Sociedad

Ilo tiene la aceituna más grande del país

Agricultores del Valle del Algarrobal cuentan con orgullo que la aceituna ileña alcanza los 5 centímetros de tamaño. Este jueves 26 de mayo, la provincia moqueguana está de aniversario.

El Algarrobal tiene aceitunas de hasta 5 centímetros. Para los agricultores, el clima es la clave del tamaño. Foto: La República/Rodrigo Talavera
El Algarrobal tiene aceitunas de hasta 5 centímetros. Para los agricultores, el clima es la clave del tamaño. Foto: La República/Rodrigo Talavera

Una aceituna del Valle del Algarrobal puede llegar a ser del tamaño de un huevo de codorniz y cinco de ellas superan fácilmente los 100 gramos. Eduardo Herrera, agricultor del fundo Osmore, cuenta con orgullo que la aceituna ileña alcanza los 5 centímetros de tamaño, convirtiéndose en la más grande de las regiones oliveras del país.

Herrera destaca que no solo se trata de tamaño, sino también de calidad. “La pepa de la aceituna es pequeña, la pulpa jugosa. El clima del valle crea ese producto. Aquí por las mañanas hay mucho sol y por las noches el frío es intenso. Y eso es lo que necesita la planta”, cuenta el agricultor.

El Algarrobal se ubica a 15 kilómetros de la ciudad de Ilo y solo se puede llegar con movilidad privada. El valle aceitunero tiene alrededor de 290 hectáreas de plantaciones de la variedad Sevillana y, además de lo atractivo de su fruto, tiene un segundo aspecto que lo caracteriza: sus olivos centenarios.

Macarena Zapana Soza, vicepresidenta de la Cooperativa de Productores Olivicolas de Ilo, detalla que en el 2021 el aceite extra virgen elaborado con frutos de olivos centenarios obtuvo una medalla de plata en el concurso organizado por Olio Nuovo, en París.

Cada fundo en El Algarrobal tiene sus árboles centenarios. En el fundo de Zapana está el olivo “Vicentino”, un árbol que —se estima— podría tener 300 años y lleva el nombre de su abuelo. Los olivos centenarios tienen diámetros de hasta 8 metros, por lo que, para abrazar por completo sus troncos, se necesitan hasta siete personas.

Macarena Zapana junto al olivo centenario "Vicentino", nombrado así en recuerdo de su abuelo. Foto: La República/Rodrigo Talavera

Macarena Zapana junto al olivo centenario "Vicentino", nombrado así en recuerdo de su abuelo. Foto: La República/Rodrigo Talavera

Algunos centenarios tienen 12 metros de altura, por eso los agricultores usan, como hacían sus abuelos, largas escaleras para alcanzar las aceitunas. Zapana explica que aún faltan estudios específicos que determinen la antigüedad, aunque especialistas han estimado que Ilo tiene olivos de 450 años de vida, que serían los más antiguos de Sudamérica.

El aceite de la cooperativa sigue cosechando reconocimientos. Este año ganó la medalla de oro en el International Awards Virtus, en Lisboa (Portugal), por su calidad y sabor, tras competir con aceites de todo el mundo. Las aceitunas gigantes, los premios y la historia de los centenarios crean el camino perfecto para el turismo.

Aurora Herrera Dávila, representante de la Asociación de Productores Olivícolas de Ilo, comenta que el gobierno regional reconoció a los olivos ancestrales y creó una ruta del olivo en los fundos de los 16 primeros socios, pero aún no ha sido implementada y se necesita incorporar a otros más.

Macarena Zapana junto al olivo centenario "Vicentino", nombrado así en recuerdo de su abuelo. Foto: La República/Rodrigo Talavera

Macarena Zapana junto al olivo centenario "Vicentino", nombrado así en recuerdo de su abuelo. Foto: La República/Rodrigo Talavera

Ella señala que el fundo Chiviquina es el único que ofrece paseos a los turistas. Los esposos Abel Adrián y Bárbara Távara, propietarios del Chiviquina, han creado con sus recursos e ingenio una pequeña ruta, que incluye un área de comidas, un recorrido al campo y su bodega, además de la degustación de sus productos.

En torno a la aceituna, se ha creado una ruta del olivo Sin embargo, aún no está implementada. Foto: La República/Rodrigo Talavera

En torno a la aceituna, se ha creado una ruta del olivo Sin embargo, aún no está implementada. Foto: La República/Rodrigo Talavera

“Nosotros vivíamos en Lima, pero llegamos aquí conquistados por la naturaleza, la tranquilidad y con nuestras ideas de negocios. Además del aceite y aceitunas, creamos tablas para cocina, jabones y, claro, nuestros paseo, en el que enseñamos sobre el manejo y cultivo del olivo”, cuenta Távara.

Eduardo Herrera, el agricultor del inicio del relato, refiere que por ahora no reciben el apoyo del gobierno local o central para que el agro olivero sea sostenible como actividad económica. Carecen de una carretera que conecte El Algarrobal con el sector de Osmore, lo cual es un problema en época de cosecha.

Macarena Zapana, los hermanos Herrera y los esposos Adrián Távara coinciden en que por ahora el futuro del olivo ileño está en seguir apostando por la calidad, su reconocimiento —y el de sus derivados— en el país y el extranjero, y darle más impulso al turismo.

“Tenemos matas que pueden dar 500 o 600 kilos. Hemos tenidos un récord de una mata que tuvo 950 kilos. Tenemos aceitunas de 5 centímetros, aceites premiados. Lo que se necesita es que el gobierno local se interese por dar una carretera al valle o que mantenga la trocha. La aceituna es el sello de Ilo”, concluye Eduardo Herrera.