El día que cayó Carmine Galante: la emboscada que redefinió a la mafia de EE.UU. en los 70
Carmine Galante cayó bajo una lluvia de disparos mientras almorzaba al aire libre en Brooklyn, Nueva York, Estados Unidos. Su muerte, marcada por la traición y el negocio de la heroína, sacudió a la mafia neoyorquina en 1979.
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El 12 de julio de 1979, Carmine Galante, un capo de la mafia de Nueva York, Estados Unidos, se encontraba en una mesa del patio de Joe and Mary’s, un restaurante italiano en el corazón de Brooklyn. Acompañado por socios cercanos, entre ellos un jefe de la familia Bonanno y dos de sus guardaespaldas sicilianos, disfrutaba de un almuerzo sin saber que sería el último. Mientras se llevaba un habano a la boca, tres hombres encapuchados irrumpieron con escopetas y pistolas y le dispararon a quema ropa.
Galante murió al instante, derribado por un escopetazo en el pecho y varios disparos más que lo alcanzaron en la cabeza. A su lado, su puro seguía encendido, atrapado entre sus dientes. También murieron Leonard Capolla y Giuseppe Turano, el dueño del restaurante. Lo extraño fue que los guardaespaldas, Baldassare Amato y Cesare Bonventre, salieron ilesos y no reaccionaron al ataque, lo que desató sospechas de traición interna.

Joe and Mary’s es el resturante italiano que fue la escena del crimen del asesinato de Carmine Galante. Foto: Nancy Bilyeau - Medium
La trayectoria delincuencial de Carmine Galante
Carmine Galante nació en Harlem en 1910, en el seno de una familia de inmigrantes sicilianos. Desde muy joven mostró inclinación por el crimen; a los 15 años ya lideraba una pandilla en el Lower East Side. Con la llegada de la Ley Seca, comenzó a trabajar para la mafia como sicario y, con el tiempo, fue ganando fama por su brutalidad. Se le atribuyen decenas de asesinatos, entre ellos el del periodista antifascista Carlo Tresca, presuntamente ordenado por el régimen de Mussolini.
Durante los años 50 y 60, Galante escaló posiciones en la familia Bonanno. Fue enviado a Canadá para expandir el negocio de narcótico y manejar una red de tráfico de heroína desde Montreal hasta Estados Unidos. Aunque fue condenado por tráfico de drogas y pasó casi dos décadas en prisión, nunca dejó de ejercer su poder desde las sombras.
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La disputa de Carmine Galante por el control de la heroína en Nueva York
Tras su liberación en 1974, Galante retomó el control de la familia Bonanno con una ambición desbordada. Usó una cadena de pizzerías como fachada para traficar heroína en Nueva York y se enfrentó a las familias rivales, especialmente a los Gambino y los Genovese. En pocos meses ordenó el asesinato de varios capos enemigos, desatando una guerra interna en la Cosa Nostra.
Su creciente poder preocupó a los líderes mafiosos, que vieron en él una amenaza al equilibrio tradicional. Fue entonces que Frank Tieri, jefe de la familia Genovese, reunió el consenso necesario para ejecutar un plan: eliminar a Galante antes de que se convirtiera en el "capo de todos los capos". Incluso su antiguo aliado y mentor, Joseph Bonanno, dio luz verde a su asesinato.
El impacto de la muerte del líder mafioso Carmine Galante
El crimen fue planificado al detalle. Mientras tres hombres armados irrumpían en el restaurante para matar a Galante, otros autos bloqueaban las calles cercanas para facilitar la huida. El operativo fue tan limpio como brutal. Su cuerpo fue enterrado sin ceremonia religiosa, luego de que la arquidiócesis de Nueva York negara una misa en su honor.
A pesar de su muerte, la figura de Carmine Galante siguió generando temor y respeto. Para muchos, su historia encarna el auge y la caída del mafioso que quiso dominarlo todo, pero terminó traicionado por su propia gente. Su asesinato marcó un punto de inflexión en la historia de la mafia neoyorquina y confirmó que, incluso en el mundo del crimen, la ambición desmedida tiene un precio letal.






















