Miguel Medina Flores, el primero de los 38 ex cautivos de los senderistas que ofrece un relato completo de los cinco días en que estuvo con sus compañeros plagiados en la selva cusqueña sin saber qué sería de su destino.Testimonio., Doris Aguirre. Desde Santuato, Kiteni. Al cuarto día de cautiverio recién se escuchó el ruido de los motores de los helicópteros. Para los 38 trabajadores secuestrados por Sendero Luminoso en la selva cusqueña, significó una señal de alivio porque supieron que no habían sido abandonados. Pero la alegría duró poco, recuerda Miguel Medina Flores, de 42 años, natural de Vilcabamba, padre de nueve hijos y víctima del plagio terrorista. Media hora después, los plagiados oyeron disparos y explosiones. Luego, de las profundidades del bosque apareció un pequeño grupo de jóvenes terroristas sonrientes. "¡Nos hemos bajado un 'pato'!", gritaban de alegría. Se referían al helicóptero de la policía en la que fue asesinada la capitana PNP Nancy Flores Páucar. "En ese momento nos dimos cuenta de que podíamos morir en cualquier momento", declaró Miguel Medina. Es el único de los 38 ex secuestrados que decidió relatar lo que sucedió en los cinco días que estuvieron en condición de rehenes de los terroristas dirigidos por el "camarada Gabriel". Medina afirma que el primer día del secuestro, el 9 de abril, se los llevaron de Kepashiato hasta la zona de Incari, en tres camionetas y una combi de la propia empresa Skanska. Viajaron durante casi tres horas y luego siguieron a pie escoltados por 15 senderistas armados. El que mandaba era un tal "camarada Rolando", de unos 25 años. El segundo día continuó la caminata, sin novedad. Pero en el tercero, apareció el "camarada Gabriel". PASEO CON LA MUERTE "Estábamos en una escuela de la comunidad de Incari cuando apareció un sujeto de unos 40 años que dijo ser el responsable. Nos dijo: 'Hermanos, no les va a pasar nada. Solo queremos cumplir nuestros objetivos. Nada más cumplan con nuestras indicaciones. Somos del Partido Comunista del Perú (Sendero Luminoso)", narró Miguel Medina. "Cuando dijeron que eran terroristas, algunos compañeros se asustaron, les entró el miedo. 'Ahora nos van a matar', decían. Varios lloramos por nuestro destino. 'Hasta aquí llegamos', decíamos", relató. Al cuarto día se les ordenó proseguir hasta una zona llamada Alto Lagunas. "Es entonces que escuchamos los helicópteros. Los terroristas nos pidieron que nos escondiéramos bajo los árboles. Después nos enteramos de que habían atacado un helicóptero y estaban contentos", explicó Medina. "¡Les parece gracioso que entre peruanos se maten!", les gritó un trabajador. "¡Cállense! Ustedes no saben lo que pasa. Esos militares son unos miserables", le contestó un terrorista. "¿Cuándo nos van a soltar? ¡Si nos van a matar, que nos maten de una vez!", retrucó otro obrero. En este instante, reapareció el "camarada Gabriel". "Cuando nos vio preocupados por nuestro destino, el jefe de ellos (el 'camarada Gabriel') nos dijo: 'Esto es una guerra y en toda guerra hay muertos. Cualquiera puede morir. Hay que estar preparados", expresó el ex secuestrado Miguel Medina. QUEREMOS LA LIBERTAD Parecía que el debate iba a terminar muy mal. "¡Tranquilos, hermanos! Nosotros ya hemos cumplido con nuestro objetivo. Ellos (los militares) se están acercando", dijo. El cabecilla aludía a las trampas que habían tendido a las patrullas que buscaban a los trabajadores y que, efectivamente, acabó con la vida e hirió a varios uniformados. Al amanecer del quinto día, el "camarada Gabriel" volvió a aparecer para decirles: "Ya se pueden ir, hermanos. Ya obtuvimos lo que queríamos", dijo. "¡Váyanse, los militares ya están aquí y habrá enfrentamiento! Ustedes no van a poder resistir. No pueden caminar más. No queremos que se mueran", les instó "Gabriel". Miguel Medina rememora que hasta ese momento solo se alimentaban de galletas y gaseosas. Y que alguna vez en una aldea les dieron sopa con arroz. "Yo vi a varios niños. Llevaban las ollas y los utensilios. Le pregunté a uno por qué no tenía arma. Me contestó: 'Cuando cumpla 15 años, me van a dar mi fusil', me respondió, feliz", recordó Medina. "Hasta ahora me acuerdo de esos cinco días. Y no puedo dormir", confió Miguel Medina, padre de nueve niños. En tanto, fuentes de inteligencia militar señalaron a este diario que el secuestro de los trabajadores de Camisea fue una treta para emboscar después a policías y militares. CLAVES Según la versión de Miguel Medina, siete horas después que los senderistas los dejaron en libertad, llegaron al centro poblado de Chihuanquiri. En ese lugar, los ex cautivos recién pudieron comunicarse por teléfono con sus familiares. "En ese lugar contratamos a un bus para que nos llevara a Kiteni, pero en el trayecto, pasando Yuveni, nos interceptó una fuerza combinada del Ejército y de la PNP que nos llevaron en helicóptero hasta Kiteni", dijo. "En Kiteni no nos dejaron salir hasta que llegara el presidente Humala. Nos retuvieron", testificó.