¿Por qué comer a esta hora puede ser un error según los expertos en salud?
La investigación destaca la importancia de la crononutrición en la alimentación.
Un estudio reciente de la Universidad de Mujeres Ewha en Corea del Sur revela que las comidas nocturnas, especialmente después de las 9:00 p. m., pueden aumentar el riesgo de obesidad y complicaciones metabólicas. En este contexto, la crononutrición es un campo emergente que estudia la relación entre los horarios de las comidas y los ritmos circadianos del cuerpo. Publicado en la revista Physiology & Behavior, el estudio analizó datos de 9.474 adultos coreanos y encontró que aquellos que comían después de las 9:00 p. m. tenían un 20% más de probabilidades de desarrollar obesidad, con un aumento del 34% en hombres.
Los hallazgos sugieren que la desalineación circadiana provocada por las comidas nocturnas afecta negativamente la digestión y el metabolismo, lo que puede llevar a complicaciones metabólicas significativas.
Consumir alimentos cerca de la hora de acostarse puede incrementar el riesgo de reflujo gastroesofágico y causar incomodidad durante el sueño. Foto: El Cronista
La relación entre horarios de comida y obesidad
El estudio realizado en Corea del Sur proporciona un análisis profundo de cómo los horarios de alimentación influyen en el peso corporal y la salud metabólica. Los investigadores encontraron que el consumo de alimentos después de las 9:00 p. m. está asociado con un aumento en la acumulación de grasa abdominal, un indicador crítico de riesgo metabólico y cardiovascular. Este patrón se observó de manera más pronunciada en hombres, quienes mostraron un incremento notable en el riesgo de obesidad.
Desalineación circadiana y su efecto en el metabolismo
La desalineación circadiana, resultado de comer en horarios inadecuados, interfiere con el reloj biológico del cuerpo, que regula procesos hormonales esenciales. Durante la noche, el cuerpo no está optimizado para la digestión, lo que afecta la secreción de hormonas como la insulina. Este fenómeno puede llevar a una menor tolerancia a los carbohidratos, lo que aumenta el riesgo de resistencia a la insulina y otros problemas metabólicos.
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El papel del sueño en la regulación hormonal
Investigaciones previas sugieren que una cantidad adecuada de sueño, al menos ocho horas después de la cena, está relacionada con un menor riesgo de obesidad. Esto se debe a que el sueño permite una mejor regulación de hormonas como la grelina y la leptina, que controlan el apetito. La falta de sueño, exacerbada por las comidas nocturnas, puede desregular estas hormonas y contribuir al aumento de peso.
Consecuencias metabólicas de comer tarde
Las implicaciones de comer tarde no se limitan a la obesidad. Este hábito puede predisponer al cuerpo a complicaciones como inflamación crónica y niveles elevados de colesterol LDL, conocido como "colesterol malo". Además, los horarios de las comidas pueden influir en la microbiota intestinal, alterar su diversidad y afectar la capacidad del cuerpo para metabolizar nutrientes.
Factores sociales y su influencia en los hábitos alimenticios
Los investigadores señalan que factores sociales modernos, como las jornadas laborales prolongadas y el uso de dispositivos electrónicos, han facilitado la falta de sueño y las comidas nocturnas. Esta situación agrava la desalineación circadiana y sus riesgos para la salud, lo que resalta la necesidad de adoptar hábitos alimenticios más saludables y alineados con los ritmos biológicos del cuerpo.