Espectáculos

Milena Warthon defiende su identidad cultural: “El ‘hate’ hace que me empodere más”

La cantante Milena Warthon reflexiona sobre los prejuicios que hay contra ella por su fama en Tiktok y su estilo diferente como artista andina. Además, cuenta que casi se queda sin voz en su gira por Europa.


Milena Warthon feliz por el resultado de su videoclip 'Más allá'. Fotos: Milena Warthon/Instagram/Luis Vila Malnati/La República
Milena Warthon feliz por el resultado de su videoclip 'Más allá'. Fotos: Milena Warthon/Instagram/Luis Vila Malnati/La República

Milena Warthon cierra la historia de su disco ‘Pop andino’ con el lanzamiento del videoclip de ‘Más allá’, que se publicó hace dos semanas y con el que desea mostrar el yin y el yang de un mismo ser. En una entrevista para La República, la artista —que inició su carrera musical en el 2018— cuenta detalles de su última producción, con la que aborda la crisis que atravesó en búsqueda de su identidad cultural y en sus deseos de seguir empoderándose. 

“A veces creemos que los polos opuestos no se pueden juntar, pero al final nos damos cuenta de que solo nos desgasta el querer ocultar cosas de nosotros y eso es lo que pasa en el videoclip: el corazón de los dos Milena se empiezan a apagar, hasta que encuentra a la Amaru (deidad de la época incaica), que las guías hacia la Pachamama, ella le da este mensaje y al fin se reencuentran y se unen en un solo corazón”, manifiesta.

Con 7 años de carrera, con una gaviota de plata y varios escenarios en su haber, Milena Warthon reflexiona, en esta nota, sobre las etiquetas que la sociedad le quiere imponer por su faceta como tiktokera y por querer implantar un estilo diferente dentro de la música andina. Además, la cantante de 24 años habla de su intenso trabajo en las redes sociales y de su singular gira por Europa.

—Si revisamos tu Spotify, ¿encontraremos artistas como Karol G o los Jonas Brothers que se han colado en tu playlist?

—De todas maneras, hay música de todos los colores y sabores. Mi Spotify lo tengo desde los 16 o 17 años. En esa época escuchaba pop, rock. También fui muy fan de Ariana Grande y One Direction. En un momento escuché reggae y también mis canciones favoritas de mis artistas folclóricos favoritos. Y obviamente el reguetón y la cumbia.

—¿Algún concierto que te has perdido?

—Muchos. Ahora la del Grupo 5, yo quería ir, pero al final no pude.

—¿Cuántas horas utilizas el celular? 

—Un montón, la verdad.

—¿Más o menos que antes?

—Menos que el 2021 o 2022, pero voy variando. Hay etapas. Ahora estoy volviendo a meterle (tiempo) a las redes. Estoy tratando de editar mis videos, mis fotos. Paso tiempo así.

Milena y su intenso trabajo en redes

—¿Tienes dependencia del celular?

—No diría eso, a veces me gusta desconectarme. Más lo uso por chamba, el celular es mi herramienta de trabajo y sí, me gusta ver tiktoks para tener ideas de qué más seguir haciendo. No solamente hago videos cantando o bailando, sino también trends.

—¿Milena tiene tiempos libres?

—Ahora, sí. Antes, no.

—Pero en que no tengas nada que ver con la música. 

Estoy tratando que mi vida sea mucho más saludable. Al inicio ameritó y no me arrepiento de ese excesivo trabajo en redes, subía tres videos al día, me mataba haciendo mis videos. A mí me gusta, pero hay un momento en el que uno se satura. Entonces, desde el año pasado, estoy tratando de tener un hábito y también priorizarme en varios aspectos.

—¿Por ejemplo?

—Como tratar de no juntar todo y tener más espacio, respetar mis fines de semana en que no tengo show, respetar que ya tengo tal cosa pactada con mi amiga, a menos que sea algo que no puedo perderme. Tratar que no sea tóxico (el trabajo) porque al final uno empieza a agarrar ‘chinche’ (cólera) a su chamba, porque no puedo salir a socializar. Igual a mí me encanta hacer lo que hago. 

Milena Warthon defiende sus raíces andinas

—¿Fue difícil sacudirte de esa fama de ser solo tiktokera?

—Al inicio, sí. Fue una lucha interna. Cuando dicen: "Tú solo eres una tiktokera", es para descalificarte, entonces piensas: "Eso es algo malo". Luego me di cuenta de que ser tiktokera es un chambón y yo he hecho un chambón para lograr lo que logré en ese momento. Entonces, traté de empoderarme y empecé al tener claro los valores, las cualidades que tengo y las cosas que hacen que sea diferente como artista y como producto musical; y tratar de explotarlo. Son estereotipos y pensamientos retrógrados acerca de la industria. En la pandemia la gente me decía: "Por qué gasta su tiempo haciendo tiktoks si no haces música"; y yo decía: "Esto es parte de mi música, es parte de la promoción" (...). Uno tiene que vender su música para seguir haciendo música. Al final, es mi estilo de vida. Quieras o no, las redes sociales me permiten subsistir en esto y estoy muy orgullosa de cómo me he desarrollado como comunicadora.

—Algunos han dicho que te has apropiado de una identidad que no te pertenece.

A mí me acusaron de apropiación cultural y fue un momento bastante duro porque de la nada te tiran un dardo así y, como no estás preparada, te pones triste. Yo me cuestioné y dije: "¿De verdad estoy haciendo algo malo?". Pero luego me puse a analizar y eso es lo bueno del ‘hate’, hace que me empodere más porque estas cosas las estoy haciendo desde lo profundo de mi corazón. No hago las cosas para molestar o faltar el respeto a nadie. Obviamente, me puedo equivocar y también pedir disculpas (...), yo expreso mi andinidad y mi identidad cultural desde mi verdad. Y es igual de válida que la de todos los peruanos.

Milena Wathon: "No tengo que estar dando explicaciones del porqué soy andina". Foto: Luis Vila Malnati/La República

Milena Wathon: "No tengo que estar dando explicaciones del porqué soy andina". Foto: Luis Vila Malnati/La República

—Entonces, ¿quién es Milena Wharton?

—Soy limeña, he nacido en el año 2000 y soy la representación de tantos hijos de migrantes. Lima, desde el inicio, ha sido la ciudad de las oportunidades y ha sido duro construirla. En su desorden y, en toda su locura, ahí está nuestra gracia también. Hay muchas cosas por mejorar, pero la ciudad ha salido adelante porque somos un pueblo que se identifica por ser chamba. La gente ha salido a buscar chamba y a buscar el estudio, y ese es el caso de mi familia. Nosotros también somos andinos. Mi mamá es una mujer andina, mi papá es un hombre andino, entonces no tengo que estar dando explicaciones absolutamente a nadie el porqué soy andina. Porque está en el acta de nacimiento de mis padres.

—¿En provincia has sentido rechazo?

—Eso es lo peor. A veces la gente me dice: "Milena tienes tantos 'haters’". No hay un punto de comparación de los 'haters' que tengo en redes sociales, con la gente que me da cariño en las redes también y en el diario, realmente me sorprendo. Después de venir de Europa, donde nadie me conocía, la gente me pedía fotos por todos lados y me cuentan cómo conocieron mi música. Con eso me quedo. Estoy en todo mi derecho de contar mi historia y eso es lo que hago en mi disco. Es una herencia cultural, herencia de mis abuelos, de mis padres y me empodero con eso. Mi historia es totalmente válida, al igual que cualquier historia.

—Si tuvieras el poder de eliminar a todos tus 'haters', ¿lo harías?

—No los eliminaría porque son parte del proceso del cambio. El 'hate' hace que se generen estos diálogos y eso me enorgullece de mi proyecto: que genera diálogo sobre temas que no se suelen hablar, como la apropiación cultural. (Se hizo) todo un debate sobre ¿Milena está siendo apropiación cultural o no?, ¿cómo es una mujer andina?, ¿por qué Milena estudió en la Universidad de Lima si eso no es de andinos? Todos los peruanos merecemos tener una educación de calidad y eso no debería ser algo malo. Es lo que me toca, el cambio es así: turbulento e incómodo.

Milena Warthon se siente la ‘outsider’ de la música andina

—¿Los artistas consagrados de la música andina te toman en cuenta en sus festivales?

—Sí, en alguna oportunidad he ido. Sé que la música andina tiene un público a nivel marquetero, un público segmentado y, a veces, yo soy la ‘outsider'. Hay mucha gente que consume mi música también. Artistas como Antología, Pelo D’Ambrosio, Amaranta, Max Castro, William Luna, son de tanta trayectoria y de otra generación. Entonces, las nuevas generaciones optan por proyectos como los míos, que es una nueva propuesta. Siempre digo: yo hago música pop con colores andinos. Hago pop andino y siempre lo he dejado claro.

—¿Te sientes respaldada por ellos?

—Sí, me siento respaldada. Seguramente, hay mucha gente de la música andina que no le gusta lo que hago, pero tampoco es tan relevante como para que vengan a decírmelo en persona. Solamente una vez me pasó en una radio que me hicieron una pregunta totalmente desubicada.

Milena Warthon y una experiencia singular por Europa

—¿Qué te dejó tu viaje por Europa?

—Europa ha sido un viaje de mucho aprendizaje en general. Como equipo hemos tenido que soportarnos un mes. Somos amigos, pero una cosa es estar trabajando unas horas y otra cosa de estar 24/7 por 28 días. Nos hemos tenido que acostumbrarnos uno al otro. Otro tema es el sueño, hemos tenido ‘jet lag’ (descompensación horaria) hasta el último día. Todo el rato hemos estado cansados (...). Lo bonito fue encontrarse con personas que te dan una mano sin pedir nada a cambio y ver que tu música cruza lugares tan lejanos. Realmente, no tenía idea de cuánta gente me conocía en Europa porque son comunidades tan chicas y no aparecen en las estadísticas, pero así vayan cinco personas, eran cinco personas que intensamente me querían (...), el cansancio y el trajín lo vale totalmente. Volveremos de todas maneras y seguramente nos irá a ver mucha más gente.

—¿Y lo más anecdótico?

—Llegó un momento en que ya no podía cantar. Realmente me enfermé mucho. Primero cayó la baterista y luego cayó uno tras otro. Al final caí yo. Después del penúltimo concierto, que fue en Berlín, yo terminé con la garganta totalmente hinchada. No podía hablar. Entonces, en Madrid he dado un concierto distinto, fue bonitamente extraño porque realmente tuve que armarme de coraje —como dice mi canción— para salir a cantar. Canté horrible porque estaba superafónica, pero la gente lo valoró mucho. Me permitieron hablar de qué trataba cada una de mis canciones y eso es un lujo. Fue totalmente íntimo y la gente me ayudaba a cantar.