Sociedad

Apuntes sobre Micaela Bastidas

Antes de su sentencia Micaela Bastidas dijo: “Por la libertad de mi pueblo, he renunciado a todo, no veré florecer a mis hijos”

Columnista invitado.
Columnista invitado.

Víctor de la Puente de Vega Batallanos

Abancay fue fundada el 3 de noviembre de 1574. Es cuna de la cultura preinca Quichua. Según el historiador Valcárcel al inca Túpac Yupanqui le placía pasar sus días de descanso en estos territorios, estaba enamorado de sus huertas, frutales y jardines. En la época de la Conquista, las huestes de Francisco Pizarro y Diego de Almagro libraron su batalla para quedarse con estos pagos. Cinco españoles se dividieron el territorio entre ellos Don Manuel Bastidas (afro-peruano), padre de Micaela.

Manuel Bastidas se convirtió en un alto funcionario del virreynato. Cuando Micaela tenía ocho años, Manuel la llevó a Pampamarca (Cusco) y la entregó a Doña María Béjar, una dama española que se haría cargo de su educación.

A los 15 años contrae nupcias con José Gabriel Condorcanqui Noguera (Túpac Amaru II). Él era un arriero que llevaba y traía mercancías entre Tucumán (Argentina) y La Paz (Bolivia). La pareja radicó en Pampamarca, de esta relación nacieron 3 hijos.

Cansados de tanta injusticia, ambos prepararon la revolución anticolonial. Los estudiosos coinciden que Micaela Bastidas era de un temperamento fuerte, dura, como tal estuvo encargada del control militar (reclutar gente, conseguir recursos para mantener el ejército), con el apoyo del resto de los curacas.

Jefaturó el cuartel general de Tungasuca.

El 04 de noviembre de 1780, se dio el grito de Libertad, habían superado el combate de Sangarará, preso y condenado a morir el corregidor Arriaga (español), Micaela aconsejó a su esposo atacar el Cusco. En otra instancia, le envió una carta a José Gabriel: “Chepe mío envía a Arequipa un propio y otro a Pachachaca (Abancay) a cortar el puente, si no lo puedes, yo lo haré”. Vano fue el esfuerzo y este error táctico, motivó el apresamiento y posterior ejecución de Micaela. Antes de su sentencia dijo: “Por la libertad de mi pueblo, he renunciado a todo, no veré florecer a mis hijos”. Como señala el historiador Víctor Condori, “Una de las manos llegó a Arequipa, para ser exhibida en la pampa de Miraflores, el resto de sus miembros enviaron a distintos lugares” para servir de escarmiento. Sucedió el 18 de mayo de 1781.