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Cultural

Hamlet, una versión que rompe mitos

Teatro. Con la dirección de Chela de Ferrari (de Mucho ruido por nada), actores con síndrome de Down protagonizan la adaptación libre del clásico de Shakespeare.

Por: Estefany Barrientos F.

Jaime Cruz tiene 24 años, y en su debut como actor profesional tiene el personaje que “todo actor quiere tener”: Hamlet. “Mi sueño era estar aquí, en el escenario. Quiero seguir actuando, estar en series, en el cine...”, nos dice después de la conferencia de la obra en la que intercambia personajes con sus compañeros, siete de ellos con síndrome de Down (Claudio es interpretado por Octavio Bernaza, inspirado en un político local por sus “ansias de poder”). Extendiendo los brazos, agrega que quiere que su familia vea que puede dedicarse a la actuación. “Quiero que mi madre mañana (hoy) se dé cuenta de eso”.

Jaime trabajó en el teatro La Plaza vendiendo programas y atendiendo al público, hasta que conversó con la directora Chela de Ferrari sobre “su sueño”, y fue el punto de partida. Al casting acudieron 25 personas. Tenían que aprender un monólogo adaptado del ‘ser o no ser’, detalles personales y pasar una entrevista. Hablamos con la directora en la conferencia de ayer, mientras Jaime y el elenco ensayaban pasos de hip hop para las cámaras. Se trata de una versión libre, con música, multimedia y frases sobre ellos y la sociedad. “Hamlet siempre ha estado en mi mira. Pensaba de qué forma podía reinventarlo y año tras año lo descartaba porque no encontraba al actor”, sostiene.

¿Las familias han sido parte del proceso?

Las familias han sido muy colaboradoras y entusiastas, nos han dado mucha información y han sido nuestros aliados. Por ejemplo, uno de los mitos que hemos roto es que los especialistas nos dijeron que más de una hora no podíamos trabajar. Nosotros hemos tenido entre 4 y 8 horas durante un año.

Con ensayos promedio.

Incluso más… con una ética de trabajo impresionante. Han sido de los actores más profesionales que he tenido.

¿Más que el elenco de Mucho ruido por nada: Pietro Sibille, Paul Vega…?

(Risas) ¡Sí, señor! Yo llegaba con absoluta ignorancia, en blanco, no sabía. Y me encontraba con estos actores… primero: Los más puntuales que he tenido en la historia, durante un año puntuales. Eh…muy apasionados, con mucho interés por profundizar. En algún momento cada uno se apropió de un personaje y era el especialista, investigaban, traían insumos.

¿De qué manera han aportado al guion?

Este guion se ha construido gracias a sus aportes. Y hemos cambiado cosas porque venían con ideas cuando estábamos ensayando en el teatro, hace semana y media. ¡Claro!, con una idea brillante cómo no complicarnos la vida y replantear.

¿Cuál ha sido la respuesta del público en el preestreno?

Me da la sensación de que vienen como no muy convencidos... el “cómo será”, escépticos, y salen absolutamente conmovidos, bailando con ellos. Por ejemplo, he recibido comentarios como estos: “gracias por permitirme conocer personas con síndrome. Antes desviaba la mirada para no ofenderlos”.

¿Los subestimamos?

Claro, yo misma, antes de iniciar este proceso, si me hubieran preguntado si el síndrome como condición de vida debería ser erradicada, hubiera dicho que sí. Hoy creo que el mundo es un mejor lugar porque existen personas con esa condición, porque nos enriquecen y es otra diversidad que debemos acoger.

En las primeras funciones de Mucho ruido..., algunos abandonaron la sala. ¿El teatro tiene que asumir riesgos?

Queremos que nuestras obras sean relevantes, que nos ayuden a construir ciudadanía. Yo sé que es algo remanido, pero la verdad queremos eso. Si no hay riesgo, ¿cómo haces? Nos vamos a quedar en lo mismo. Si queremos dar una mirada, hay que arriesgar; y tenemos un grupo humano que está comprometido con eso. Es muy bonito, ¿no? Porque no tengo que pelear con nadie (risas).

¿Entonces podríamos ver a este elenco en otras obras?

Sí. Lo que queremos es ver cómo pueden incluirse en obras con actores regulares.

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