"El también previsible bloqueo de la reelección parlamentaria y el alargamiento de los juicios hacia fechas impredecibles añadirán desánimo a la bancada de FP".,Sin duda Fuerza Popular está considerando con atención la posibilidad de que la saga del asilo de Alan García modifique el clima judicial. Hasta ahora no ha sucedido, y algunos fujimoristas siguen recibiendo prisiones preventivas tamaño Keiko. Pero en términos generales la intensidad de las penas está algo más variada. En lo político las furias hoy apuntan hacia García, pero la circunstancia de FP no ha variado: bajísima aprobación, sordas pero fuertes discrepancias internas que apuntan a proyectos divergentes, irrecuperable crisis de imagen por el caso de los cócteles del 2011. Sin duda esta es su peor hora, y configura una situación desesperada. Todos esos factores limitan la capacidad de acción que la mayoría que FP mantiene en el Congreso. El referendo de diciembre en los hechos va a ser también un plebiscito contra ellos, sobre todo por el previsible mantenimiento del mecanismo de la cuestión de confianza, y el cierre de la puerta falsa hacia un Senado. El también previsible bloqueo de la reelección parlamentaria y el alargamiento de los juicios hacia fechas impredecibles añadirán desánimo a la bancada de FP. Luego está la radical caída de los bonos de Keiko Fujimori como candidata presidencial, sin un reemplazo a la vista que no sea el hermano Kenji, alternativa poco convincente. Las voces más pugnaces de lo que en un momento brilló como la mototaxi se han silenciado, no se sabe si por decaimiento, cautela o consigna. Por el momento han sido reemplazadas por furibundos comentaristas más interesados en atacar a Martín Vizcarra y el sistema de justicia que en defender los fueros de FP. Un efecto de la forma en que ha avanzado la situación Odebrecht es que para las agrupaciones con dirigentes de primera línea presos es complicado ir a un congreso partidario. Lo cual en los hechos es un factor de resquebrajamiento interno, que es una de las maneras en que desaparecen los partidos. Quizás es temprano para pensar en una desaparición, pues Fujimori es una marca política no descartable de plano. Pero no es temprano para ir pensando en un paso a segunda división, con un grupo de leales desafiando al cansancio aferrados a lo que termina siendo simplemente el hábito de un apellido.