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Wojtek: la historia del oso que fue un soldado en la Segunda Guerra Mundial

El animal, que tuvo el rango de cabo, es un héroe de guerra en Polonia y Escocia. Además, tiene un monumento que recuerda sus proezas en el campo de batalla.

Wojtek era la mascota preferida del batallón polaco número 22 de transporte. Foto: composición/La República
Wojtek era la mascota preferida del batallón polaco número 22 de transporte. Foto: composición/La República

La Segunda Guerra Mundial es uno de los acontecimientos más sangrientos de la historia. Millones de personas fallecieron a causa de este conflicto que duró seis años. Sin embargo, durante estos meses de violencia y caos, existieron historias que son recordadas por su rareza.

Esto ocurre con la incursión de Wojtek, un oso pardo que tuvo la oportunidad de ser un soldado del ejército polaco y ayudar en el conflicto. Por tal motivo, te contaremos todo acerca de este animal que es considerado como un héroe de guerra en Escocia y Polonia.

Wojtek y su encuentro con los soldados polacos

Según cuenta el historiador Jesús Hernández en su libro “Historias asombrosas de la Segunda Guerra Mundial”, durante la movilización del ejército polaco al Líbano, las tropas se cruzaron con un niño que les pidió algo de comer.

El pequeño fue bien recibido por el convoy de soldados, quienes le ofrecieron algunas latas de carne. Sin embargo, se dieron cuenta de que el niño llevaba una gran maleta en su espalda.

Dentro de la mochila había un cachorro de oso pardo, que según cuenta Hernández, estaba en mal estado de salud. El muchacho había encontrado al animal en una cueva cercana, ya que unos cazadores habían matado a la madre del osezno.

En ese momento los soldados le ofrecieron una gran cantidad de alimentos y golosinas al niño para poder quedarse con el cachorro. Desde un inicio el osezno se encariñó con el batallón número 22 de transporte, pues se adaptó rápido al entorno militar.

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El oso fue bien recibido por los soldados que lo adoptaron. Foto: AFP

Wojtek y su gusto por la cerveza

Según dice el historiador, el oso ingresaba a las tiendas de campaña de los soldados, con quienes comía e incluso jugaba en las duchas. Además, ya tenía un nombre: Wojtek, diminutivo de Wojciech, que significa “guerrero sonriente”.

Como cualquier militar del campamento, Wojtek caminaba en dos patas en algunos trayectos y se sentaba en las sillas de los camiones. El criarse con seres humanos le dio curiosas conductas con las que se quedó hasta el final de sus días.

Sin embargo, su presencia no era del agrado de todos, pues en las temporadas de verano solía ir a las reservas de cerveza para tomarse algunos barriles y así refrescarse durante la tarde. Hernández indica que el oso adquirió una gran adicción a la bebida.

Otro de los problemas que ocasionaba era el desgaste de las reservas de agua en las duchas, que aprendió a usar gracias a sus amigos del escuadrón. De todos modos, dejaron que se quede, ya que era una mascota que subía la moral de los soldados.

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A pesar de los problemas que Wojtek ocasionaba en el campamento, el oso levantaba la moral de los soldados. Foto: National Geographic

Wojtek en el frente de batalla

En el año 1944 los aliados tomaron Roma, por lo que se le ordenó al ejército polaco esta misión. Partieron a Egipto para cruzar el mar Mediterráneo y llegar a Italia. No obstante, la armada británica no permitía el ingreso de animales a los botes.

El batallón no tenía otra elección que deja a Wojtek en el puerto, pero ninguno quería abandonarlo. Es así que decidieron enlistar al oso como un soldado, para esto obtuvieron toda la documentación necesaria para que el oso sea considerado como un combatiente de la 22ª Compañía de Suministros de Artillería polaca.

Cuando llegaron a Italia, las tropas polacas lucharon en el conflicto conocido como la Abadía de Montecassino. Durante la batalla, Wojtek, había aprendido que si imitaba lo que hacían sus compañeros humanos, se ganaba alguna recompensa, esto hizo que ayudara a transportar cajas de municiones durante la batalla.

Esto hizo que fuera ascendido al rango de cabo y que el batallón cambiara su escudo por la imagen de un oso con una bomba. Al final del combate, las tropas aliadas fueron enviadas a Glasgow, Escocia, donde fueron recibidos. Wotjtek paseaba por las calles de la ciudad a dos patas y saludaba a los miles de espectadores que, emocionados, se agolpaban para saludar a los combatientes.

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Wojtek se convirtió en el emblema la 22ª Compañía de Suministros de Artillería, tras ayudar a llevar suministros en la batalla de Montecassino. Foto: National Geographic

El triste final de Wojtek

Tras en final de la guerra, los soldados que lucharon junto a Wojtek regresaron a Polonia para reecontrarse con sus familias. Aunque quisieron liberarlo en un bosque, no les fue permitido por las autoridades forestales inglesas que tenían prohibido este tipo de tratos con la fauna local.

Sin un lugar a donde ir, Wojtek terminó en el zoológico de Edimburgo, Escocia, en donde fue recibido como un héroe de guerra. Los soldados que estuvieron con él en el campo de batalla lo visitaban, pero después de años las visitas fueron más escasas.

El oso pardo pasó sus últimos días recostado, sin interactuar y no comía todas las raciones que le daban. Es probable que la vida rutinaria del zoológico no fue lo mejor para este animal que estaba acostumbrado a tener libertad en el campamento militar.

Wojtek murió el 22 de noviembre de 1963 a los 22 años. En el año 2015, escoceses y polacos organizaron una colecta de 300.000 libras para construir una estatua en los jardines de West Princes Street, en Edimburgo.

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¿Cómo alimentaban los soldados a Wojtek cuándo era un cachorro?

Para alimentar al oso, los polacos improvisaron un biberón con una botella de vodka vacía y un pañuelo con un pequeño agujero en el centro que hacía la función de un chupón. El cachorro tomaba vorazmente la leche condensada diluida con agua que contenía el envase de vidrio.

¿Cuáles fueron los crímenes de Hitler?

En el año 1934, apareció en Alemania el Tercer Reich, un régimen liderado por el nacional socialismo de Adolfo Hitler, quien publicó, entre 1924 y 1926, “Mi lucha” (“Mein kampf” en alemán), un libro plagado de seudociencia e ideología del odio.

En la obra, exige la “persecución despiadada” de los grupos que vayan en contra del “interés común” de la Alemania aria. Por ello, un objetivo de gobierno fue aniquilar “tanto al judío como su obra”. Finalmente, se calcula que unos 6 millones de judíos fueron asesinados en esta época sombría de Europa.