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Ciencia

La ciencia revela, por fin, el método eficaz para calmar a un bebé que llora

¡En solo 30 segundos! Científicos japoneses descubrieron que esta estrategia no solo logra que los bebés se tranquilicen, sino que también se queden dormidos.

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Estudio japonés halló el mejor método para calmar a un bebé que llora. Foto: referencial/Pixabay

Todo padre lo ha experimentado: es de noche y el el bebé, en vez de dormir, no para de llorar. La situación es agotadora y estresante. Sin embargo, ahora un equipo de científicos japoneses ha descubierto una estrategia para calmar al infante y parece que funciona.

Según un estudio realizado por investigadores del RIKEN Center for Brain Science de Japón, la mejor manera de tranquilizarlos es cogerlos en brazos y caminar con ellos durante cinco minutos. La estrategia, basada en la evidencia, se publica este martes en la revista Current Biology.

Muchos padres sufren por el llanto nocturno de los bebés. Es un problema muy importante, sobre todo para los padres inexpertos, que produce mucho estrés e incluso, en un pequeño número de casos, puede conducir al maltrato del bebé”, explica el autor principal del trabajo, Kumi Kuroda, del Centro RIKEN.

Para hacer la investigación, el equipo estudió la reacción de los mamíferos altriciales —aquellos cuyas crías son inmaduras e incapaces de cuidarse a sí mismas—, como ratones, perros, monos y humanos.

Observaron que, cuando estos animales levantan a sus crías y empiezan a marchar, los cuerpos de estos tienden a relajarse, se vuelven dóciles y su ritmo cardíaco se ralentiza.

El equipo comparó este método de relajación con otros popularmente utilizados, como sostener a los infantes sin moverse o acunarle en los brazos.

Experimento con bebés humanos

Así, analizaron la reacción de 21 lactantes en cuatro situaciones: en brazos de su madre caminando, sentados en un carrito y tumbados en un capazo o en una cuna mecedora.

El grupo descubrió que, cuando la madre caminaba mientras llevaba al bebé, los que lloraban se calmaban y su ritmo cardíaco disminuía en 30 segundos.

Un efecto calmante similar se producía cuando se colocaba a los bebés en una cuna mecedora, pero no cuando la madre sostenía al bebé sentado o lo colocaba en una cuna inmóvil.

Los investigadores vieron que sostener al infante por sí solo no era suficiente para apaciguarlo y reducir su angustia, y también comprobaron que el movimiento tiene efectos calmantes sobre él.

La técnica más eficaz para calmar el llanto de un bebé se logra cuando la madre lleva al menor en brazos y hace una caminata durante cinco minutos. Foto: Current Biology / Ohmura et. al (2022)

Pasar de llorar a quedarse dormido

El efecto más eficaz se lograba cuando la progenitora llevaba al menor en brazos y andaba durante cinco minutos. Pasado ese tiempo, todos los niños del estudio habían dejado de llorar y casi la mitad se había dormido.

Pero cuando las mamás intentaron acostar a sus hijos poco tiempo después de quedarse adormitados, más de un tercio de los niños se despertó a los 20 segundos.

El grupo descubrió que, mientras están pegados a la madre, los cuerpos de los bebés producen unas respuestas fisiológicas —incluidos cambios en el ritmo cardíaco— que se paran en el mismo momento en que se separan de su progenitora.

Tras distintas pruebas, comprobaron que, si después de dormirles, las mamás esperaban unos minutos antes de acostarle, era menos probable que se despertaran durante el proceso.

“Incluso como madre de cuatro hijos, me sorprendió mucho ver el resultado. Pensaba que el hecho de que los bebés se despertaran al tumbarles estaba relacionado con la forma en que se les ponía en la cama, como la postura, o la suavidad del movimiento”, dice Kuroda.

Aunque en el experimento solo participaron madres, Kuroda espera que los efectos sean probablemente similares en cualquier cuidador.

Basándose en estos hallazgos, el equipo propone un método para calmar y promover el sueño en los bebés que lloran: sostenerlos y caminar con ellos cinco minutos; después, sentarse y sostener al niño entre cinco y ocho minutos más antes de acostarlos.

Este método, a diferencia de otros enfoques populares como dejar que los pequeños lloren hasta quedarse dormidos, proporciona una solución inmediata para el llanto de los infantes.

“La mayoría de padres somos intuitivos o escuchamos los consejos de otras personas sobre la crianza de nuestros hijos, pero necesitamos la ciencia para entender sus comportamientos porque son mucho más complejos y diversos de lo que pensamos”, concluye.