Un amplio grupo de investigadores internacionales (33) señalaron, mediante un artículo de la revista Progreso en biofísica y biología molecular, que una lluvia de retrovirus (virus que integran su genoma en el ADN de las células) provenientes del espacio influyó en la diversificación de la vida oceánica de hace 500 millones de años. Coincidiendo con ese periodo, los cefalópodos, tales como pulpos, sepias y calamares, habrían aparecido por primera vez a causa de ese bombardeo espacial.
Como esa especie de animales tiene la capacidad de editar su ADN, los científicos han propuesto que esas raras características pueden ser signos de vida que llegaron desde las afueras de la Tierra, específicamente genomas congelados que fueron soltándose en aguas tibias.
Los científicos se apoyan en la tesis de la biología cometaria (cósmica) de Hoyle Wickramasinghe (HW), la cual indica que la evolución en nuestro planeta ha sido alterada por una fuente bioquímica ajena: los cometas, cuerpos celestes de polvo y rocas que orbitan alrededor del Sol.
PUEDES VER: El cielo en 2022: 4 eclipses, 2 superlunas, conjunción de planetas y otros fenómenos astronómicos
Wickramasinghe había dicho: “Los cometas son los portadores y distribuidores de vida en el cosmos, y la vida en la Tierra surgió y se desarrolló como resultado de las aportaciones de los cometas”.
“Por lo tanto, los retrovirus y otros virus que se supone que se liberan en los rastros de desechos cometarios pueden potencialmente agregar nuevas secuencias de ADN a los genomas terrestres e impulsar más cambios mutagénicos dentro de los genomas somáticos y de la línea germinal”, completaron los autores del manuscrito que involucra décadas de indagaciones sobre este controvertido tema.
Un pulpo se desliza a través del agua verde en el Parque Nacional de Fiordland en la costa suroeste de Nueva Zelanda. Foto: Brian J. Skerry / Nat Geo
Admitiendo que hay mucha evidencia que se alinea con la tesis de HW, Keith Baverstock, de la Universidad de Finlandia Oriental, se mostró escéptico de las teorías independientes. Agregó: “Por grandiosa que sea (la teoría), no es el punto”.
El biólogo británico Denis Noble secundó las palabras de Baverstock, aunque el también editor de la revista citada en el primer párrafo estuvo de acuerdo en fomentar el debate. “En el futuro, las ideas seguramente serán comprobables”, dijo intentando dar otro matiz distinto a su postura.
Cuando el marco teórico crezca y más expertos se involucren, de seguro se disipará este velo que aún envuelve el origen de los pulpos en la Tierra. Si bien los estudios no son concluyentes, la ciencia nunca dejará de sorprendernos pese a que algún día se refute esta serie evolutiva.