Ciencia

El megalodón tuvo un rival en el mar peruano: así era Livyatan, la megaballena asesina

Con dientes de 36 cm de largo, este gigantesco cetáceo competía con el megalodón por ser el máximo depredador en las costas del Perú, donde se hallaron sus restos.

Se estima que el Livyatan melvillei tuvo un tamaño similar al del megalodón. Foto: composición de Gerson Cardoso
Se estima que el Livyatan melvillei tuvo un tamaño similar al del megalodón. Foto: composición de Gerson Cardoso

Se solía pensar que el megalodón era el máximo depredador marino de la historia. Sin embargo, en 2008, el reconocido buscador de fósiles Mario Urbina halló el cráneo de un carnívoro de similar tamaño en el desierto de Ocucaje (Ica, Perú). Se trata del Livyatan melvillei, una megaballena que rivalizó con el gigantesco tiburón en las costas peruanas.

"El mar de las costas peruanas debió haber sido uno de los más peligrosos del planeta y de todos los tiempos", indica el paleontólogo Rodolfo Salas-Gismondi, quién formó parte del equipo que publicó el hallazgo del Livyatan en la revista Nature.

Livyatan melvillei, un superdepredador

La investigación sobre este cetáceo determinó que fue un ancestro del cachalote, el depredador más grande de la actualidad, que también posee una enorme cavidad en su cráneo para su órgano espermaceti, que le sirve para su flotabilidad. Uno de los aspectos que más llamó la atención de los paleontólogos fueron sus dientes de 36 centímetros de largo, que probablemente usaba para cazar ballenas medianas y pequeñas.

 Cráneo de Livyatan melvillei exhibido en el Museo de Historia Natural de la UNMSM. Foto: MHN-UNMSM

Cráneo de Livyatan melvillei exhibido en el Museo de Historia Natural de la UNMSM. Foto: MHN-UNMSM

El cráneo del Livyatan, que ahora es exhibido en el Museo de Historia Natural de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, data de 12 a 13 millones de años atrás y fue descubierto en la misma capa de roca donde había dientes de megalodón (Otodus megalodon), por lo que los científicos determinaron que ambos coexistieron en la misma época.

Basados en la longitud de su cráneo (3 metros) y comparaciones con las proporciones del cachalote y especies relacionadas, los autores del estudio estimaron un tamaño máximo de 17,5 metros.

"En esta época hubo una enorme diversidad de ballenas de pequeño y mediano tamaño que vivían cerca a las costas, lo cual era un recurso enorme de alimento. Se cree que por la presencia de estas especies, la evolución produjo animales depredadores enormes como el Livyatan y el megalodón", explica Salas-Gismondi, investigador del mencionado museo y la Universidad Peruana Cayetano Heredia.

 Representación artística del Livyatan melvillei. Imagen: Balazs Petheo

Representación artística del Livyatan melvillei. Imagen: Balazs Petheo

¿Enfrentamientos con el megalodón?

En los 8 o 9 millones de años que ambos depredadores coexistieron en el mar peruano, tuvieron que competir por las presas más grandes.

"Como eran dos grandes depredadores que seguramente se alimentaban de ballenas, deben haber tenido feroces encuentros entre ellos. Es un poco difícil de estimar cómo eran estos enfrentamientos, pero seguramente fueron terribles", dice Salas-Gismondi.

Ambos poseían un tamaño similar. "Por un lado estaba el megalodón, con dientes triangulares de 17 cm, aserrados como cuchillos para cortar carne. Por el otro, estaba el Livyatan, con dientes de 36 cm de pura fuerza, 'diseñados' para destruir, para aplastar", señala el investigador.

Tanto el Livyatan melvillei (izquierda) como el Otodus megalodon (derecha) cazaban ballenas en el océano. Imágenes: MHN-UNMSM / Minimuseum

Tanto el Livyatan melvillei (izquierda) como el Otodus megalodon (derecha) cazaban ballenas en el océano. Imágenes: MHN-UNMSM / Minimuseum

La referencia actual para entender esta rivalidad son los enfrentamientos entre orcas (ballenas asesinas) y tiburones blancos, ambos con la mitad del tamaño de sus antecesores.

Los paleontólogos han hallado evidencia de mordeduras de tiburón (posiblemente megalodón) en los restos de Livyatan. En cambio, como los únicos restos de megalodón que resistieron al paso del tiempo fueron sus dientes, no se ha podido registrar los ataques que habrían sufrido a causa de la megaballena del mar peruano.