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Domingo

Domos, recreo y refugio

Cada vez más viajeros eligen alojamientos no tradicionales, como domos instalados al aire libre y en contacto con la naturaleza. A esta forma de turismo se le llama glamping y la empresa Domos Perú nos muestra cómo se construyen estas peculiares estructuras.

Los hermanos Pablo y Claudio Correa de Domos Perú y un prototipo de domo para glamping en su taller de Pachacámac. Foto: Marco Cotrina/La República
Los hermanos Pablo y Claudio Correa de Domos Perú y un prototipo de domo para glamping en su taller de Pachacámac. Foto: Marco Cotrina/La República

Una semiesfera que parece un iglú gigante se levanta en una explanada en Pachacámac, a una hora y media de Lima. Bajo el sol abrasador del mediodía, dan ganas de meterse en él para buscar refugio. Estamos en el taller de Domos Perú, una empresa fundada por los chilenos Pablo y Claudio Correa que desde el 2013 fabrica estas llamativas estructuras que pueden ser usadas para fines diversos: como salas de conciertos, centros recreativos, almacenes, oficinas, invernaderos, incluso en medio de la pandemia, esta empresa construyó un domo de 1.000 m2 para instalar camas UCI en San Juan de Lurigancho, y para la película Transformers, que se grabó en Cusco, fabricaron uno de 950 m2.

La novedad de estos domos geodésicos -formados por una red de triángulos matemáticamente diseñados- es que desde hace unos años se usan para el turismo estilo glamping –combinación de las palabras glamour y camping– y que no es otra cosa que acampar en medio de la naturaleza con todas las comodidades de un hotel. La empresa de los hermanos Correa ha creado una línea de domos especializados en este rubro con el sello de Domos Adventure, y la demanda que reciben es el termómetro que mide el crecimiento de esta nueva forma de alojamiento. “Recibimos entre veinte a treinta solicitudes de cotización al mes”, dice Pablo.

En su taller, ahora mismo, los hermanos y su equipo de técnicos preparan un envío de seis domos de 30 y 50 m2 para un resort en La Joya, Arequipa, que quiere ampliar su oferta de alojamiento y brindar a sus huéspedes la experiencia de dormir en estas estructuras armadas con tubos de aluminio y madera, con todos los lujos de un hospedaje de varias estrellas. “Nos han pedido domos con puertas electrónicas, camas king, aire acondicionado, baño con sensores, mobiliario para el comedor, sala de estar, en fin, con todos estos acabados, incluida la salida del agua y desagüe e instalaciones de electricidad, un domo puede llegar a costar 120 mil soles”, precisa Pablo Correa.

 Domo de 950 m2 instalado en el abra Málaga, en Cusco, para la película Transformers. Foto: Marco Cotrina/La República

Domo de 950 m2 instalado en el abra Málaga, en Cusco, para la película Transformers. Foto: Marco Cotrina/La República

Es todo un reto para Domos Adventure adaptar sus estructuras al clima de cada región, en el caso de La Joya, el domo tiene que enfrentar temperaturas de más de 30 grados. “Todos los domos están revestidos con una tela de PVC, que es blackout y tiene filtro UV y, en este caso particular, tiene una cobertura extra de thermofoil, un contraplacado de plástico de burbujas con láminas de aluminio, que son barreras que rechazan los rayos de sol”, precisa Pablo. Si el clima es frío, para explanadas en los Andes, donde hay nevados, por ejemplo, se agregarán más capas de cobertura; si los domos son para la playa, los materiales serán más livianos.

Domos Perú adquirió la experiencia de adaptar sus estructuras a climas extremos cuando en 2015, junto al Ministerio de la Producción y la Universidad Católica, fabricaron un prototipo de vivienda en forma de domo diseñada para contrarrestar temperaturas de -5°C y -10°C en zonas altoandinas de friaje. “Cuando se creó la empresa en 2013 no estábamos solo detrás del dinero, también quisimos transformar vidas y generar experiencias positivas”, dice Claudio. Fueron ellos los que estuvieron detrás de Domos Art, el espacio público que se abrió en la Costa Verde, en San Miguel, destinado a actividades artísticas y culturales.

Filosofía de la esfera

Si bien la pandemia golpeó a la empresa de los hermanos Correa en 2020, también fue el gatillador del negocio de los domos para glamping: “Tratamos de introducir este concepto hace años, pero fracasamos, porque lo más cercano a lo que estaba acostumbrada la gente eran los lodges de la selva –dice Pablo–, pero después del covid parece que la gente se ha replanteado la vida, busca lugares al aire libre, quiere acercarse a la naturaleza, tener más contacto con lo terrenal, bajar las revoluciones”.

Actualmente, Domos Adventure ha fabricado domos para hospedajes en Tarapoto, Cieneguilla, Chincha, Mala; unos inversionistas americanos apostaron por estas estructuras para su centro espiritual de uso de ayahuasca en Tingo María: “Han ocupado los domos como un elemento simbólico-energético, ellos tienen la convicción de que hay un trabajo energético con la esfera”, dice Claudio. En Trujillo, un inversionista peruano-español abrió Aire Simbal con un único domo, por el momento, que ofrece una “experiencia de camping de lujo”, cuyo costo es de 350 soles la noche por pareja los fines de semana.

 Un técnico de Domos Perú prepara las piezas de aluminio de los domos. Foto: Marco Cotrina/La República

Un técnico de Domos Perú prepara las piezas de aluminio de los domos. Foto: Marco Cotrina/La República

El glamping está hecho para viajeros que quieren vivir experiencias “out of the box”, dice Forbes Argentina, o “fuera de la caja”, es decir, alojarse en un hospedaje no tradicional y alejado del turismo de multitudes para desconectarse y vivir la experiencia de los espacios naturales con todas las comodidades. Cierto es que el domo no es el único tipo de alojamiento para el glamping, también existen las clásicas carpas, las tiendas de campaña, los contenedores marinos, las cabañas rústicas construidas en un árbol, o hasta carretas donde se adaptan habitaciones al estilo del lejano oeste.

Pero alojarse en estas semiesferas le da un ingrediente especial a la estadía: “El domo nos reconfigura el mundo, cambiamos nuestro espacio –entendido como un conjunto de rectas y ángulos–, que nos confina, por otro que nos acerca a la naturaleza, porque esta no ‘construye’ con ángulos de noventa grados, sus formas están llenas de sinuosidades”, dice Claudio, quien recuerda al ingeniero e inventor Buckminster Fuller, que a comienzos del siglo XX diseñó la cúpula geodésica, una estructura autosostenida capaz de cubrir el máximo espacio con la mínima cantidad de material.

El domo como alojamiento es una forma de turismo que comienza a popularizarse en el país, aunque hay algunos que empiezan a ver a estas peculiares estructuras como una posibilidad de vivienda. Un cliente quedó prendado de un prototipo que presentó Domos Perú en Casacor 2022 y lo ha convertido en su casa de playa y la instaló en Punta Hermosa, Lima.

¿Haría de este peculiar refugio su hogar?