¿A menos oxígeno... más vida?
Para los humanos resulta muy difícil vivir con el escaso oxígeno que existe sobre los 5.000 metros de altura. Pero unos científicos han realizado sorprendentes descubrimientos que podrían demostrar lo contrario.
Mitos, tradiciones y leyendas se asocian con el viejo sueño de detener nuestro envejecimiento. Pero la solución puede estar a la mano aquicito nomás, en nuestros paisajes altiplánicos o en nuestras ciudades andinas.
Esto se desprende de una investigación científica publicada en la revista Plos Biology: La restricción de oxígeno continua, equivalente a lo que significaría vivir a unos 5.000 metros sobre el nivel del mar, se asocia a una mayor longevidad en ratones de laboratorio, lo que pone de relieve su posible potencial antienvejecimiento.
“Hay estudios en China en los que encontraron que la gente que vive en el Tíbet (sometida a hipoxia crónica) es más longeva que la gente que vive en las otras regiones", dice el Dr. Carlos Iberico. Foto: La República
Lo interesante es que los científicos del Hospital General de Massachusetts (Boston, EEUU) ya habían comprobado que la restricción de oxígeno aumenta la esperanza de vida en levaduras, gusanos y moscas. Pero la novedad radica en que ahora lo probaron con mamíferos, más específicamente con ratones de laboratorio.
Según el cable de la agencia española EFE, se desconocían los efectos de la hipoxia (reducción de oxígeno) en mamíferos. “Para explorar su potencial, Robert Rogers y su equipo llevaron a cabo experimentos con ratones criados para envejecer más rápidamente que otros ratones, al tiempo que mostraban signos clásicos de envejecimiento mamífero en todo su cuerpo”. Compararon la esperanza de vida de ratones que vivían con niveles normales de oxígeno atmosférico (21%) con la de ratones que, a las cuatro semanas de vida, habían sido trasladados a un entorno con una proporción menor de oxígeno (11%, similar a lo que se experimenta a una altitud de 5.000 m s. n. m.). Descubrieron que los ratones en el entorno de hipoxia vivían un 50% más que los ratones con niveles normales de oxígeno.
Los ratones a los que se les restringió el oxígeno también sufrieron un retraso en la aparición de los déficits neurológicos asociados al envejecimiento.
Por su parte, Cayetano von Kobbe, científico del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (España), opina que este estudio es una prueba de concepto “muy interesante” sobre el efecto de bajos niveles de oxígeno en la longevidad de ratones.
También cura
Todo esto no es mucha novedad para el peruano Carlos Iberico Barrera, destacado neumólogo del Hospital Sabogal, en el Callao: “Hay estudios en China en los que encontraron que la gente que vive en el Tíbet (sometida a hipoxia crónica) es más longeva que la gente que vive en las otras regiones. Al parecer, la adaptación y tolerancia a la hipoxia crónica influye en una mayor longevidad”.
Iberico está dedicado ahora a la recuperación de los pacientes gravemente afectados por el Covid-19, pero antes de la pandemia puso en práctica un tratamiento de hipoxia para pacientes afectados por asma crónica, fibrosis pulmonar, infartos, hipertensión, derrame cerebral, diabetes y hasta osteoporosis. “Paramos con la pandemia, pero vamos a reiniciar estos tratamientos”, revela.
“Nuestro protocolo para tratamientos de diversas enfermedades es hacer que el paciente ascienda a una altura determinada, donde hará una serie de ejercicios por un corto tiempo para generar una hipoxia controlada y leve. Se empieza con 2.500 m s. n. m. y ejercicios sencillos. Al segundo y tercer día ascendemos hasta los 4.500 m s. n. m. para luego bajar directo a la costa. En cada sitio realizamos caminatas con un poco de flexiones y control inmediato para evitar una hipoxia severa”, revela Iberico.
Los pacientes reciben un tratamiento médico para evaluar si pueden participar en los ascensos. “La hipoxia benéfica no debe ser muy larga ni muy intensa y en cortos periodos de tiempo”, sostiene el neumólogo.