“Se necesita un Premier que, más libre del conflicto en Las Bambas, pueda ser el ejecutor y transmisor de estas líneas matrices del presidente”.,El extenso mensaje presidencial del último jueves buscó ser ambicioso y marcar un nuevo rumbo para el gobierno. Mi impresión es que, con sumas y restas, el contenido y el tono del discurso han sido buenos; contribuyen a romper el marasmo en que ha caído el gobierno y devolverle la iniciativa. Mi duda es si Vizcarra tendrá la orquesta necesaria para empujar estos objetivos. Parece ya muy difícil que esa legitimidad pueda recuperarse con puro personalismo. El contenido del discurso buscó mantener y recuperar el espacio político que el gobierno ha ocupado desde julio del año pasado. Reitera su compromiso con la lucha contra la corrupción. Lanza proyectos nuevos (reforma política) y nos recuerda los que están estancados en el Congreso (reforma judicial). Critica a ese empresariado que ha resistido la norma antielusiva y que rechaza una norma que regule las concentraciones económicas. Importante, además, aceptar errores y demoras. Faltó, creo, recordar el tema de la igualdad y violencia de género donde tiene logros que mostrar. El tono peleón también parece adecuado. Golpeó al Congreso en puntos que lo merece y que es bueno que la población recuerde ahora que el susto parlamentario se ha ido relajando tras el referéndum. Su crítica a un sector del empresariado le abre un frente, pero le muestra a ese sector de la población que ve al gobierno muy cercano al poder económico que sí puede tomar más distancia. El problema, sin embargo, es que ese contenido y tono no se transmitan en actos de gobierno y políticas concretas. A Vizcarra le funcionó lanzar la agenda anticorrupción en parte por el significativo contraste tanto con sus actos hasta ese momento como con los de Kuczynski. Ese efecto positivo es difícil que se dé dos veces. Ser solista ya no alcanza. Para que el discurso sea efectivo se necesita un equipo que se apropie de dicho mensaje y lo vuelva un referente cotidiano. El renovado gabinete, sin duda en el papel con más peso político que el anterior, debe mostrar esas habilidades. Hasta el momento no lo hace. ¿Es demasiado pedir que el Ministro de Transporte en vez de dar excusas y mostrar que no sabe en lo que se ha embarcado aproveche la oportunidad que se le abre al tener que enfrentar la lucha contra una informalidad criminal en su sector? ¿No debería la Ministra de Educación aceptar que se cometió un error, pero también pasar a la ofensiva en la defensa de la igualdad y una educación de calidad? El material se lo ofrece la larga lista de despropósitos que se escuchan en el Congreso, el matrimonio del fujimorismo con las cavernas conservadoras, que son el real peligro para la educación. Y por supuesto, se necesita un Premier que, más libre del conflicto en Las Bambas, pueda ser el ejecutor y transmisor de estas líneas matrices del Presidente. Esa parte del combo resulta crucial para no seguir desgastando a Vizcarra; evitando que sea el único responsable de lo bueno y lo malo que sucede en el país. Los próximos días serán cruciales para determinar si fue un buen discurso o si tendrá consecuencias políticas reales.