Fenómeno El Niño: agricultores culpan al Estado por prevención en Piura
La construcción de las defensas ribereñas produjo un perjuicio de medio millón de soles a los hombres de campo.
La historia de desolación y desesperanza se extiende por los campos del Medio Piura, donde David Ramos, ingeniero agrónomo, recoge con resignación las hojas secas de sus plantaciones de plátano, ahora extintas por la falta de agua. Su voz se une al clamor de los agricultores, liderado por su padre Francisco Ramos, quien no puede cargar solo la pesada motobomba que debería llevar agua a sus cultivos, puesto que las barreras de cemento impiden el paso hacia el río Piura.
Lo que debió ser beneficioso para todos los piuranos comenzó en la inauguración de las defensas ribereñas, el 27 de agosto de 2022, de la llamada obra del bicentenario por el exgobernador de Piura, Servando García. La millonaria inversión de más de 130 millones de soles prometía cien años de mejora en el servicio de protección contra inundaciones en el tramo de Los Ejidos al Puente Cáceres. Sin embargo, en abril de 2023, las defensas ribereñas se resquebrajaron, dejando a los agricultores en una situación crítica.
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El portal web de investigación, El Clamor investigó las razones detrás de los lentos reparos y encontró la voz de los veinticuatro agricultores del caserío Miraflores, quienes alegan incumplimientos por parte de la empresa PRONTE, encargada de la obra, y del Gobierno regional. Santos Silva, dirigente de la comunidad, afirma que no permitirán el paso hasta que se cumplan las promesas.
La presunta negligencia se traduce en pérdidas económicas significativas para los agricultores de Miraflores, superando el medio millón de soles, ya que estos trabajos les impidió continuar con sus labores, las mismas que son su medio de subsistencia en el campo desde hace décadas.
Las imponentes defensas, con doce metros de altura, impiden el riego natural de los cultivos, sumiendo a la comunidad en una crisis agrícola.
La situación se torna aún más crítica con defensas ribereñas inclinadas, exponiendo a los agricultores a accidentes mortales.
Sin medidas de seguridad, estos hombres del campo descienden los doce metros cargando una motobomba de 100 kg, arriesgando sus vidas por la supervivencia de sus cultivos que deben seguir cultivando para alimentar a los suyos.