La calma que se viene tras la turbulencia que se ha vivido. ,Tras la turbulencia del último trimestre, se podría ingresar a una relativa distensión que, sin embargo, se debe tomar con pinzas pues la inestabilidad estará a la vuelta de la esquina debido a que, en el Perú, cuando se ve luz al final del túnel, los políticos construyen más túnel, y porque el fujimorismo quedó con sangre en el ojo y ganas de dar el vuelto. El presidente Martín Vizcarra fue el ganador del enfrentamiento frente a un Congreso que quiso blindar a la corrupción y oponerse a una reforma. Ganó porque tuvo iniciativa política para movilizar a la opinión pública y usar la Constitución para presionar al Congreso, conminándolo, contra su voluntad, a votar contra un CNM y jueces mafiosos y a aprobar proyectos de reforma que serán sometidos a referéndum el 9 de diciembre. También ayudó la prensa, demostrando, una vez más, que muchos congresistas reaccionan como perros en el sentido que solo a periodicazos obedecen y se portan bien. El perdedor fue el Congreso, especialmente el fujialanismo y en particular Keiko Fujimori como su cabeza visible. En el último trimestre, forzada por las circunstancias, tuvo que retroceder en casi todo, incluyendo ahora último el apoyo a una ley para que mayores de 80 años, como su padre, puedan cumplir condena en su casa. El triunfo político de Vizcarra y la derrota de Keiko Fujimori se expresan en sus índices de aprobación, estando la jefa de FP cerca del dígito. Eso ha producido distancias y fragmentaciones importantes en FP, destacando el papel valioso que Daniel Salaverry cumplió para aprobar la reforma o acusar a impresentables como César Hinostroza, algo impensable cuando el Congreso lo presidía ese picapleitos de Luis Galarreta. Los proyectos de reforma constitucional aprobados son, sin embargo, deficientes. Para solo mencionar algunos problemas, alteran la cuestión de confianza dejando al Ejecutivo indefenso frente a congresos prepotentes –como el actual– y dejan en el limbo el asunto de la no reelección, lo que traerá problemas. Lo curioso es que Vizcarra anunció su satisfacción con lo aprobado por el Congreso, quizá pensando que lo perfecto es enemigo de lo bueno y que había asuntos por negociar. Pero en lo que no se debería bajar la guardia es en la presión para el apartamiento de Pedro Chávarry del Ministerio Público, pues su continuidad en esa entidad es crucial para impedir la lucha anticorrupción al usarla como chaira al servicio de intereses políticos. ¿O también se ha negociado su permanencia ahí?