Oliver: la trágica historia del chimpancé considerado el 'eslabón perdido' entre el hombre y el mono
El chimpancé Oliver se hizo famoso por sus características físicas, similar al del ser humano, y por su manera de caminar. Lo catalogaron como una especie híbrida, una combinación entre el hombre y el mono. Esto lo llevó a vivir entre reflectores, pero también en completa soledad.
El chimpanché Oliver fue uno de los hallazgos del siglo XX que más cautivó a los científicos. Por varios años, el 'eslabón perdido' entre el hombre y el mono mantuvo espectante a la comunidad científica. Los investigadores buscaban encontrar a una especie híbrida entre los seres humanos y los primates. Oliver parecía ser la respuesta. Su aspecto físico y su forma de caminar cautivó no solo a investigadores, sino también al público. Fue presentado en televisión al igual que cualquier otra celebridad. Había nacido una estrella.
Oliver era diferente. Casi no tenía pelo en la cabeza ni en todo el rostro. Caminaba en dos patas y no en cuatro, como el resto de los chimpancés. Andaba erguido. Por eso, si uno lo veía de lejos, podría pensar que era un humano. Además de ello, fumaba y veía televisión. Su fácil adaptación lo convirtió en un personaje famoso. Pero con la fama, vino la tragedia. Pasó por circos y laboratorios. En ambos sufrió dolor y maltrato. Por todo ello, te contamos la trágica historia del recordado 'Humancé'.
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¿Cuál es la historia de Oliver, el chimpancé que fue considerado el 'eslabón perdido' entre el mono y el hombre?
El chimpancé Oliver nació en la República del Congo, en 1985. A los pocos meses de nacido, fue trasladado a los Estados Unidos. Fue criado por Frank Berger y su esposa Janet en la ciudad de Nueva Jersey. Ellos dirigían el negocio familiar que consistía en entrenar a simios para que luego estos animales aparezcan en películas.
La primera vez que lo vieron, la pareja de estadounidense notó algo especial en el animal originario de África. Su frente era más amplia y su rostro era muy similar al de un humano. Decidieron llevarlo consigo a casa para que viva con ellos. En solo unos meses, aprendió a caminar de manera erguida y no utilizaba sus nudillos.
También adoptó algunos rasgos humanos de sus dueños, como, por ejemplo, mirar la televisión o fumar cigarros. Pero no todo fue felicidad. Con el tiempo, surgieron problemas en la familia. Según relata El Clarín de Argentina, se registró una atracción sexual hacia Janet por parte del animal, que lo llevó a forzarla a realizar un acto de apareamiento. Dicha conducta llevó a los dueños a venderlo a la edad de 16 años.
El chimpancé Oliver fue catalogado el 'eslabón perido' entre el hombre y el mono. Foto: composición LR/El Clarín
¿Cómo el chimpancé Oliver se convirtió en una celebridad?
El gestor de shows de animales exóticos Ralph Helfer fue el comprador de Oliver. Así, la vida del chimpancé cambió de manera repentina. Helfer lo convirtió en su mayor atracción. Lo presentó como el 'Humancé' en diferentes espectáculos.
Fue presentado en la televisión y generó gran interés en la audiencia. Salió con portada en diferentes diarios y revistas. Pensaron que era la combinación de un hombre con un simlo: el 'eslabón pérdido', como solían denominarlo los científicos.
El chimpanché Oliver y su experiencia en los laboratorios
En los 80, Ralph Helfer fue denunciado de conservar a sus animales, como Oliver, en condiciones precarias. De esta manera, el chimpancé desapareció de los sets de televisión y los diarios. Fue así que el primate terminó en la sede de un laboratorio de experimenación denominada Buckshire Corporation. Este centro probaba medicamentes y productos cosméticos en animales.
El chimpancé Oliver falleció en 2012 a los 54 años de edad. Foto: composición LR/EL Clarín
Fueron nueve años de soledad y sufrimiento. Entre 1989 y 1998, se vio expuestos a diferentes pruebas. Producto de ello, contrajo atrofia muscular, artritis, así como otros problemas de salud. Posterior a esta experiencia, fue llevado a una reserva exclusiva para primates en Texas.
Oliver vivió hasta 2012. Murió a la edad de 54 años. Pasó sus últimos días en una jaula delicado de salud. Caminaba, además, sobre sus nudillos, ya no erguido, como solía hacerlo antes y por lo que era comparado con los humanos. Tal cambio se dio a raíz de la artrosis.