Crítica festiva: los 50 años de “Young Americans” de David Bowie
El próximo enero se cumplen 10 años de la partida de David Bowie y en lo que queda de este 2025, su icónico álbum “Young Americans” sigue celebrando medio siglo de vigencia e influencia. Veamos.

El próximo 10 de enero de 2026, se cumple una década de la muerte del artista británico David Bowie. David Bowie acababa de cumplir 69 años dos días antes, el 8, fecha que fue elegida por él para presentar su último álbum, Blackstar.
Desde mediados de 2014, David Bowie venía luchando contra el cáncer de hígado y este último trabajo es el testimonio del proceso que tuvo que atravesar, pero es igualmente un recorrido por toda su carrera musical desde su primer y homónimo álbum de 1967.
Con acierto, la crítica especializada y sus millones de seguidores calificaron a Blackstar como una obra maestra monumental, y en esta valoración, tal y como ocurre, lamentablemente, con otros artistas al fallecer, no entraba en juego la pena ante la repentina muerte del artista preferido. El primero en saber que Blackstar iba a ser una obra maestra fue, pues, el mismo David Bowie. Blackstar es un testamento en donde el artista estuvo trabajando día y noche en sus últimos días. Tópicos como la fama y la trascendencia eran las anclas de un trabajo que tenía un firme propósito: despedirse del mundo como grande. No es habitual que los artistas, sin importar el rubro en el que estén, digan adiós con una obra maestra reciente. De los siete temas del proyecto, sugerimos la canción homónima, “Lazarus”, “I Can´t Give Everything Away” y “Girl Loves Me”.
Otra peculiaridad que refleja este trabajo es que no exige de un interesado necesariamente entrenado en la música de Bowie. Solo hace falta buen gusto y sensibilidad sincera para que el mundo musical de este artista camaleónico no haga ruido. Blackstar es una puerta de entrada de lujo a esta galaxia sonora que ha dejado más de un álbum referente, como Young Americans de 1975, el cual, en lo que queda de 2025, viene celebrando 50 años muy bien vividos.

"Young Americans" (1975). Imagen: Difusión.
Fiesta y crítica
La radiación de Bowie no se limitaba al espectro musical. Bowie influyó en centenares de creadores provenientes de las artes plásticas, la literatura (la poesía de las últimas décadas se ha nutrido de Bowie, a saber) y el cine.
Cuando en 1975 Bowie lanza al mercado el Young Americans, lo hizo bajo el riesgo que suponía cambiar un registro consolidado (el glam rock, mediante el cual construyó a sus personajes Ziggy Stardust (The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars de 1972) y Aladdin Sane (Aladdin Sane de 1973), por ejemplo), el cual tuvo dominio en el primer lustro de los años 70.
Por algo se le conocía a Bowie como el camaleón. Su necesidad de expresión lo llevó por varios registros, pero la apuesta no era únicamente musical; la actitud iba de la mano con la poética. El glam rock, para Bowie, requería de variedad y lo que hizo fue fusionarlo con el rock, el soul y el R & B (Rhythm and Blues) para revitalizar el registro y para ampliar sus nuevos caminos expresivos. A esta mezcla, la llamó Plastic Soul. Además, consignemos que Young Americans es un abierto homenaje de Bowie a la música popular norteamericana.
Tuvieron que pasar algunos años para que la crítica especializada reconozca el valor de Young Americans. Sin embargo, el público sí sintonizó con la propuesta. Su tema “Fame” (que escribió con John Lennon) es un crisol en el que se hallan las búsquedas sonoras de Bowie, más festivas que en su época glam, pautada por el ensimismamiento y la desazón, pero sin dejar de ser críticas (en realidad, toda la música de Bowie es un señalamiento a algo). “Fame” es un hachazo a la frivolidad que trae la desesperada búsqueda de fama y un obús a la falta de autenticidad. Con “Fame” se baila, pero también se siente el aguijón. Lo mismo con “Fascination”, “Win”, “Across the Universe” y el tema que da nombre al proyecto.
El contexto no deja de ser importante. Young Americans salió un mes y medio antes de la finalización oficial de la guerra de Vietnam, en abril de 1975. Había una juventud con terribles ganas de bailar, que ya estaba cansada de la cantaleta del fin del mundo. Young Americans era un anuncio de la música disco que se escucharía en los años 80. Su sonido se filtra hasta hoy.


















