El experimento extremo del científico que vivió 63 días bajo tierra y reveló cómo el cerebro distorsiona el tiempo
Michel Siffre, geólogo de Francia, aceptó en 1960 uno de los retos más famosos relacionados con la cronobiología humana.
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Un científico francés, conocido como Michel Siffre, decidió averiguar por sus propios medios cómo nuestro cerebro puede distorsionar el registro del tiempo si no contamos con herramientas comunes, como un celular o un reloj, y únicamente teniendo como referencia al sol. En 1960, mediante una expedición de dos meses en una cueva de 130 metros de profundidad, lo logró comprobar.
Mediante la cronobiología humana, ciencia que estudia los ritmos biológicos de los seres humanos y cómo estos se organizan en ciclos temporales, descubrió que los seres humanos cuentan con un 'reloj biológico', que no se rige por un día de 24 horas, sino que su cerebro distorsionaba el tiempo, volviéndolo más lento.
¿Cómo el cerebro puede distorsionar el tiempo?
Michel Siffre permaneció en una cueva subterránea ubicada en los Alpes durante ocho semanas. En este tiempo, realizaba actividades cotidianas como comer y dormir, además de realizar mediciones constantes de su pulso. Según sus propias declaraciones, decidió "vivir como un perro, sin reloj, en la oscuridad, sin saber el tiempo".
Diariamente, Siffre contaba del 1 al 120, tardando un segundo por dígito. El tiempo estimado para contar se comparaba con el tiempo que tardaban sus colaboradores. Sin embargo, la sorpresa fue grande cuando vieron que el científico llevaba un registro más lento. "Me llevaba cinco minutos contar hasta 120. En otras palabras, psicológicamente experimenté cinco minutos reales como si fueran dos".
La sensación de que el tiempo se volvía más lento se confirmó cuando el geólogo salió de la cueva. Estaba convencido de que solo había pasado un mes; sin embargo, al consultar con su equipo de trabajo, le aseguraron que habían pasado dos meses. Fue entonces cuando se dio cuenta de que su "tiempo psicológico se había reducido a la mitad".
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Un ciclo de 48 horas
El hallazgo de Michel Siffre demostró que los ritmos circadianos están guiados por la naturaleza a través de la puesta y salida del sol. Esta teoría, reforzada con los estudios de otros científicos, evidenció que nuestros cuerpos tienen una especie de "reloj interno" que funciona aproximadamente en un ciclo de 48 horas.
En 1962, realizó cinco experimentos más para confirmar dicha hipótesis. De igual forma, experimentó a través de vivencias en cuevas y observó que todos, eventualmente, ingresaron en este ciclo de 48 horas. "Tenían 36 horas de actividad continua, seguidas de 12 a 14 horas de sueño", aseguró Siffre tras completar los ensayos.
La NASA y Francia interesados en el experimento
La NASA y el Ministerio de Defensa de Francia mostraron su interés en conocer los efectos de las misiones largas en sus participantes, con la finalidad de aumentar la capacidad de un soldado para mantenerse en estado de vigilia. Posteriormente, Siffre buscó extender sus conocimientos mediante una expedición a la Cueva de Medianoche, cerca de Del Río, en Texas.
Siffre buscaba estudiar los efectos del envejecimiento en el tiempo psicológico. Su experimento inicial, que duró 205 días, no mantuvo el ciclo de 48 horas de manera regular, por lo que quería despejar la duda de cómo reaccionaría su cuerpo frente a una vigilia, investigando cómo su cerebro percibía los días largos y los días que solo duraban 24 horas.




















