Los murciélagos, los únicos mamíferos capaces de volar, tienen características especiales que les han permitido tener una defensa especial contra los virus. De ahí que hayan sido causantes de mortales coronavirus.
Científicos de la Universidad de California en Berkeley publicaron un estudio en la revista académica eLife que resaltan el fuerte sistema inmunológico de los murciélagos, por encima de otras especies.
“Esto lleva a los virus a una reproducción más rápida. El aumento de la virulencia y la habilidad de infección causa estragos cuando estos virus infectan a animales con sistemas inmunes más débiles, como los humanos”, sostuvieron.
El síndrome respiratorio agudo grave (SARS), que contagió a más de 8 000 personas y causó la muerte de 800, y el síndrome respiratorio de Medio Oriente (MERS), que infectó a menos gente (2 500), pero fue más letal (850 fallecidos), se originaron en murciélagos.
Como los virus buscan infectar y sobrevivir en las células, cuando se alojan en el sistema inmunológico de los murciélagos rápidamente son bloqueados. Y es durante ese proceso que obligan a los virus a reproducirse con más velocidad.
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De esa forma estos animales se convierten en “una reserva única de virus capaces de reproducirse rápidamente”. Tanto que en enero se especuló que podrían ser los principales culpables del coronavirus COVID-19.
“En síntesis, los murciélagos son potencialmente especiales a la hora de albergar virus”, afirmó Mike Boots, especialista en ecología de las enfermedades y profesor de la Universidad de California en Berkeley.
Los especialistas de Berkeley realizaron su investigación al considerar que no es una coincidencia que algunas de las peores enfermedades virales estén relacionados con los murciélagos.
Como es el caso del ébola, una grave enfermedad que se descubrió en 1976 y cuyo brote de 2014 a 2016 en África Occidental, resultó devastador para el continente y generó pánico en todo el planeta.
Otra enfermedad grave originada por los murciélagos fue el virus de Marburgo. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS) su tasa de letalidad media oscila en torno al 50%, y se identificó por primera vez en 1967 tras brotes simultáneos en Marburgo y Frankfurt (Alemania) y en Belgrado (Serbia).
Los expertos han mencionado igualmente el virus de la rabia y los de Nipah y Hendra, que han generado brotes en África, Malasia, Bangladesh y Australia.
Las transmisiones también se han efectuado cuando el ser humano invade los espacios donde habitan los murciélagos, un hecho que cada vez se hace más evidente con el incremento de la población mundial.