Película de culto: "The Wicker Man"
La película refleja la eterna confrontación entre la religión y el paganismo. Joya escondida del cine de los setenta.
En estos días volví a ver una película que bien podríamos calificar de culto. The Wicker Man (1973) de Robin Hardy. Es un trabajo inscrito en la tradición del cine de terror, y durante mucho tiempo se la abordó desde esa perspectiva. Era una manera de ir sobre seguro. Con mayor razón cuando, por su carácter de culto, no tenía necesariamente que contentar a la platea. Además, hay que tener en cuenta su contexto: el discurso intelectual de la psicodelia setentera. Y un detalle: The Wicker Man está inspirada en una novela de David Pinner, Ritual, que publicó en 1967. La novela de Pinner es posible encontrarla en librerías locales, aunque lo más seguro es que la puedan adquirir en las plataformas de ventas de libro. Tampoco hay que confundirnos con el fallido remake de Neil LaButte, de 2006, que contó en el rol protagónico con Nicolas Cage.
El año pasado, The Wicker Man cumplió cincuenta años, pero fue un aniversario que pasó por agua tibia, no tuvo la resonancia que merecía, al menos no para los cinéfilos. En la elaboración de su discurso valorativo, de poco o nada sirve pasarse como un cinéfilo adelantado capaz de calificar de arte lo que no es. La posería se delata sola. The Wicker Man, ayer, hoy y mañana, será una película incómoda para el espectador sin importar su grado de conocimiento de la tradición cinematográfica, pero es de esas que poseen un poder hoy extinto: te dejan pensando.
El sargento de la Scotland Yard, Neil Howie (Edward Woodward), cristiano practicante, novio célibe y recto en su conducta, recibe una carta anónima en donde se le indica que una niña lleva meses desaparecida. The Wicker Man empieza con Howie llegando en hidroavión a Summerisle, isla ubicaba en la costa de Inglaterra, con toda la predisposición para averiguar qué ha pasado con la pequeña Rowan Morrison.
Aunque los pobladores de Summerisle se muestran colaborativos, Howie comienza a sospechar de ellos. La ayuda que le brindan es solo de palabra. Lo que sí empieza a inquietarle es la conducta de ellos. A saber, en su primera noche, en el hospedaje que cuenta con una taberna, los lugareños entonan festivos una canción sobre los atributos físicos de la hija del dueño del establecimiento. Howie queda consternado y escandalizado. Pero no sabe lo que le espera después, porque la mujer que inspira la canción, Willow (Britt Ekland), no lo deja dormir a razón de un baile (desnudo y sensual) que le dedica, que Howie asume como una prueba para su castidad.
En este escenario de situaciones raras, Howie busca ayuda y consejo en el poblador ilustre de Summerisle, Lord Summerisle (Christopher Lee), refinado, culto y cínico, que le brinda ideas sueltas sobre la adoración a los dioses celtas que la isla debe rendir para que la cosecha sea abundante. Se requiere del sacrificio de una persona que no calce con la configuración moral de los habitantes de Summerisle. Pero Howie está dispuesto a dar con la niña desaparecida. No spoiler.
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The Wicker Man está disponible en Prime Video y a partir de este 4/10 en MUBI. Véanla y rómpanse la cabeza.