Científicos descubren un diminuto tiburón prehistórico con dientes en forma de clavo que vivió hace más de 300 millones de años
En el estado de Kentucky, en Estados Unidos, un grupo de investigadores hallaron una especie de tiburón que presenta características anatómicas únicas, muy diferentes a los actuales.
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- Este animal estuvo congelado por 46.000 años y fue hallado vivo gracias a un proceso biológico poco común

La historia de los tiburones se extiende a lo largo de cientos de millones de años, mucho antes de que los dinosaurios aparecieran en la Tierra. Un reciente descubrimiento en las profundidades de la Cueva del Mamut, en Kentucky, Estados Unidos, ha añadido una pieza clave a este fascinante rompecabezas evolutivo. Se trata de 'Clavusodens mcginnisi', una pequeña especie de tiburón que habitó los mares hace aproximadamente 340 millones de años.
Este antiguo depredador ha capturado la atención de los científicos debido a sus características anatómicas únicas, que evidencian una notable adaptación a un entorno marino prehistórico muy diferente al actual. Este hallazgo, además de ampliar nuestro conocimiento sobre la diversidad de los tiburones primitivos, proporciona pistas valiosas sobre cómo estos fascinantes animales han logrado sobrevivir y evolucionar a lo largo de las eras geológicas.
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Tiburón prehistórico fue hallado en la cueva más grande del mundo
La Cueva del Mamut es reconocida no solo por ser el sistema de cuevas más extenso del mundo, con más de 680 kilómetros explorados, sino también por su valioso contenido paleontológico. Durante años, los científicos han registrado fósiles de peces prehistóricos en su interior, y los hallazgos más recientes han revelado la existencia de más de 70 especies distintas. Sin embargo, una en particular destacó entre todas.
En las profundidades de una capa de roca caliza que data del período Carbonífero, los expertos hallaron restos que no coincidían con ninguna especie conocida hasta el momento. Se trataba de dientes fosilizados pertenecientes al 'Clavusodens mcginnisi', una especie nueva de tiburón. Este pequeño depredador, que medía entre 7 y 10 centímetros, estaba perfectamente adaptado para cazar en los antiguos mares que alguna vez cubrieron Kentucky.
Asimismo, gracias a la colaboración entre el equipo de investigadores y el Servicio de Parques Nacionales, se logró identificar los fósiles como parte de un grupo poco conocido de tiburones llamados 'obruchevodid petalodonts'. Este hallazgo no solo enriquece nuestro entendimiento sobre estos antiguos depredadores, sino que también modifica aspectos clave de la historia evolutiva de los tiburones.

Investigadores realizando trabajos en la Cueva del Mamut, el sistema de cuevas más extenso del mundo. Foto: difusión
El diminuto tiburón Clavusodens mcginnisi
La denominación científica del 'Clavusodens mcginnisi' hace alusión a la forma peculiar de sus dientes posteriores, que recuerdan a antiguos clavos de hierro debido a sus coronas planas y bases alargadas. Esta característica sugiere que este pequeño tiburón tenía una dieta especializada, probablemente basada en crustáceos, gusanos y braquiópodos que habitaban el fondo marino del antiguo océano.
A pesar de su reducido tamaño, Clavusodens era un cazador ágil. Su dentadura combinaba afilados dientes frontales, ideales para capturar presas, con molares posteriores diseñados para triturar conchas y exoesqueletos. Esta adaptación le permitió ocupar un nicho ecológico específico en los mares de hace 340 millones de años, evitando así competir con los grandes tiburones que dominaban los océanos de esa época.
Un aspecto especialmente fascinante de este descubrimiento es que 'Clavusodens mcginnisi' es, hasta ahora, el miembro más antiguo conocido de su grupo. Sus fósiles han permitido a los paleontólogos reconstruir parte de su linaje evolutivo, ofreciendo nuevos conocimientos sobre la diversificación de los tiburones durante el período Carbonífero.
La Cueva del Mamut, lugar que abraza la historia de los antiguos océanos
El lugar donde fueron hallados los fósiles de Clavusodens actúa como una auténtica cápsula del tiempo geológica. La Cueva del Mamut se formó a lo largo de millones de años debido a la erosión del agua sobre la roca caliza, lo que dio origen a un complejo laberinto de túneles y cámaras subterráneas. Estas formaciones lograron preservar los restos de antiguas criaturas marinas, permitiendo que los científicos, siglos después, puedan analizarlos con gran detalle.
Uno de los principales retos para los investigadores fue el difícil acceso a los fósiles. Gran parte de los restos de peces prehistóricos se encuentran en zonas con techos bajos y pasadizos estrechos, lo que obliga a los paleontólogos a trabajar en condiciones extremas, arrastrándose entre las rocas y extrayendo fósiles directamente del techo de las cavernas.
Un aspecto especialmente sorprendente de esta investigación es que, hasta hace pocos años, no se había encontrado evidencia fósil de tiburones en esta formación rocosa. Sin embargo, gracias a las excavaciones en la Cueva del Mamut, no solo se han identificado especies previamente conocidas, sino que han emergido cuatro nuevas especies, entre ellas el fascinante 'tiburón de clavo', Clavusodens mcginnisi.
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