Corrupción: Problema y posibilidad para el Perú.,La gran asistencia a la marcha contra la corrupción de anoche –la primera en la historia peruana que es apoyada por un presidente de la república– constituye una expresión inequívoca de la gran preocupación social por esta lacra tras la difusión de los diálogos entre jueces, consejeros CNM y políticos, pero la inquietud ciudadana ya estaba en el top of mind bastante antes de eso. En abril 2018 Ipsos concluyó que la corrupción era el principal problema del país según el 57%, un primer lugar que no se repetía desde el segundo gobierno de Alan García, en 2010, acaso por el escándalo lava jato. Desde una perspectiva regional, el Perú ya era, según el Barómetro de las Américas 2016/2017, el país del continente con el porcentaje más alto en considerar a la corrupción como el principal problema nacional con un 27% superior incluso al de Brasil (19%). Entre todos los países afectados por lava jato, solo en el Perú la preocupación por la corrupción creció de manera exponencial entre 2014-2017. Quizá esto explique que el Perú sea el país con la confianza más baja en los partidos políticos en todo el continente: solo el 7.5% confía en los políticos debido a que los consideran una manga de ladrones. Desde la perspectiva de la inversión el panorama es igualmente sombrío: según un estudio de EY de mayo, 82% de los empresarios que operan en el Perú creen que la corrupción y los sobornos son prácticas usuales en los negocios en el país. En los gobiernos de Ollanta Humala y Pedro Pablo Kuczynski no hubo un esfuerzo sólido por la lucha anticorrupción, y lo mismo se observó en los primeros cien días de la presidencia de Martín Vizcarra, pero este destape de una corrupción tan profunda como repugnante entre políticos y magistrados pone al jefe de estado ante un gran problema que significa, por la expectativa ciudadana en el tema, una gran posibilidad. En contra de la oportunidad de aprovecharla está la fragilidad de su presidencia para enfrentar un monstruo con gran poder político, pero a favor suyo está la movilización ciudadana y el hecho de que el presidente Vizcarra esté –hasta donde se sabe– limpio de polvo y paja. En ese sentido, ha sido un gran paso adelante el que dio ayer el presidente Vizcarra para la construcción de un liderazgo en la lucha contra la corrupción al señalar que “la movilización tiene todo mi respaldo”; una gran diferencia con la vocación por el encubrimiento de Luis Galarreta al manifestar que “nos preocupan aquellos que quieren motivar marchas”.