Sociedad

Cuatro hospitales aumentaron 33 millones en presupuesto y obras no concluyen

Es infraestructura abandonada en Cotahuasi, Camaná, Chala y Cono Norte. Mal diseño de expedientes es la causa, mientras los pacientes siguen muriendo.

Hospitales siguen inconclusos y afectan a población. Foto: La República
Hospitales siguen inconclusos y afectan a población. Foto: La República

Una ambulancia y una camioneta nuevas están guardadas dentro del abandonado hospital Cotahuasi (La Unión). Mientras el tiempo deteriora a las unidades, el centro de salud de Cotahuasi urge de movilidad para emergencias. “ Los pacientes graves llegan muertos a Arequipa”, lamenta el alcalde de La Unión, Alfonso Chipana. Su comuna debe prestar su carro para traslados urgentes. Ese centro cumplió seis años en ambientes prefabricados.

“Los pacientes son atendidos con frío, y cuando llueve, se inunda”, advierte. La edificación nueva quedó parada hace tres años por resolución de contrato al Consorcio Salud Cotahuasi. No hay fecha de culminación y la infraestructura sigue malográndose, hay equipos expuestos y material abandonado. Con todo ello, el Cotahuasi seguirá inflando su presupuesto, como también los hospitales Camaná, Chala y Maritza Campos Díaz. En estos tres nosocomios inconclusos han desembolsado S/ 33 millones adicionales (ver infografía), pese a que siguen como "elefantes blancos".

Está pendiente actualizar costos para concluirlos. Los malos expedientes son la principal causa del caos, para el consejero Fernando Cornejo. "Los consorcios elaboraron malos expedientes y el Gobierno Regional de Arequipa (GRA) por aprobarlos", dijo. Hay un patrón que se repite en estas obras.

El de Cotahuasi pasó a costar S/ 44 millones, S/ 4 millones 772 mil más de lo pactado. Pese al tiempo, el GRA recién resolvió el contrato del primer expediente de saldo, pero no ubica a la empresa para notificarla. La Contraloría halló deficiencias insalvables en el año 2021. Es increíble, pero la entidad debe formular un nuevo expediente de saldo. Chipana anunció que evaluarán una marcha si el gobernador, Rohel Sánchez, no da una solución. Con la misma piedra El hospital de Chala (Caravelí) debe resolver su contrato por segunda vez. La primera vez se anuló al Consorcio Chala II por demoras en la culminación de la obra por S/ 42 millones, en diciembre del 2019.

Ahora es porque es imposible que la segunda contratista Sevilla Rodríguez SRL entregue terminado el nosocomio. El expediente de saldo es tan deficiente que no contempló partidas. Tampoco se puede poner en marcha el equipo médico porque a los proveedores el consorcio no les pagó. Es decir, se necesita un segundo expediente de término. Su presupuesto varió a S/ 49 millones, con un nuevo contrato de más de S/ 7 millones. Es más, el proyecto no tiene aún de dónde sacar agua potable. Sánchez prometió entregar en funcionamiento el hospital a fines del 2023. El GRA contempla dotar de agua por cisternas.

“Hay que sincerar datos y tiempos. No por el hecho de tener buen ánimo podemos decir que el hospital estaría listo pronto”, opinó Cornejo.

El nuevo nosocomio de Camaná (Camaná) también pasará por una segunda anulación. Aunque se concilió en la primera ocasión que se resolvió el contrato al Consorcio Salud Camaná II, se volvió a anularlo ante nuevos incumplimientos. Esta construcción arrancó con S/ 77 millones, pero por adicionales está costando S/ 84 millones. La que más ha elevado su presupuesto es el nosocomio Maritza Campos Díaz (Cerro Colorado). De costar S/ 134 millones por adicionales el presupuesto total es de S/ 148 millones. El GRA resolvió el contrato, pero el Consorcio Hospitalario Sur interpuso una medida cautelar. "Ahora no podemos fallar. Se deben contratar buenos consultores y hacer revisión minuciosa de los expedientes de saldo", añadió Cornejo.

Enfoque: Norma Ortega, consejera de Camaná

Sabotaje a la salud en Arequipa

Existe una herida social que une a Camaná, Caravelí, La Unión y Arequipa. Los hospitales prometidos aún están inconclusos. Han transcurrido casi ocho años, en promedio, desde que se asentó la ilusión de mejores servicios de salud dignos y de calidad con estas nuevas infraestructuras, pero a la fecha, no se ha dimensionado el verdadero perjuicio que su estancamiento representa. En Camaná, por ejemplo, la pandemia nos enrostró el daño que genera la paralización de una obra en salud.

Pese a que la infraestructura del nuevo hospital contaba con cerca de un 70% de avance, irónicamente tenía hasta espejos instalados en los baños, pero no servicios básicos. Es así que no pudo ser utilizada para albergar a los pacientes COVID-19. Estos fueron trasladados a nuestro inoperativo terminal terrestre. Ahora bien, no solo en las emergencias, se evidencia el costo de estas obras inconclusas, su paralización está directamente relacionada con la precariedad de los servicios de salud pública.

Por ejemplo, los directores de las redes de salud han manifestado que, al momento de requerir una nueva ambulancia o algún equipo, obtienen una negativa como respuesta dado que dichos bienes están previstos en los proyectos de los nuevos hospitales y al adquirirlos se realizaría una duplicidad de inversiones. Es decir, la capacidad de atención de los hospitales o centros de salud vigentes se ha visto reducida debido a la dilación de estas obras.

¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

Aunque cada proyecto tiene sus particularidades, comparten los mismos indicios de expedientes técnicos deficientes, contratos desequilibrados, consorcios con las mismas empresas y otros factores que componen la fórmula ideal para llevar una obra a demorar mucho más del tiempo previsto. Sin embargo, de acuerdo a lo observado, el tiempo no es lo más importante que se pierde cuando se paraliza una obra en salud, sino, sobre todo, la salud misma