The Batman: ¿por qué a Stephen King le fascina el Hombre Murciélago?
El estreno de The Batman llegará este 4 de marzo y los fans están emocionados incluyendo al maestro del horror Stephen King.
The Batman, la película dirigida por Matt Reeves, mostrará un nuevo Hombre Murciélago interpretado por Robert Pattinson. Las expectativas son altas así como la presión de encarnar uno de los héroes más importantes en la historia de los cómics.
En la historieta Batman #400 de 1986, Stephen King escribió un breve ensayo titulado Why I chose Batman donde confiesa su fascinación por el personaje. Además, resaltó la importancia de su lado detectivesco que veremos en la nueva adaptación cinematográfica.
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“Como Sherlock Holmes, Batman miraba los rastros que dejaban los malos; tomaba las huellas; sacaba muestras de cabello de la escena del crimen y tomaba testimonios. Tenía expedientes -también como Holmes- en la forma de operar de varios criminales. Buscaba patrones, sabiendo -como todos los grandes detectives- que si se encuentra un patrón, puedes estar esperando al villano en su siguiente parada. Batman vivía con su ingenio y combatió y desarmó -en ocasiones de modo brillante- a algunos de los mejores villanos jamás creados”, resaltó.
Otro rasgo importante que el maestro del horror no dejó escapar fue la ambigüedad y oscuridad del Hombre Murciélago que lo diferencian abismalmente con otras personalidades como Superman.
“Oh, y otra cosa. Quizá la razón real de por qué me agradaba más que el otro tipo. Existía algo siniestro en él. Así es. Ya me escucharon. Siniestro”, enfatizó.
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Foto: composición / Warner Bros
Bruce Wayne y Batman: dos caras de la misma moneda
“Como Bruce Wayne era jovial, distinguido, lleno de elegancia y encanto, un tipo fácilmente identificado en su biblioteca repleta de libros alineados con un vaso amplio de brandy en una mano y una botana en la cercanía”, apreció sobre su doble vida.
“Sin embargo, cuando la batiseñal flotaba contra uno de los rascacielos de Ciudad Gótica, una siniestra y seria criatura emergía de la baticueva. Le podías disparar y sangraría... podías darle un buen golpe en la cabeza y se doblaría (al menos por un instante), pero nunca, nunca podías detenerlo”, fueron sus últimas palabras.