Desde los tiempos del trabajo de la CVR la sociedad mostró más empatía con las víctimas, conocer sus historias, que sus élites políticas.,Se ha discutido bastante sobre lo absurdo y vil de los ataques contra el Lugar de la Memoria (LUM), lo peligroso de esta andanada, y la débil postura del gobierno frente al tema. Se ha hablado menos sobre un aspecto otras veces tocado en esta columna y sobre el que creo vale la pena volver: el desierto de representación política en el Congreso y el Ejecutivo de quienes apoyamos al LUM y de quienes, siendo críticos de algunos aspectos, valoran en general los esfuerzos iniciados por la Comisión de la Verdad y la Reconciliación para debatir sobre nuestro proceso de violencia. Mientras estos ataques son apoyados y aplaudidos por un buen sector de Fujimoristas y de otras bancadas, muchos menos ejercen una defensa de valores democráticos y de empatía con las víctimas. Salvo valiosas excepciones, no contamos con representación ni en el Ejecutivo ni en el Congreso que defiendan estos valores. Y no debería ser así. Si bien es posible que haya una mayoría crítica del trabajo de la CVR o el LUM, ni remotamente se trata de temas de minorías. La opinión ciudadana sobre temas vinculados al conflicto armado interno y la memoria varía mucho. Una cosa es hablar de justicia retributiva, como en el caso Chavín de Huantar por ejemplo, y otra muy distinta de reparaciones y apoyo a las víctimas donde suele haber más apoyo. En realidad, desde los tiempos del trabajo de la CVR la sociedad mostró más empatía con las víctimas, conocer sus historias, que sus élites políticas. En esos años mientras la mayor parte de la representación política atacaba y se oponía a la CVR, la opinión pública fue favorable al proceso. Tal vez porque muchos en el Perú fueron afectados por un conflicto complejo, donde las versiones simplistas no dialogan con su experiencia, es que este trabajo tuvo más apoyo del esperado. Como sea, ese sector de la población que quisiera ver representantes políticos parándose con firmeza frente a las mentiras, la manipulación o el silencio cómplice, está calato de representación. La defensa se hace desde la sociedad civil, algunos medios de prensa, y académicos. Pero en el espacio político no hay suficiente apoyo. Comentaba hace un tiempo en este espacio (6/1/2018), al discutir el indulto de Alberto Fujimori, que si quienes votaban contra el fujimorismo tuvieran mejor representación no hubiese sido tan fácil para PPK concederlo. Esa columna fue leída por algunos como un pedido de organización de una suerte de partido contra el fujimorismo. Nada más lejos de mi posición. Es evidente que estos grupos tan diversos sólo logran coincidir en segunda vuelta, no hay partido posible entre ellos. Mi idea era simplemente resaltar que sin más organización política y madurez de los actores que se paran en el centro liberal y la izquierda, si no se aglutinan en dos o tres grupos, es probable que estos sectores sigan huérfanos de representación. Entre candidatos centristas que, soñando con la segunda vuelta no toman posición fuerte en ciertos temas que le importan a sus electores, y una izquierda con sus propios impresentables en el tema de violencia y quebrada por “grandes diferencias” que nadie entiende, nos quedamos sin bancadas que nos representen. Mientras esta representación política no exista la defensa de una memoria crítica ira cuesta arriba. Perdemos la posibilidad de pelear esa opinión pública que, sin comprarse el tema, no es crítica del trabajo de la CVR ni del LUM. Se podría aprovechar el ataque de los sectores menos informados, esos que critican sin haber puesto un pie en el museo, para difundir el trabajo valioso que se ha hecho. O de demandarle a Keiko Fujimori que explique si su mirada del conflicto interno es tan simplona como la de su Congresista Tubino y otros. PD. Toda mi solidaridad con José Carlos Agüero. El valor de su trabajo y su honestidad no merecen ni la agresión del congreso ni el silencio timorato del Poder Ejecutivo. Y mis condolencias a la familia de Chachi Sanseviero, querida y admirada librera que marcó tantas vidas con su generosidad y precisas recomendaciones librescas.