Espinar, la guerra por la vida
Diez años después del inicio de las protestas en esta provincia cusqueña, el reportero gráfico Miguel Gutiérrez Chero nos muestra las luces y sombras de esta larga guerra del pueblo.
Hace exactamente diez años, el gobierno de Ollanta Humala no ataba ni desataba ante sucesivas crisis políticas y las amenazas de protestas en todo el país: o cumplía sus promesas de campaña (con su discurso antiminero) o enfrentaba la dura realidad que manda la macroeconomía. Optó por lo segundo justo cuando estallaron las protestas en la provincia de Espinar, Cusco. Y es que gobernar es precisamente eso: tomar decisiones.
La chispa que encendió la pradera fue la muerte del ganado en este lugar. Los comuneros culparon a la minera Xstrata Tintaya por contaminar las aguas de los ríos Salado y Cañipía. La comunidad de Tintaya Marquiri fue la primera en levantarse. Ocuparon el campamento minero e incendiaron las instalaciones. La administración Humala optó por declarar la zona en emergencia y se ordenó reprimir las protestas. Tres comuneros murieron abaleados en los enfrentamientos. Fueron detenidos 30 dirigentes -incluyendo el exalcalde provincial Oscar Mollohuanca- dando inicio a un proceso judicial que sigue en curso.
Mujeres y hombres. Huaracas y piedras contras las armas de la policía. Fotografía: Miguel Gutiérrez Chero
ESPINART en Yauri
La República fue uno de los primeros medios de comunicación en llegar a la zona del conflicto. El experimentado reportero gráfico Miguel Gutiérrez Chero realizó un registro gráfico excepcional y son precisamente una selección de esas fotografías las que se exhiben desde ayer en la avenida San Martín, en Yauri (capital de la provincia cusqueña de Espinar). Todo en el marco del festival de arte ESPINART organizada por el colectivo Lee K’ana.
“El objetivo de esta muestra es demostrar que pueden haber pasado diez años, pero se sigue reprimiendo a los pobladores de Espinar y se ha criminalizado la protesta de los dirigentes”, nos dice Gutiérrez.
La exposición en Espinar es la primera de una muestra que continuará por todo el país. En Lima se exhibirá en los ambientes del Congreso de la República, gracias a la gestión de la congresista Ruth Luque. Luego volverá a Cusco, pero a la ciudad capital de la región, como un homenaje a esta larga lucha campesina que reivindica la protección de su hábitat y enfrenta la contaminación de sus fuentes hídricas.