Su restaurante es una parada obligatoria para recobrar fuerzas después de visitar el nevado Pastoruri.,Iván Vicente / Revista Rumbos Cuando sientas que tus piernas flaquean por el frío, que tu cuerpo está maltrecho, que tu ánimo está por los suelos por culpa de la severidad del clima, a pesar que hace solo unos minutos te sentías en la cumbre de tu existencia al coronar los 5 240 m.s.n.m. del Pastoruri (Recuay, Áncash), entonces, en ese momento digamos crítico en el que necesitas revivir tu espíritu aventurero, se impone como única cura el portentoso 'levanta muerto' que Cristina López Ibarra sabe preparar. PUEDES VER: Sazón de madre en los rumbos del Perú La cocina de Cristina le devuelve el calor a los turistas que regresan emocionadamente abatidos de uno de los nevados que, hasta hace algunos años, era un atractivo turístico indiscutible, pero que hoy por obra y gracia del calentamiento global, se ha convertido en un símbolo de la mala salud del planeta, de la que todos somos culpables. Su imagen, aunque sigue siendo vistosa, induce a la reflexión y genera un vacío en el estómago. Un vacío en el estómago que Cristina combate con su ya famoso 'levanta muerto' o llunca, capaz de devolverle el alma al cuerpo a los turistas. Pero su historia como cocinera no empezaría aquí, sino en Tacna, la 'Ciudad Heroica', donde tuvo que enfrentar un gran desafío: conquistar el paladar de su familia política. Ella tuvo que preparar un picante de cuy a la tacneña, siguiendo atentamente las indicaciones de su suegra, quien observaba su accionar con acuciosa severidad, como si se tratara de uno de los grandes secretos y misterios de la existencia humana. A pesar de la tensión y expectativa del momento, Cristina supo que saldría airosa cuando se dio cuenta que el platillo se parecía a la receta arequipeña y que tenía, también, semejanza con el estilo huaracino, con la diferencia que en la patriótica ciudad, el cuy se sirve con ensalada. En conclusión, nada del otro mundo. La victoria estaba asegurada. No se equivocó. “Me felicitaron. Me salió rico”, dice esta mujer de 49 años que, desde muy pequeña, se alejó de su madre y sus 13 hermanos. Ellos se quedaron en Pomabamba (Áncash), mientras la cocinera del 'levanta muerto' salía a recorrer el Perú. Viajó por Arequipa, Tacna, y muchos otros lugares. Trabajó en muchas cosas. Fue ayudante de cocina y siendo madre soltera continuó con sus labores. Siempre atenta, siempre observando y dispuesta para aprender. Con paciencia ella esperaba la oportunidad para alcanzar el éxito. Y así fue como se encontró con la llunca o 'levanta muerto', el caldo sustancioso que le devuelve el latido al gélido corazón, seduce con su aroma y enamora con sus detalles: cebolla china picada, rodajas de ají, cancha serrana, limón en tajadas. El 'levanta muerto' puede ser de gallina, cordero o pollo. Su preparación consiste en hervir abundante agua con verduras picadas y trigo pelado. Los resultados son más que evidentes. Así fue para Cristina López que después de doce años de ir y venir por el Perú, regresó a Huaraz para construir poco a poco su sueño: tener su propio restaurante. Así nació Faby Star (Ticapampa – Recuay), negocio que ya tiene cinco años y es atendido por sus tres hijos, sus nueras, sus ayudantes, y, claro, por la propia Cristina. Ella ordena y dirige. Ella sabe como se debe cocinar.