La Cumbre Iberoamericana de Ecuador abrió este viernes su esperada sesión final de alto nivel sin la mayoría de sus líderes y con un llamado a la acción del presidente anfitrión, Daniel Noboa, ante los "momentos duros" que atraviesa la región.
"Estamos viviendo momentos duros para la región, momentos duros para Iberoamérica. (...) Una región que está afectada por el crimen transnacional, que está afectada también por el cambio climático, por sequías significativas y también por el abandono", advirtió el mandatario en la recta final de una cumbre eclipsada por otras citas internacionales.
"Más que duros diría que son complejos. (...) Tenemos la responsabilidad como jefes de Estado de sacar adelante a nuestros países", zanjó Noboa, al inaugurar la última jornada en la que se aprobará una declaración de cierre.
Apenas un puñado de máximos líderes acudió a la cita: el rey español Felipe VI y los presidentes Marcelo Rebelo de Sousa (Portugal) y Xavier Espot Zamora (Andorra), además del anfitrión ecuatoriano que enfrenta la violencia del narco y una grave crisis energética en su país.
La mayoría de los 22 jefes de Estado y de Gobierno iberoamericanos invitados a la colonial Cuenca, que acoge la cumbre en el sur andino de Ecuador, priorizaron asistir a citas como la de la APEC, en Perú, o la que prepara Brasil para el G20.
Esos países descargaron la responsabilidad en funcionarios de menor rango, con ausencias destacadas como las de la mandataria mexicana Claudia Sheinbaum, el argentino Javier Milei y el colombiano Gustavo Petro.
La canciller ecuatoriana, Gabriela Sommerfeld, destacó en la sesión final "el esfuerzo realizado para tratar de superar las diferencias, dejar de lado los temas sensibles, y lograr el consenso sobre temas de interés de las comunidades iberoamericanas".
Sin embargo, el masivo desaire ha levantado dudas sobre la pertinencia del foro, que este año en su edición XXIX pretendía volcar la atención en torno al lema "Innovación, inclusión y sostenibilidad".
La cita arrancó el jueves en Cuenca con protestas contra su realización y la gestión del presidente Noboa. La llamada "contracumbre" se movilizará de nuevo este viernes.
Ecuador alberga su primer encuentro iberoamericano agobiado por bandas criminales criminal, el narcotráfico y racionamientos eléctricos para paliar una sequía histórica. Aunque los apagones tienen en jaque al país, Cuenca ha asegurado el suministro de energía durante el evento.
"Este reto (de la cumbre) lo asumimos con gran responsabilidad en un contexto internacional y nacional complejo, debido a la situación política interna de diversos países, incluido el mío", reconoció Noboa el jueves ante empresarios.
La cita también llega en momentos en los que, según analistas, la fragmentación entre algunos gobiernos y unas relaciones cada vez más tensas entre varios mandatarios plantean desafíos para el foro hacia el futuro.
Un total de 19 delegaciones de los 22 países iberoamericanos acudieron a Cuenca, según la Cancillería ecuatoriana, y a través de sus comisiones y reuniones exploratorias aunaron esfuerzos para fortalecer la cooperación y el multilateralismo.
"La idea del encuentro es quizás, en estos tiempos de fragmentación y antagonismos, más importante que nunca", clamó Andrés Allamand, secretario general iberoamericano en la primera jornada.
"Lo que quiero señalar con mucha fuerza es que el mundo necesita más y no menos multilateralismo, cooperación y solidaridad", recalcó.
Los temas sociales y la lucha contra la delincuencia trasnacional también tuvieron un lugar destacado en las comisiones y se espera que se vean reflejados en el documento de cierre, que los cancilleres debatieron en una reunión a puerta cerrada.
Como resultado, el sector privado de la región adoptó un "Compromiso por la Empleabilidad Juvenil" y se presentó la Tarjeta Iberoamericana de Discapacidad para facilitar su "reconocimiento de derechos".
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