Está consumado. Este 18 de enero de 2023, Stadia cierra definitivamente tras un periodo de más de dos años intentando calar en el exigente público gamer acostumbrado a grandes lanzamientos AAA. Google, el gigante de Mountain View, otra vez abandona el barco, pero no termina siendo un fuerte testimonio de lo que depara el futuro en la industria de entretenimiento más millonaria del mundo.
Google Stadia fue anunciado a mediados de 2019, tras meses de especulación por la llegada de Phil Harrison a la vicepresidencia de la compañía. En noviembre de ese mismo año, sus servidores abrieron en modo beta. Ahora, tras un repentino anuncio en septiembre de 2022, el servicio queda oficialmente cesado.
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El declive de Stadia ha comprendido más de una fase durante los casi 3 años de su existencia en la mente del consumidor de videojuegos. Sin embargo, la preocupación por una posible cancelación estuvo presente siempre.
En octubre de 2019, un mes antes del lanzamiento oficial del servicio (había estado en beta desde octubre de 2018), Jade Raymond, la por entonces directora de Stadia Games & Entertainment, revelaba que lo que Google hacía era “apostar por el largo plazo”.
Tal parece que la fama que Google tiene de cancelar proyectos repentinamente pesó mucho en el sector clave: el de los desarrolladores. Gwen Frey, creadora del juego de lanzamiento de Stadia (Kine), dijo en noviembre de ese año: “La mayor preocupación de los devs es el miedo de que Google cancele Stadia al final”.
Ya en plena pandemia, entrevistas de ejecutivos de Stadia confirmaban que lo que la división quería era enfocarse en el año 2023, con un catálogo de aproximadamente 400 títulos. Por supuesto, nada de eso se consumó.
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Finalmente llegó. Tras un año de resultados regulares en ingresos (que nunca fueron publicados al 100%), la primera señal de que Google podría cerrar Stadia llegó en febrero de 2021, cuando cerraron su propia división de creación de videojuegos con Jade Raymond y compañía.
Desde entonces en adelante, las promesas de Google fueron muchas, pero siempre negaron cualquier rumor de su cierre. Poco a poco, la meta de 400 juegos para 2023 fue diluyéndose, hasta que en febrero de 2022, ya hablaban de tan solo 100 o 200 juegos a más.
Los rumores no se detuvieron, evidentemente. Dos anuncios clave en marzo y en julio parecían más ejercicios de control de daños. Un tuit de la desaparecida cuenta KilledByGoogle lanzó una teoría —que terminó siendo cierta— en julio del 2022: “Google está iniciando su plan de salida con Stadia”.
Por supuesto, en Mountain View lo negaron siempre, y hasta 3 días antes del anuncio del cierre siguieron promoviendo los nuevos juegos que llegarían al servicio. Fueron hasta 50 títulos los que estuvieron disponibles en Stadia, como máximo, en su versión Pro.
El control de Stadia será liberado para funcionar por Bluetooth con cualquier dispositivo. Foto: Google
El fallo en el que casi todos —entre analistas, jugadores y hasta desarrolladores— suelen coincidir es en la inadecuada estrategia que tuvo Google para apuntar al público gamer. A diferencia de lo que hizo Sony en los años 90 con PlayStation, los de Mountain View fallaron en analizar bien a su competencia, y pese a que obtuvieron el apoyo de algunas desarrolladoras clave como Ubisoft, su catálogo de 50 juegos quedó corto frente a competidores como Xbox Game Pass y Nvidia GeForce Now.
Stadia no fue un mal servicio en cuestiones técnicas y las múltiples pruebas de latencia frente a sus competidores que hay en YouTube lo demuestran. La arquitectura de nube que Google ha construido a lo largo de los años es robusta y este servicio lo ha confirmado. El error recae en no aprovechar mejor esta base para ofrecer al público un mejor valor.
Con esta baja inminente, regresa el aviso de que la industria gaming es tan tecnológica como social, con mucha necesidad de innovación temprana y de estrategias altamente llamativas. Stadia deja detrás la confirmación de que el cloud gaming está en el mañana, pero para quien mejor lo formule, no para quien llegue primero, tal como ocurrió con las consolas con CD en los 90.
El mayor acierto de Stadia puede haber sido también su principal fallo. La ventaja competitiva con la que entró de lleno a promocionarse fue la fortaleza de Google Cloud, una tecnología de gran escala que sirve como base para el mundo futuro, y con la que compite directamente con Amazon (AWS) y Microsoft (Azure) en diversos sectores (como el corporativo).
Sin embargo, disfrutar de videojuegos en la nube, sin descargar nada, es un compromiso de doble sentido. No solo basta un excelente sistema de computación en la nube, sino una buena conexión de banda ancha que no interfiera con el juego. Incluso en países con gran conexión, en la década pasada, el lag era inevitable, por lo que Stadia tuvo que despedirse de ofrecer juegos competitivos y enfocarse fuertemente en el single player.
El otro gran Goliath al que Google no pudo enfrentar correctamente es también antítesis de lo que Sony hizo bien. Pese a que se invirtieron millones de dólares en campañas publicitarias, en Mountain View no entendieron cómo llegar al público que estaban apuntando: el casual.