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Cine y series

El sexo vende: ¿cómo el porno cambió el erotismo en el cine, la TV y a ti sin que lo notes?

Censurada pero millonaria. La industria 18+ ha impactado en más de una forma las películas y series que hoy son furor. ¿Pero ello ha sido positivo o negativo?

"Élite" es una de las producciones adolescentes más famosas de Netflix y entre el público. Su contenido explícito la convierte, además, en una de las series más eróticas del momento. Foto: Netflix
"Élite" es una de las producciones adolescentes más famosas de Netflix y entre el público. Su contenido explícito la convierte, además, en una de las series más eróticas del momento. Foto: Netflix

Con tan solo decir “porno” en una conversación, puede que la primera reacción que obtengas de tus interlocutores sea de asombro. No tanto por lo intempestivo u orgánico de su inclusión en el diálogo, sino por el simple hecho de que su mera insinuación enciende las alarmas que los tabúes han implantado en la sociedad, pese a que miles son consumidores asiduos de estas producciones.

Sabemos que hay famosas estrellas que han coqueteado con el entretenimiento para adultos en los inicios de sus carreras, pero a muchos (as) les cuesta admitir esta especie de ‘pasado oscuro’.

No obstante, la presencia de material sexual explícito en el cine ha evolucionado con el paso de los años. Este ‘destape’ ha llegado a tal punto que, aunque misógino y cuadriculado, Hollywood ha pasado de quitar fotogramas del desnudo de Kate Winslet en “Titanic” a construir narrativas comerciales muy enfocadas en el placer por simple gusto, como “50 sombras de Grey”.

No solo queda ahí, sino que parece ser que los títulos más vistos son aquellos que incluyen un toque de picante a su historia, como la descartable “365 días DNI”, la cual fue ninguneada por espectadores, famosa entre los fans de lo erótico y, a fin de cuentas, el inicio de una franquicia rentable para Netflix. ¿Pero como se dio este cambio?

Sin cuentas claras, pero con razón obvia

El uso masificado del internet ha permitido, como es de esperarse, el acceso libre y sencillo a toda clase de material. No hay que ser muy hábil en la materia para percibir que existen bibliotecas interminables de contenido pornográfico. Ello ha permitido que muchos espectadores ‘aprendan’ ciertas conductas de lo que ven y creen que debe ser.

Claramente, y aunque no haya una manera concreta de medirlo, esto ha conducido a una especie de liberación sexual en el público y la industria cinematográfica no se iba a quedar atrás. Por supuesto, no estamos incluyendo cintas ‘pioneras’ como “Saló, o los 120 días de Sodoma”, “El imperio de los sentidos”, y más.

Aun así, la popularidad de actores y actrices 18+ ha ayudado (si lo quieres ver de esa manera) a que deconstruyan paradigmas en el séptimo arte.

Sin embargo, ello inevitablemente ha pavimentado el camino a que se idealicen procesos acartonados que solo sirven para ensalzar el hilo conductor de una trama que lo necesita, mientras que la realidad es totalmente distinta. Asimismo, ha dado paso a que cineastas usen escenas eróticas solo para llamar la atención.

Es decir, nos hemos topado en más de una vez con aquellos filmes que incluyen innecesariamente secuencias subidas de tono, con el presuntuoso interés de solo agregarle un toque extra a la historia, ¿pero es necesario hacerlo? La verdad que no.

Lo ves, te agrada, lo replicas

Dentro de todo, con los diferentes movimientos sociales alrededor del mundo, parece que hemos llegado al punto en el que conocer nuestra sexualidad es una tendencia en aumento y casi como una búsqueda a la medalla del reconocimiento.

De alguna manera, el resultado ha ‘invadido’ especialmente a títulos juveniles. Seamos realistas, ¿“Élite” hubiese sido un éxito si no tuviera dosis de sexo y desenfreno cada 2x3? Probablemente hubiera pasado desapercibida.

Posiblemente, el mismo panorama habrían vivido “Sex education”, “Euphoria” (que no todos la ven por la trama), y más. Son solo hechos.

Aunque no lo creas, el cine y la TV influyen en nuestras vidas. Hábitos como fumar y beber cotidianamente se incrementan desde que vemos a los actores y actrices hacerlo en las ‘pelis’. Nos copiamos de sus outfits, posamos como ellos, incluso se nos pegan algunas frases o modismos, y lo que pasa en la cama de un set de grabación se transporta a la audiencia.