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El Día de Acción de Gracias tiene sus raíces en la colaboración entre los colonos y los indígenas Wampanoag, que aseguraron la supervivencia de los peregrinos. Esta celebración se institucionalizó oficialmente en 1863 por Abraham Lincoln.
Cada cuarto jueves de noviembre, millones de familias en Estados Unidos se reúnen para celebrar el Día de Acción de Gracias, una tradición que simboliza la gratitud y el sentido de comunidad. Esta festividad, que se remonta a 1621, ha evolucionado a lo largo de los años, convirtiéndose en un evento nacionalmente reconocido. En este artículo, exploraremos los orígenes históricos y el significado cultural de esta emblemática celebración.
La historia del Día de Acción de Gracias se inicia con los peregrinos, un grupo de colonos europeos que, en septiembre de 1620, abordaron el Mayflower en busca de un nuevo comienzo. Tras un difícil viaje, llegaron a Cape Cod, donde enfrentaron un invierno devastador que cobró la vida de casi la mitad de los colonos. Sin embargo, gracias a la ayuda de los indígenas Wampanoag, lograron adaptarse y sobrevivir en su nuevo entorno.
En otoño de 1621, los peregrinos celebraron su primera cosecha exitosa con un festín de tres días, en agradecimiento por la generosidad de los Wampanoag y los frutos de su trabajo. Aunque no se le llamó “Día de Acción de Gracias” en ese momento, este evento es ampliamente reconocido como el origen de la festividad que conocemos hoy.
Los orígenes de la festividad
El acto de dar gracias es fundamental en esta celebración, representando una práctica que trasciende culturas y épocas. Para los peregrinos, dar gracias era una expresión espiritual, enraizada en su fe cristiana. Con el tiempo, este significado se expandió, convirtiéndose en una tradición cultural que invita a la reflexión sobre las bendiciones personales y colectivas.
Proclamaciones que marcaron la historia
El Día de Acción de Gracias ha recorrido un largo camino desde su origen. En 1863, el presidente Abraham Lincoln proclamó oficialmente el último jueves de noviembre como un “Día de Acción de Gracias y Alabanza”, buscando unir a un país dividido por la Guerra Civil. Esta proclamación fue el resultado de los esfuerzos de Sarah Josepha Hale, quien abogó por una festividad nacional.
Sin embargo, en la década de 1930, el presidente Franklin D. Roosevelt propuso adelantar la festividad al tercer jueves de noviembre para estimular la economía durante la Gran Depresión. Esta decisión generó controversia, llevando a que algunos estados mantuvieran la tradición del último jueves. Finalmente, en 1941, el Congreso estableció el cuarto jueves de noviembre como la fecha oficial para el Día de Acción de Gracias.
Transformación en una festividad moderna
A lo largo del siglo XX, el Día de Acción de Gracias se transformó en un evento cultural y familiar. Las comidas tradicionales, como el pavo y el pastel de calabaza, se convirtieron en elementos centrales de la celebración. Además, surgieron nuevas tradiciones, como los desfiles y los partidos de fútbol americano, que añadieron un carácter festivo al día.
Hoy en día, el Thanksgiving también es una oportunidad para realizar actos de generosidad, como donaciones a bancos de alimentos, reforzando el espíritu de comunidad que marcó su origen. Aunque la festividad se ha adaptado a los tiempos modernos, su esencia sigue siendo la misma: un momento para reflexionar sobre las bendiciones recibidas y compartir con los demás.