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La historia de la afroperuana que inventó el turrón de doña Pepa: el milagro que cambió la vida de Josefa Marmanillo

El turrón de Doña Pepa, creado por Josefa Marmanillo, es un símbolo de gratitud y superación, presente en octubre y en la procesión del Señor de los Milagros.

Josefa Marmanillo y turrón Doña Pepa. Foto: composición LR/Andina/Difusión
Josefa Marmanillo y turrón Doña Pepa. Foto: composición LR/Andina/Difusión

Con la llegada de octubre, conocido como el mes morado, inicia la tradicional procesión del Señor de los Milagros. Esta festividad, que refleja una profunda devoción religiosa, también dinamiza la actividad comercial, especialmente en el sector gastronómico, donde el ‘Turrón de Doña Pepa’ ocupa un lugar central. El legado de este postre se vincula a una conmovedora historia protagonizada por una mujer afrodescendiente que, tras experimentar un milagro, transformó su vida.

Josefa Marmanillo, mejor conocida como ‘Doña Pepa’, fue una esclava cuya vida cambió drásticamente después de un acto de fe. Este turrón, que hoy forma parte del patrimonio cultural del Perú, nació como una ofrenda en agradecimiento por su sanación, un relato que pocos conocen y que cada octubre se revive con cada bocado de este dulce cubierto de miel.

La historia del turrón de Doña Pepa

El origen del turrón de Doña Pepa se remonta al siglo XVIII, durante la época colonial, cuando Josefa Marmanillo trabajaba como esclava en Cañete. A pesar de su situación, se destacaba por su destreza en la cocina, siendo apreciada por su habilidad con los fogones. Sin embargo, su vida dio un giro cuando contrajo una enfermedad que le provocaba parálisis en las articulaciones, dificultando sus movimientos y limitando su capacidad de trabajo.

La enfermedad llevó a su liberación como esclava, pero la joven quedó sumida en la desesperación. Fue en ese momento que se encomendó al Cristo de Pachacamilla, también conocido como el Señor de los Milagros, rogando por su recuperación. A los pocos meses, su salud mejoró notablemente, lo que ella interpretó como un milagro. Como agradecimiento, decidió honrar a la imagen del Cristo Moreno creando un postre que se convertiría en una ofrenda sagrada: el turrón de Doña Pepa.

La estrecha relación entre el turrón de Doña Pepa y el Señor de los Milagros

El turrón de Doña Pepa no es solo un postre; es un símbolo de fe y devoción hacia el Señor de los Milagros. Según la leyenda, Josefa llevó su creación a la procesión como una ofrenda de gratitud. En ese momento, sintió que la imagen del Cristo Moreno le sonreía, un gesto que reforzó su fe y la convicción de que su recuperación había sido obra divina.

Con el tiempo, este postre comenzó a popularizarse entre los fieles, quienes lo consumían como parte de las festividades religiosas. Hoy en día, el turrón es infaltable en los hogares peruanos durante el mes de octubre, siendo un acompañamiento emblemático de las procesiones del Señor de los Milagros. Su sabor, compuesto de masa dulce y miel, se ha mantenido a lo largo de los siglos, convirtiéndose en una tradición que une generaciones.

¿Cómo se prepara el delicioso turrón de Doña Pepa?

La preparación del turrón de Doña Pepa ha pasado de generación en generación, manteniendo su esencia original. Para lograr el turrón perfecto, es necesario preparar una masa a base de harina, manteca y yemas de huevo, que luego se hornea para obtener las clásicas barras crocantes. Una vez listas, estas se disponen en capas y se bañan con abundante miel de chancaca, dándole su característico dulzor y brillo.

La última parte de la preparación es la decoración. Se utilizan grageas de colores que no solo le dan un toque festivo, sino que también simbolizan la alegría de la celebración en honor al Señor de los Milagros. La combinación de texturas y sabores hace que este postre sea uno de los más esperados durante el mes de octubre.

 Turrón Doña Pepa de 540.000 kilos. Foto: Andina

Turrón Doña Pepa de 540.000 kilos. Foto: Andina

¿Qué ingredientes lleva el turrón de Doña Pepa?

El turrón de Doña Pepa se elabora con ingredientes simples pero esenciales. La masa está compuesta por harina de trigo, manteca, yemas de huevo, sal y agua. Estas barras se cocinan hasta dorarse, logrando una textura crujiente. La miel, por su parte, se prepara con chancaca, agua, clavo de olor, canela y frutas, como higos o piña, para darle un sabor inigualable.

Finalmente, las grageas de colores y otros adornos como caramelos y confites se esparcen sobre la miel, aportando no solo un aspecto visual atractivo, sino también una variedad de texturas al degustar el postre. Cada octubre, los peruanos disfrutan de este dulce que, más allá de sus ingredientes, lleva consigo la historia de fe y milagro de Josefa Marmanillo.

Así, el turrón de Doña Pepa sigue siendo una parte integral de las festividades del Señor de los Milagros, recordando año tras año el milagro que transformó la vida de una esclava y que, a través de su legado, sigue deleitando los paladares de todos los peruanos.