lado, al tener un contacto estrecho, la resistencia a los antibióticos en mascotas también implica un problema para los dueños: “El riesgo para los humanos es que (estos animales) son portadores de bacterias resistentes que pueden diseminarse en casa, y esa resistencia puede ser causada por los medicamentos que usan los propietarios, por un mal tratamiento farmacológico en la mascota, por el alimento o por factores ambientales”, explicó.
El trabajo también determinó que mientras mayor edad tenía la mascota y si se alimentaba con dieta cruda —que se hace con vegetales y carne cruda—, entonces era resistente a más familias de antibióticos.
“Son pocas las opciones de comida cruda que se venden en lugares formales, estos productos no suelen tener registro sanitario, hay muchos que son vendidos de manera casera. Si bien la comida seca (croquetas) se ha asociado a problemas cardíacos en algunos animales, la comida cruda también tiene riesgos y es necesario que pasen por procesos de producción de calidad”, afirma la investigadora.
Según la OMS, la resistencia a los antimicrobianos es una de las 10 principales amenazas de salud pública a las que se enfrenta la humanidad. Se estima que cada año más de un millón de personas muere por infecciones producidas por bacterias resistentes a los medicamentos disponibles.
Los resultados de esta investigación se expondrán en Perú con Ciencia, la feria científica que se realizará en el Parque La Muralla, en Lima, del 11 al 13 de noviembre de 2022.
Con información de Universidad Científica del Sur