Recorra los pabellones oscuros y angostos del primer Cementerio de Lima, una ciudad de sepulcros, historias tenebrosas e impresionantes mausoleos.,Gunther Félix / Revista Rumbos Noche de luna llena en el cementerio Presbítero Matías Maestro. Altos índices de inquietud entre los visitantes antes de recorrer las angostas calles de la ciudad de los muertos. Entonces, se abren las puertas del más allá. Ese fue el aviso para los valientes, quienes se adentran al camposanto. Siempre al lado de una fiel, pero a la vez incierta compañera: la oscuridad. PUEDES VER: Curiosidad viajera: el cementerio de la alegría Los visitantes son recibidos por un monje. Foto: FuturismoGroup Los primeros pasos son ciegos. El tenue brillo de las linternas dirige nuestros pasos hacia el pabellón de Los Suicidas. La primera parada en la necrópolis. “Es el lugar con mayor actividad paranormal”, advierte un monje de túnica marrón y rostro pálido, quien ofrece una oración para la protección espiritual del grupo. Historias desgarradoras se relatan en este pabellón sin salida. Hombres y mujeres desafortunados que se quitaron la vida. Ahora son almas errantes en el primer cementerio general del Perú, inaugurado en mayo de 1808. Noche de brujas De pronto, los visitantes alertan sobre presencias extrañas. Desfiguradas sombras que se escabullen entre las pequeñas plazuelas y alamedas del cementerio de más de 20 hectáreas. De pronto un sonido ¿tenebroso?, ¿aterrador?, ¿escalofriante?... nada de eso. Es el inocente maullido de un minino blanco con manchas negras. Su repentina aparición tranquiliza a los desconcertados. Una dosis de tensión acampaña a los visitantes del camposanto. Foto: FuturismoGroup “Es Satanás, la mascota del cementerio. Fue la única sobreviviente”, añade el monje tras revelar que aquí se realizaban sacrificios de animales para las prácticas de brujerías. Segundos después, el gato se pierde en la oscuridad. Ahora los pasos son lentos. Siguiente destino, la tumba de una bruja negra. En su interior reposa el cuerpo de Emilia, una joven acusada de hechicera. Lo mejor es no acercarse mucho a su nicho… Hay que dejarla descansar en paz. “En aquel entonces se enterraba a los difuntos en las catacumbas, debajo de las iglesias. Pero la saturación de restos óseos generó la necesidad de tener un espacio más amplio”, narra el monje mientras el tour continúa en este fúnebre laberinto construido por el presbítero José Matías Maestro. Héroes y ángeles Cambio de rumbo. Esta vez no son fosas comunes, sino una cripta, la Cripta de los Héroes. Un amplio mausoleo en el que reposan los restos de valerosos peruanos, como Andrés Avelino Cáceres, Francisco Bolognesi y Miguel Grau, entre otros insignes combatientes. La Cripta de los Héroes es un hermoso mausoleo erigido para honrar la memoria de valerosos peruanos. Foto: FuturismoGroup Cerca a la cripta se alza una gran capilla. En medio de ella un Cristo Yacente. Su mirada apunta a un ángel. Al parecer- explica el monje- este monumento se hizo en honor del presbítero José Matías Maestro. Unos metros más allá, otro angelito roba las miradas de los excursionistas. Se trata del niño Ricardito. Su nicho es el más visitado del cementerio. Los testimonios de sus devotos revelan que ha concedido diversas peticiones. Por esa razón, Ricardito es engreído con coloridas ofrendas que adornan su tumba. Desde dulces hasta juguetes. Fosas y Niños En otro pabellón, el grupo se detiene frente a un amplio e imponente mausoleo. Este fue comprado por una familia arequipeña para compartir la eternidad. Abandonado desde hace 15 años, en la entrada se observan manchas de sangre... ¿Pero de quién? La tumba del niño Ricardito es las más visitada del cementerio. Foto: FuturismoGroup La duda queda en el aire. Silencio total quebrado por los gritos de dos mujeres. ¿Qué pasó?, se preguntan horrorizados. Una dama de blanco aparece entre la multitud. Es un 'alma en pena' que nos acompaña. No hay que temerle. Es buena, pero no hay que mirarla a los ojos. Después se visita el pabellón de los niños no nacidos. Aquí descansan más de 30 000 pequeñas almas que no pudieron llegar a los cinco años. ¡Dónde están mis hijos!, se oye un canto que deja estupefacto a los visitantes. Rostros pálidos ante la presencia de la 'Llorona', que lleva en brazos a un bebé. Ella deambula entre los pasadizos hasta perderse en la oscuridad. Vuelve la calma. Pero se mantiene el terror entre los asistentes. Más aún si se está en un pasaje con más de 400 fotos de fallecidos. Es el momento de retirarse de una ciudad, donde las rejas rechinan en cada visita. Atrévese a conocer la ruta turística más terrorífica de Lima. Foto: FuturismoGroup Los datos El arzobispo González de la Reguera fue el primer personaje enterrado en el cementerio (junio de 1808). En el cementerio se enterraron 200 000 cuerpos. En el Presbítero Matías Maestro trabajan siete guardianes. Ellos se encargan de cuidar las 20 hectáreas del camposanto. El cementerio es administrado por la Beneficencia Pública de Lima. En Rumbo Dónde: Avenida Áncash (Barrios Altos). Cerca al Centro Comercial Agustino Plaza. Tours: Agencia Futurismo Group & Travel. Reservas: www.futurismogroup.com