Europa estaría cerca de aprobar la compra de Activision Blizzard por parte de Microsoft por 68.700 millones de dólares. Según reporta Reuters, los recientes acuerdos de Microsoft con Nintendo y Nvidia serían suficientes para resolver los temores de que la transacción resulte anticompetitiva. La Comisión Europea, encargada de aprobar o rechazar la compra, había establecido el 23 de marzo como fecha límite para oficializar su decisión, pero lo postergó al 25 de abril. Si se confirma la aprobación de Europa, esto podría inclinar la balanza a favor de los de Redmond ante otros organismos que cuestionan el convenio, como la FTC estadounidense y la CMA británica.
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Para la Comisión Europea, los pactos de Microsoft con Nintendo y Nvidia serían cruciales para cerrar la compra de Activision Blizzard. Los de Redmond se comprometieron legalmente a llevar Call of Duty a la Nintendo Switch por 10 años, y también firmaron una resolución para publicar los juegos de Xbox para PC en Nvidia GeForce Now. A pesar de que estos anuncios han sido catalogados como un truco publicitario para contrarrestar las acusaciones de Sony, todo indica que habría funcionado con los reguladores europeos.
En caso de que Europa dé el visto bueno a la compra, será interesante ver los efectos de la decisión no solo ante sus pares de la CMA y la FTC, sino también ante la propia Sony. Brad Smith, presidente de Microsoft, dijo en Bruselas que camina por todas partes cargando un sobre con la copia del acuerdo que le enviaron a Sony antes de Navidad para asegurar la continuidad de Call of Duty en PlayStation. No obstante, la CMA ha dado a entender que podría obligar a Microsoft a vender Call of Duty para aprobar la compra de Activision Blizzard, algo que los estadounidenses ya han rechazado enfáticamente. Mientras tanto, la FTC ha presentado una demanda para bloquear la adquisición, aunque no tendría todas las de ganar.
En resumen, la aprobación de Europa a la compra de Activision Blizzard por parte de Microsoft sería una victoria regulatoria crucial para los de Redmond. Aunque todavía faltan por resolverse otros obstáculos regulatorios, este podría convertirse en un precedente que incline la balanza a favor de Microsoft ante otros entes que ponen en tela de juicio el pacto.