Política

Crímenes de extorsionadores dejan saldo de 9 huérfanos

Las historias de vida detrás de los asesinatos cometidos por los delincuentes que exigen cupos a los conductores del transporte público. Quiénes fueron Ruuthnam Berríos Pajuelo, Jair Miller Chuquimia, José Ontiveros López y Jorge Ríos Lafitte, los cuatro choferes ejecutados por bandas de extorsionadores en represalia por no abonar el dinero que les exigían para dejarlos laborar.


(de izquierda a derecha) Jair Miller Chuquimia (30 años), Ruuthnam Berríos Pajuelo (32 años), José Ontiveros López  (32 años) y Jorge Ríos Lafitte (21 años). Foto: composición LR/Ricardo Cervera
(de izquierda a derecha) Jair Miller Chuquimia (30 años), Ruuthnam Berríos Pajuelo (32 años), José Ontiveros López (32 años) y Jorge Ríos Lafitte (21 años). Foto: composición LR/Ricardo Cervera

Las familias de los cuatro conductores de transporte público asesinados por negarse a pagar cupos a los extorsionadores tienen algo en común: prefieren guardar silencio. Temen que también los maten. En gran medida porque los asesinos siguen sueltos. La policía todavía no los detiene, por lo que los deudos entienden que estos siguen en actividad, extorsionando por 20, 10 o 7 soles por día. Es el rango del precio de una vida, impuesto con plomo por los delincuentes. 

La primera víctima fue el huanuqueño Ruuthnam Berríos Pajuelo, de 32 años. La noche del miércoles 28 de agosto, Berríos salió de su casa en San Juan de Lurigancho, a las 5 a.m., con destino al paradero de la empresa Naranjito, ubicado en la sexta zona de Collique, en Comas. 

Panamericana Norte, paradero Senati, en Los Olivos, donde asesinaron a Jair Miller Chuquiama. Crédito La República

Panamericana Norte, paradero Senati, en Los Olivos, donde asesinaron a Jair Miller Chuquiama. Crédito La República

MUERTE EN EL NARANJITO

Eran las 10 y 40 p.m. cuando Berríos conducía una combi con al menos 10 pasajeros. Se estacionó en la esquina de las avenidas Túpac Amaru y Revolución para seguir recogiendo más pasajeros. Era la tercera y última vuelta de la jornada que le correspondía. No sabía que sería también la última vuelta de su vida. 

De pronto, una moto lineal montada por dos sujetos se acercó a Berríos y uno de ellos le disparó a quemarropa en la cabeza y diferentes partes del cuerpo en medio de los gritos de los pasajeros. 

“Minutos antes de que lo mataran, me había dejado un mensaje por WhatsApp. Decía que ya venía a casa. Lo estábamos esperando cuando me dieron la mala noticia”, comenta Rossie Arias, la viuda de Ruuthnam Berríos Pajuelo. 

Ella no quiso dar más declaraciones. Estaba atemorizada. Especialmente, por sus hijos de 6 y 3 años. No pretendió decir nada que provocara a los extorsionadores. Los asesinos ejecutaron a Berríos con 6 balazos, evidencia de la ferocidad de los atacantes.

“No ganaba mucho, pero nos mantenía. Ahora no tenemos nada. Estamos desamparados. ¿Y los niños?”, confió Rossie Arias. 

Berríos laboraba desde hacía 5 años para la empresa de transportes Naranjito, que pagaba cupos a una banda de extorsionadores. Pero un grupo rival les exigió que ya no lo hicieran y desembolsaran el dinero a ellos. Para que no quedara duda de la autoría del homicidio, dejaron un panfleto manuscrito: “Empresa Naranjito, hoy mato a un chofer, mañana a otro, si le sigues pagando al Monstruo Chonguito”. Desde hoy no pagarán”. Naranjito estaba entre dos fuegos. 

“Me dijo que llegaría pronto a casa, pero más bien recibí una llamada en la que me decían que lo habían matado. Se me vino el mundo encima. Mis hijos se quedaron sin padre”, relató Rossie Arias. 

Los extorsionadores siguieron matando. 

Paradero Año Nuevo, en Comas, donde asesinaron a José Ontiveros López. Crédito La República

Paradero Año Nuevo, en Comas, donde asesinaron a José Ontiveros López. Crédito La República

ATAQUE A LA UVITA

A menos de 24 horas del crimen de Ruuthnam Berríos, otro chofer de combi fue ultimado a balazos en el mismo distrito de Comas. Se trataba de José Ontiveros López, de la empresa de transportes Uvita, cuyo paradero está ubicado a pocos metros donde la primera víctima trabajaba en Collique. 

A las 8 de la noche del jueves 29 de agosto, un sujeto con pistola en mano sorprendió a tiros a José Ontiveros. En ese momento, el conductor dejaba a un pasajero en el paradero de Año Nuevo, a pocos kilómetros de donde ocurrió el asesinato de Ruuthnam Berríos. 

El sicario que llevaba un casco le disparó tres balazos que impactaron en el cuello de Ontiveros. Lo condujeron al hospital Sergio Bernales, pero el Galán, como llamaban sus amigos a Ontiveros, llegó sin vida. Tenía 32 años. Era soltero y el menor de tres hermanos. Al igual que su padre, Alberto Ontiveros, también se dedicó al transporte desde los 20 años. 

“Mi hermano era deportista, le gustaba el ciclismo y levantar pesas. Nunca se metió con nadie. A él lo mataron por los cupos a la empresa Uvita. No hay duda de que ese fue el móvil del crimen”, relató su hermano Miguel Ontiveros, su hermano. 

Sin embargo, pese a que el atentado que le costó la vida al Galán fue una represalia de los extorsionadores, los responsables de la empresa de transportes no estuvieron a la altura de las circunstancias. “Mi hermano no contaba con seguro de vida. La familia tuvo que asumir el costo del sepelio. Es un desamparo total”, añadió Miguel Ontiveros, sin ocultar una amarga decepción. Se negó a decir más. 

CRIMEN EN LOS HUEVITOS

El 22 de septiembre, le quitaron la vida a Jair Miller Chuquimia, de 30 años, conductor de la empresa Nueva Estrella, también conocida como Los Huevitos. Lo ejecutaron a las 10:22 p.m. en las inmediaciones del paradero Senati, en Los Olivos. Miller fue rescatado e ingresado al hospital Cayetano Heredia, debido a una hemorragia intestinal ocasionada por un proyectil de arma de fuego. Los asesinos se movilizaban en una moto lineal. 

La familia de Jair Miller se negó a dar testimonio del homicidio. Según los vecinos, Miller dejó en la orfandad a cuatro hijos: una hija de un primer compromiso y 3 hijos del segundo, con cuya madre convive. “Se mudó del barrio para vivir con su nueva pareja, pero mantenía una relación cercana con su familia, visitando con frecuencia”, dijo una vecina. 

En el paradero Club del Tiro, ubicado en Puente Piedra, lugar donde los vehículos de la empresa Nueva Estrella esperan turno para dar inicio a su ruta de trabajo, algunos compañeros de trabajo de Jair Miller informaron que era un padre de familia, una persona alegre y trabajadora. 

Según los vecinos y compañeros de trabajo de Jair Miller, su madre, Carmen Chuquimia, laboraba como cobradora de combi. Desde la muerte de su hijo, ella ha desaparecido temerosa de nuevos ataques de los extorsionadores. 

“Los extorsionadores han estado operando desde hace aproximadamente tres años. Su actividad se ha incrementado en 2024, y se centran en cobrar cupos a los dueños de los carros, quienes pagan para poder trabajar”, explicó uno de los compañeros de Miller. “El cobro de cupos es todos los días, y el monto que piden es de 10 soles. Los pagos se hacen mediante transferencias por Yape, o una motocicleta con dos personas se acerca a los vehículos para recoger el dinero en efectivo. Estos cobros suelen realizarse en lugares como Bolognesi, en Grau, en Lima, durante la noche, o cuando los carros están en cola esperando para salir”, explicó.

GOLPE EN LA NUEVA ESTRELLA

El más joven de los cuatro conductores de vehículos de transporte, Jorge Ríos Laffite, de solo 21 años, estaba por cumplir el segundo aniversario de su matrimonio con Dulia Julca Carrasco, de 34 años. 

En su cuenta de Facebook, Ríos relata emocionado que el 28 de octubre de 2022, cuando tenía 19 años y Dulia, 32 años, se casaron. La diferencia de edad no le importó, como tampoco asumir la crianza de los tres menores hijos de ella. 

La familia se negó a hacer comentarios sobre el homicidio de Jorge Ríos. Su mamá se excusó de dar declaraciones. Solo su tía María aseguró que se trataba de un buen chico, alegre, responsable y siempre intentando apoyar a su madre, hasta que se mudó para vivir con su cónyuge.

Empezó a trabajar manejando mototaxis y luego y luego se hizo cobrador de las combis hasta que le dieron la oportunidad de conducir una. En la empresa de transportes Nueva Estrella, a la que pertenecía, sus compañeros lo llamaban Pilón. A inicios de agosto de este año, Jorge Ríos confió a su familia que lo extorsionaban por teléfono. Le exigían 7 soles diarios para permitirle manejar en su ruta. “Yo desde ahí les empecé a pagar 7 soles diarios. El sábado y domingo no llegamos a pagar porque el carro se había dañado. Por esos 7 soles le quitaron la vida a mi esposo”, relató la viuda. 

En efecto, el sábado 21 y domingo 22 de septiembre últimos, desde su celular, la esposa de Jorge Ríos escribió a los extorsionadores explicándoles que no podían abonar porque la combi estaba malograda y no tenían dinero. No recibió respuesta de los extorsionadores. 

El martes 24 de septiembre, cuando Ríos salió de su casa a trabajar como siempre y se encontraba haciendo la fila de vehículos para salir del paradero informal de su empresa en la urbanización Pro (límite de Comas y Los Olivos), fue asesinado con tres disparos. 

Con el teléfono celular de Ríos, la policía identificó a la persona a la que yapeaba la extorsión, María Elena Ruíz Bolívar. Dijo que un delincuente conocido como Niche era el dueño de la cuenta. Ella recolectaba entre 70 y 100 soles de los choferes extorsionados. Y Niche le pagaba entre 30 y 40 soles por día. Niche es Óscar Alexis Salinas Hernández y ya fue detenido. Probablemente, Niche permitirá identificar a la organización criminal a la que pertenece y opera en el cono norte.

RECUADRO

La guerra entre Monstruo y Jorobado

● De acuerdo con fuentes de inteligencia de la Policía Nacional, algunos asesinatos registrados en el cono norte se deben a la rivalidad por el control de territorio y el cobro de cupos que se disputan entre banda criminal ‘Los Injertos del Cono Norte’, liderada por el prófugo Erick Moreno Hernández, Monstruo, y el recluso Adam Lucano Cotrina, Jorobado. 

● Ante la ola de crímenes de transportistas, se ha conformado un grupo especial de 20 agentes de la División de Investigación de Homicidios de la Dirincri, que se dedicará exclusivamente a resolver los asesinatos contra transportistas. 

● “Hemos solicitado al Ministerio Público del cono norte para que nos remitan todos los casos ocurridos bajo su jurisdicción y hayan sido víctimas por sicariato”, indicó el jefe de la División de Homicidios, coronel PNP Ricardo Espinoza Cuestas. 

● “Las muertes se están dando por la hegemonía y control de territorio entre dos bandas que se han declarado la guerra. Se disputan el negocio del cobro de cupos matando a los transportistas”, manifestó el coronel Espinoza.