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Domingo

Evo Morales: ego colosal

Bolivia reeligió a un presidente que logró reducir la pobreza y darle estabilidad a su país, pero que en el camino se convirtió, según sus críticos, en un líder narcisista, que alentó el culto a su personalidad.

LPZ79. El ALTO (BOLIVIA), 03/12/2009.- El actual presidente y candidato, Evo Morales (c), junto a su vicepresidente, Álvaro García Linera (i), y el secretario general de la Central Obrera Boliviana (COB), Pedro Montes (d), participa en el acto de cierre de su campaña hoy, jueves 3 de diciembre de 2009, en la ciudad de El Alto, cerca a La Paz (Bolivia). Morales se perfila, según las encuestas, como el principal favorito a ganar los comicios del próximo domingo. EFE/Martin Alipaz
LPZ79. El ALTO (BOLIVIA), 03/12/2009.- El actual presidente y candidato, Evo Morales (c), junto a su vicepresidente, Álvaro García Linera (i), y el secretario general de la Central Obrera Boliviana (COB), Pedro Montes (d), participa en el acto de cierre de su campaña hoy, jueves 3 de diciembre de 2009, en la ciudad de El Alto, cerca a La Paz (Bolivia). Morales se perfila, según las encuestas, como el principal favorito a ganar los comicios del próximo domingo. EFE/Martin Alipaz

El museo más grande de Bolivia está en un pueblecito de apenas 600 habitantes, en Oruro, a seis horas en auto desde La Paz.

Está allí porque en ese pueblecito, Orinoca, nació un muchacho llamado Evo Morales.

Su nombre oficial es Museo de la Revolución Democrática Cultural y su propósito, en teoría, es contar la historia del movimiento indígena boliviano.

Pero, según sus críticos, el edificio es un “elefante blanco” –le costó al gobierno 7 millones de dólares y poca gente lo visita– erigido para ensalzar la imagen del mandatario altiplánico.

En el museo hay un busto de Evo, muchas pinturas y fotografías de Evo y hasta una estatua de tamaño natural de Evo. Están las sandalias que usaba cuando niño campesino, la trompeta con la que tocaba en la banda de su cuñado, la vieja radio en la que escuchaba partidos de fútbol. Hay videos con sus discursos, sus diplomas de honoris causa en las paredes, las camisetas de fútbol que ha coleccionado por todo el mundo y la recordada chompa a rayas que vistió durante su primera gira europea como presidente.

El museo tiene un nombre oficial, pero la gente simplemente lo llama el “Museo Evo”.

En sus 14 años como presidente –que lo hacen el gobernante con más tiempo en el cargo en Latinoamérica–, Evo Morales ha logrado reducir espectacularmente la pobreza, mantener la estabilidad económica y revalorizar la identidad indígena de su nación.

Pero, de acuerdo a sus críticos, en el camino se transformó: el líder campesino que quería renovar la política se acostumbró a los mimos del poder. Alentó el culto a su personalidad. Se volvió egocéntrico y narcisista. Y se convenció de que estaba destinado a seguir gobernando Bolivia una y otra vez, mientras pudiera mover las reglas electorales a su conveniencia y mantener el favor de las mayorías.

Como se confirmó hace unos días, cuando fue proclamado como ganador de las últimas elecciones presidenciales.


POEMAS E HIMNOS

Durante sus tres consecutivos gobiernos, Evo ha sido un presidente popular, no solo por sus medidas en favor de las grandes mayorías, sino porque su administración siempre se preocupó de recordarles a los ciudadanos quién hacía las obras: carreteras, puentes, escuelas, llevaron siempre placas con su nombre y, en ocasiones, su cara. De hecho, el mayor programa de obras públicas se llama “Bolivia cambia, Evo cumple”.

En 2013, hubo violentas protestas en Oruro porque el gobierno reinauguró el aeropuerto regional y le puso “Evo Morales”, lo que desató la férrea oposición de un sector de la población. Al final, retrocedió.

El Ministerio de Comunicaciones de Bolivia ha publicado libros con poemas dedicados a Evo y un libro infantil de relatos, Las aventuras de Evito.

En 2016 se supo que el Ejército había compuesto un himno, la “Marcha Evo Morales”, que se cantaba en los cuarteles y que tenía unos versos dirigidos al jefe de Estado: “Evo, tú eres la voz / que al imperialismo fue quien enfrentó...”.

Quizás una de las imágenes más poderosas de la arrogancia que sus opositores le achacan es el vídeo de agosto de 2015, cuando el mandatario le ordena a uno de sus guardaespaldas que le amarre los pasadores.

Evo ha sido criticado por tener un helicóptero a disposición, que usa para distancias cortas, y, el año pasado, por haber construido un lujoso complejo de 29 pisos al que mudó las oficinas de gobierno. En el piso 23 está su despacho y en el 24, Evo dispone de un dormitorio, biblioteca, gimnasio, sauna y jacuzzi. La obra costó el equivalente a 34 millones de dólares.

En diciembre de 2017, en una entrevista con la BBC, dijo que sentía “una obligación, una presión, un destino a seguir siendo presidente”. “Tu vida no depende de vos, depende del pueblo”, dice que le dijeron los suyos.

Por esa razón, no hizo caso a los resultados del referéndum de 2016, que le negaban la posibilidad de postular de nuevo. Evo consiguió que el Tribunal Supremo Electoral de Bolivia le permitiera ser candidato, por cuarta vez, con el argumento de que impedírselo sería una violación a sus derechos humanos.

Así llegó a la última elección. En medio de denuncias de fraude, de pronunciamientos de la OEA y protestas en las calles, Evo Morales fue anunciado como ganador, en primera vuelta. En aquella entrevista con la BBC dijo que no quería seguir siendo presidente. “Pero no puedo decepcionar a mi pueblo”, agregó.