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Cultural

Romina Paredes: “Un cuento incomoda, conmueve y, de ser el caso, te deja pensando”

La escritora peruana presentó su nuevo libro de cuentos, en el que retrata la vida doméstica de las distintas realidades de nuestra sociedad.

El libro "Monstruos" de Romina Paredes forma parte de la colección Andanzas. Foto: composición LR/Pesopluma/Planeta
El libro "Monstruos" de Romina Paredes forma parte de la colección Andanzas. Foto: composición LR/Pesopluma/Planeta

Por: Luis Condori

“Monstruos” (Editorial Planeta) es uno de los libros de cuentos que merece toda la atención posible. Aunque su nombre nos lleve a pensar que se trata de personajes con características al mismo estilo del “Depredador”, pues es todo lo contrario: son personas reales. Personas de una sociedad que se articulan en sus distintos problemas, conectadas por la desgracia de sus acciones y ahogadas por la miseria de sus almas. El libro es un lienzo de nuestras realidades, con líneas profundas y proporcionales.

Hablamos con la escritora peruana para que nos cuente un poco más de su libro.

—Hay una pregunta que siempre me hago como cualquier lector, y es el saber cómo nace la primera idea del libro. ¿Dónde empezaste a construir tus cuentos?

—Las ganas de escribir nacen de un malestar y, en este caso, de estar encerrados en medio de una crisis sanitaria con toques de queda.

—¿Crees que la brevedad sea más efectiva para llegar a los lectores?

—Podría ser. Ahora, con el exceso de estímulos externos, quizás la brevedad se convierte en una cualidad atractiva.

—Alguna vez me dijeron que corregir un cuento es mucho más complicado que una novela. ¿Es cierto ello?

—Tengo un trabajo de 40 horas semanales, así que el recurso más valioso y complejo, para mí, es el tiempo.

—Hay una escala de dolor en cada uno de tus personajes, evidenciando sus temores y fracasos. ¿Cómo se lidia con ello a la hora de elaborar una historia?

—La escritura exige una separación que conlleva a un entendimiento. Después, el dolor se convierte en una experiencia.

—¿Se quedó algún cuento fuera de la publicación?

—No.

—La definición de monstruo va más allá de la ficción. Tu libro es un portazo a esa realidad que muchas veces nos parece tan rutinaria.

—Hay horror en la rutina y en lo doméstico. Actividades simples como ir al baño (en el caso del cuento Molka) o de un almuerzo con un familiar (en el caso de Cuéntame algo bonito) son un punto de partida interesante para ficcionar.

—Encontré muchos eslabones de familia dentro de lo que ibas contando. ¿Tu motivo siempre ha sido contar desde ese núcleo?

—Me parecen fascinantes las familias porque hablar de sus conflictos genera incomodidad. Tolstói decía que las familias felices se parecen, pero las infelices tienen un motivo especial para sentirse desgraciadas. Ese «motivo especial» es literatura.

—La reflexión de tus cuentos es que no hay un cambio social que nos permita coexistir en armonía. ¿Hay alguna esperanza para un cambio significativo?

—Arguedas, en un seminario del 66, dijo que en la literatura de Vargas Llosa, Ribeyro y Reynoso hay un constante estado de incertidumbre y no hay fe en que los males serán superados, algo que Arguedas sí tenía. Yo no tengo esperanza. Un cuento no soluciona nada, es decir, no elimina la corrupción ni enmienda nuestros problemas como sociedad. Un cuento incomoda, conmueve y, de ser el caso, te deja pensando.

—La escritora argentina Diana Bellessi dijo alguna vez que si el corazón no lo empuja, no hay poema. Para escribir, ¿se tiene más corazón o se tiene más decisión?

—Ambos. No sirve de mucho tener corazón si no tomas la decisión de sentarte frente a un cuaderno o una computadora a escribir.

—¿Qué libros te han marcado en la literatura?

  • El amante, de Margueritte Duras
  • El quinto hijo, de Doris Lessing
  • Nada se opone a la noche, de Delphine de Vigan
  • Las nieves del Kilimanjaro, cuento de Ernest Hemingway
  • Hijo de satanás, cuento de Charles Bukowski.