¿Keiko lo habrá grabado al presidente Martín Vizcarra? ,Si la política, especialmente en una democracia, implica la solución de asuntos relevantes de la nación mediante acuerdos entre distintos grupos de interés, es absurdo denigrar de las reuniones entre sus representantes que buscan identificar coincidencias y divergencias, tal como ocurre en estos días. Desde hace tiempo hay un desprestigio profundo del esfuerzo indispensable por conversar entre políticos, ya sea para pactar como para, simplemente, hablar sobre lo que pasa y no pasa en el país. Parte de la culpa la tienen los políticos cuyo comportamiento lamentable ha desprestigiado a su oficio, pero, también, los que disparan contra ellos por el simple hecho de reunirse a conversar, y que encuentran hasta un placer sublime en cualquier foto que registre una cita en, por ejemplo, una cafetería, algo que les permite hasta asegurar lo que dijeron los contertulios. Por el desprestigio de la política, muchos creen que, cuando los políticos dialogan, están pactando bajo la mesa sobre asuntos turbios, una percepción que se debe haber agravado luego de la forma en que Keiko Fujimori reveló sus citas con Vizcarra. Eso lo hizo con el objetivo de erosionar la reputación del presidente Vizcarra para debilitarlo, ponerlo contra las cuerdas y, si es necesario, es decir, si no se somete a sus dictados, tumbarlo con una vacancia. Vizcarra cometió el error de confiar en quien no lo merecía. ¿Keiko Fujimori también lo habrá grabado como lo hizo a través de Moisés Mamani con Bruno Giuffra y PPK, y hasta quiso hacerlo con su padre? Pero si el presidente Vizcarra pecó de ingenuo, Keiko Fujimori cometió una falta más grave porque, con su infidencia sobre sus dos encuentros con el presidente Vizcarra que fueron pactados como reservado por ambos, se confirma como una política artera y en quien no se puede confiar pues no tiene reparo en traicionar a quien sea necesario, desde su padre hasta a un presidente. Si a Fujimori le parecía mal que su cita con el presidente Vizcarra se realizara de manera reservada, o no iba o lo anunciaba en ese momento, pero no guardaba el dato en su arsenal de basura a lanzar después. Reunirse a conversar está en el corazón de la política, tanto para pactar como, simplemente, para dialogar. Y no está mal que algunas citas sean reservadas, pues sin reflectores se habla con más franqueza, aunque el presidente de la república quizá deba guardar una transparencia al extremo por la calidad personal de algunos de sus contertulios.