Economía

Alonso Segura: “Solo queda rezar para que en 2026 las cosas puedan mejorar”

El presidente del Consejo Fiscal, Alonso Segura, cuestiona tajantemente la farra fiscal tanto de la gestión de Dina Boluarte como del Congreso, la cual pone en riesgo la sostenibilidad y reputación fiscal peruana. Para el 2026, el panorama puede ser más complicado.

Alonso Segura, exministro de Economía y presidente del Consejo Fiscal
Alonso Segura, exministro de Economía y presidente del Consejo Fiscal

—¿Qué lecciones deja el primer semestre en el desempeño de la economía peruana?

—Hay evidentemente un rebote, pero una parte no menor es reversión de choques, efectos estadísticos o variables de una sola vez, incluyendo, por ejemplo, el consumo de AFP y CTS que puede ser de múltiples miles de millones. Tenemos también los precios de materias primas por las nuevas (variables). Hay varios factores que hacen que este año sea uno de crecimiento estadístico importante y llegar por encima del 3%.

—¿Es suficiente el 3% proyectado por el Gobierno?

—Lo ideal es crecer más. La capacidad de crecimiento a mediano plazo de la economía ha venido bajando y el propio Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) lo ha medido en su Marco Macroeconómico Multianual: quizá sea 2,3% o 2,6%. Crecer por encima de eso siempre va a ser bueno, pero hay que tener en cuenta que la tasa tiene un fuerte componente de rebote. Los crecimientos de abril y mayo superaron el 5%, pero más de la mitad fue pesca y manufactura de recursos primarios vinculados. Si limpias factores temporales, la economía todavía viene con una tasa de crecimiento por debajo del 2%.

—El MEF espera un promedio del 3% para la economía hasta 2028. ¿Es optimista?

—Nadie tiene una bola de cristal. El próximo año te va a ser más difícil llegar al 3% porque no estará la base de los efectos temporales. En general, entre 2026 y 2028, si tu potencial es 2,3% o 2,6%, la economía no tiene capacidad de crecer eso. No sabemos qué pasará porque están muy lejos en el tiempo, pero podemos tener los precios de materias primas volando o el mundo creciendo muy fuerte. En el mediano plazo, los economistas proyectamos el crecimiento potencial, pero el nuestro es 2,3% o 2,6% y estima el MEF en 3,0%.

—¿Qué consecuencias traen las expectativas del PBI más allá del potencial?

—Que la proyección de ingresos tributarios la tendrás muy optimista y si no se materializa ese crecimiento, no se materializarán los ingresos; y por tanto, dada una senda de gasto, se tendrá un déficit fiscal mayor, más deuda y potencial incumplimiento de reglas. Argumentan que saldrán más proyectos mineros, pero ese no puede ser el escenario base. Ojalá se muevan muchos proyectos de asociación público privada o de infraestructura grande o de minería grande, pero no pueden ser el escenario base. Es muy arriesgado.

—El Consejo Fiscal advirtió que la regla fiscal solo debe romperse este año, mas el Gobierno recién en 2028 la llevará a 1% del PBI. Se gastará más dinero del que se tiene. ¿Cómo puede afectar a la economía?

—Fruto de los precios de materias primas vistos este año hasta agosto, con el cobre por encima de cuatro dólares la libra y el oro en más de 2.500 dólares la onza; con estos precios, el próximo año, las empresas mineras cuando regularicen el pago de impuesto a la renta darán montos muy importantes. La recaudación temporalmente será muy grande. Cuando se incumplió la regla el año pasado el Consejo Fiscal advirtió, pero el Gobierno siguió con el gasto público extra pese a la caída de ingresos. Se les dijo que iban a generar un riesgo elevado de incumplimiento no solo en 2023, sino también en 2024 y se ha comprometido toda la trayectoria. ¿Qué hicieron? Pidieron facultades delegadas y modificaron la senda del déficit fiscal: pidieron primero 2,5% del PBI y se autoadjudicó a 2,8%.

—Y se corre el riesgo de que el déficit sea mayor de 2,8% este año…

—Este 2,8% de déficit fiscal también está en riesgo porque (el Ejecutivo) ha seguido en la primera mitad del año metiendo un crecimiento de gasto muy fuerte en un contexto en el que los ingresos (tributarios) no se recuperan. La segunda mitad debería ser mejor y el próximo año, pero todavía no lo vemos. A julio, el déficit está a 4% (del PBI). Es bastante probable, lamentablemente, que este año también se incumpla la regla fiscal.

—¿Después de cuánto tiempo se rompería la regla fiscal por dos años consecutivos?

—Sería algo inédito. La regla fiscal no se incumplía desde hace 20 años, más o menos. Y ahora se va a incumplir dos años seguidos. El tema es que el Gobierno viene metiendo gasto y gasto, y el Congreso también; pero es el Gobierno el que maneja la hacienda pública y sabiendo lo que pasa con los ingresos, insiste con el gasto y pone en riesgo el cumplimiento. Eso erosiona la credibilidad fiscal del país.

—¿Y en el corto plazo qué peligros se asumirían?

—Podemos sufrir nuevos downgrades (rebajas) de las clasificaciones crediticias y si no ocurre en los próximos meses, se deja al próximo Gobierno con una trayectoria fiscal muy exigente que no va a poder cumplir y pedirá modificaciones. Los siguientes años se queda con serios riesgos de downgrades: innecesarios porque se pudo consolidar en 2025 la senda al recuperarse los ingresos tributarios.

—¿Se está jugando con fuego?

—Se pone en riesgo la credibilidad fiscal del país. Nos pueden dar el beneficio de la duda porque Perú tiene niveles de deuda más bajos que sus vecinos, pero si se sigue acumulando deuda...

—Problemas como el incremento de la pobreza o del hambre ¿no justifican gastar más?

—Lo que se tiene que hacer es repriorizar el presupuesto con techos razonables, como el cumplimiento de reglas. No es que no haya necesidades, pero ¿crees que el Gobierno tiene una estrategia para luchar contra la pobreza urbana que se advierte desde la pandemia? No hay una estrategia coherente hasta ahora. La gente tiene hambre. Más de la mitad de los peruanos está en inseguridad alimentaria, pero los ministros salen a decir que no es cierto y que se come bien. ¿Acaso esto explica el crecimiento del gasto? Creo que no.

—Entonces, ¿a qué responde este exceso del gasto?

—Simplemente, el Gobierno quiere seguir gastando. Ya lo dijo la presidenta (Dina Boluarte) a los Gobiernos regionales y municipales que no se preocupen porque que sus presupuestos van a crecer para 2025. Es un tema político. Llámalo populista, si quieres. No es la manera como deberían gestionarse las finanzas públicas, lamentablemente.

—La presidenta Boluarte anunció un bono para los pobres extremos urbanos para 2025. ¿Es parte de la solución?

—La pandemia ya terminó. Es fácil repartir plata. Aliviará un mes, y después ¿qué? Ojo con el gasto. En la pandemia se generaron muchos gastos temporales y conforme se han ido retirando, el nivel de gasto está por encima del nivel prepandemia y continuará así. Se han creado nuevos gastos temporales para ocupar este espacio.

—¿Cuál es el núcleo del problema?

—Hay una regla errada que se cambia en 2017 que dice que tu crecimiento del gasto puede ser 1% menos del crecimiento promedio de los últimos 20 años más los 5 de adelante. En otras palabras, tu crecimiento del gasto puede estar en 4% real. La economía no puede crecer 4%, apenas a casi la mitad. El gasto debe ir más o menos alineado con eso. Hay desmanejo fiscal por esta regla que permite una holgura enorme.

—Y aun con las recomendaciones no los ha escuchado la gestión Boluarte. ¿A qué cree que se deba? ¿Una actitud necia?

—La opinión es no vinculante, puede haber ocasiones en las que no han escuchado, pero es distinto que no te oigan cuando las cosas digamos “están yendo bien” o mejorarse algo que va bien, pero es distinto cuando vienes de una recesión, lo niegan y se caen los ingresos y se incumplen las reglas fiscales. Creo que es más una actitud de “no le rindo cuentas a nadie y no me importa”. Y, claro, como el Congreso anda en las mismas, no va a pasar nada.

—¿Todo este libertinaje es a costa de la reputación y fortaleza macroeconómica?

—Sí. Acá hay tres actores que toman decisiones preocupantes: el Tribunal Constitucional con interpretaciones de corte económico erradas y terriblemente dañinas para el país. La peor de todas es que la no iniciativa de gasto solo aplica para el año en curso. Cualquier ley con gasto a partir del 1 de enero de otro año sí está permitido. Eso es una bomba nuclear que aprovecha el Congreso para sus intereses y clientelismo. El Congreso también con sus contrarreformas económicas y sociales; y por último, el Ejecutivo dejando al siguiente Gobierno en una situación muy complicado. Solo queda “rezar” para que en 2026 las cosas puedan mejorar.